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¿Por qué funcionó la revolución de la 'primavera árabe' en Túnez?

La Revolución de los Jazmines tumbó al dictador Ben Ali y puso a la sociedad tunecina al frente de su propia Transición. ¿Cómo y por qué triunfó el movimiento?

Protestas en Túnez durante la Primavera Árabe de 2011Getty Images

Túnez es el país árabe que más ha avanzado en el proceso de Transición democrática en el contexto de los países árabes. El ejemplo de cómo descabezar un régimen autoritario por la vía de las revueltas sociales pacificas -contra el dictador Ben Ali- sin despertar al terrorismo islámico. Haizam Amirah-Fernández, investigador para el Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano, considera que el balance desde el estallido de la Revolución de los Jazmines es positivo. "Es el país donde se han dado cuenta los distintos actores que uno no puede imponerse a los demás como ocurre en otros lugares. No hay más que ver los contraejemplos de Egipto o los casos de extrema violencia como en Siria".

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Para Amirah-Fernández, Túnez ya fue el país donde fueron capaces de acabar con un presidente vitalicio por la vía de las revueltas sociales de carácter pacífico. "Un ejemplo que también podría trasladarse a la forma en la que se están haciendo las cosas en el país desde el año 2010 y que en otros países árabes no han llegado a este punto" explica. Se trata de países donde no han asumido que "el juego de suma cero" no suele dar resultados, es decir, el ganador se queda con todo. En Túnez se han dado cuenta -argumenta- de que no se puede imponer un sólo actor o grupo a todos los demás como ocurre en otros países, que por la vía de la eliminación del oponente político intentan hacerse con el poder. Como en Egipto, donde quien gana quiere imponerse y excluir a los otros. En Túnez eso no está ocurriendo "porque hay una sociedad civil más desarrollada, más activa y más combatiente". Además "en los momentos críticos de la

Transición en estos últimos tres años y nueve meses la sociedad tunecina ha estado movilizándose y manteniendo la presión para que la Transición de resultados" explica.

Y para que aquella primera revuelta social árabe camine hacia una consolidación de la Transición son necesarios procesos legítimos votados en las urnas, pero también resultados económicos. "Que funcione la economía, el reparto de la riqueza y el desarrollo del país. Pero también en el ámbito de la seguridad, que los ciudadanos vean que hay orden y respeto a normas y leyes. Son los retos a los que se enfrenta ahora la sociedad tunecina, como se han enfrentado otras sociedades de otras regiones del mundo en su día, afirma Amirah-Fernández. "Requerirá tiempo" -dice- "pero los resultados claros en economía son fundamentales.

La amnistía e impunidad con los delitos del régimen de Ben Alí, aunque doloroso, los expertos coinciden en que ha sido importante para avanzar. "Mirar hacia a trás y hacia delante es difícil" -defiende Amirah-Fernández- pero en Túnez han demostrado haber sido capaces, lo han llevado a la práctica aprobando una Constitución que contó con el apoyo de 200 miembros de la Asamblea Constituyente de un total de 217 miembros de posturas muy diferentes".

La posición geográfica también juega a favor. "No se encuentra en el meollo de grandes juegos geoestratégicos, con un vecindario sumamente complejo como pueden ser los países de Oriente Próximo. Estar un poco más al margen de las grandes batallas estratégicas y equilibrios regionales supone un factor afortunado y positivo para los tunecinos" detalla.

Ciudadanía, factor clave

Si triunfó, por tanto, es por una presión constante por parte de la sociedad tunecina en los últimos años. Desde las manifestaciones de enero de 2011, al grito de ¡Fuera Ben Alí! a la destitución del gobierno y la elaboración de la primera Constitución, los tunecinos han mantenido la presión social. Y aunque el paro fuera una de la mechas de la revuelta, numerosos intelectuales defensores del proceso democrático inciden en que cambios han sido fruto de una sociedad exigente y despierta también con la política. "No ha sido nada fácil derrumbar una dictadura e intentar establecer una sociedad más equilibrada y con más justicia social" dice Awatef Ketiti, profesora de la universidad de Valencia. Por eso, explica Ketiti, estas elecciones son "sumamente importantes", la prueba de fuego de la Revolución tunecina. "Son sumamente importantes, decisivas para o bien dar respuestas reales a las esperanzas que la gente tenía cuando empezó la revuelta social o cambiar la dirección de esas expectativas". Cerca de cinco millones de tunecinos están llamados a las urnas en las primeras elecciones que serán emitidas por la televisión pública en el país.

 
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