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Siete muertos en un ataque contra una sinagoga de Jerusalén

Dos hombres, al parecer palestinos de Jerusalén Este, entraron en la sinagoga armados con un cuchillo, un hacha y una pistola y atacaron a los que rezaban

Jerusalén

Cuatro civiles israelíes –tres con pasaporte norteamericano y otro, británico- murieron este martes en el ataque perpetrado por dos jóvenes palestinos contra una sinagoga de Har Nof, un barrio en el noroeste de Jerusalén. Un policía que resultó herido de gravedad murió también horas después en el hospital. Los dos supuestos agresores también han muerto a manos de la Policía. Unas horas más tardes ha muerto uno de los agentes elevando el número de víctimas a cinco.

Los hechos han ocurrido pocos minutos antes de las siete de la mañana, según explica Joseph Posternak, un ciudadano de origen argentino que se encontraba dentro de la sinagoga Kehilat Bnei Torah en el momento de los hechos.

El rezo de la mañana había comenzado y ya estaba a la mitad cuando, relata Posternak, comenzaron a escucharse tiros. Un árabe entró en la sala disparando con un arma corta y, detrás, otro más accedió al recinto con un cuchillo grande “de los que se usan para matar animales”. En ese momento había entre 20 y 25 fieles en la sinagoga.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una imagen de archivo

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una imagen de archivo / Gali Tibbon

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una imagen de archivo

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en una imagen de archivo / Gali Tibbon

Posternak –de 45 años y que pudo salir con vida porque escapó a un salón que hay en el sótano del edificio, donde se celebran fiestas judías- sostiene que inicialmente los agresores habían entrado en una sinagoga de la misma calle Shimon Agassi, pero al ver que no había gente accedieron a la suya. “Fue muy rápido”, repite. La sinagoga y la yeshiva donde han ocurrido los hechos se encuentran en el edificio Gabriel Safdié. La policía aún no lo ha confirmado pero los vecinos sostienen que los atacantes eran árabes que trabajaban en la zona, uno como limpiador del edificio religioso y el otro, en un supermercado de la calle paralela.

Abraham, un joven venezolano residente en la zona desde hace diez años, explica que se escucharon “muchos ruidos extraños” justo a la hora a la que los niños iban saliendo para el colegio cercano. Algunos regresaron a sus casas asustados. Cree que han elegido esta calle para atacar porque “aquí no ha llegado la vigilancia extra impuesta en otros sitios de Jerusalén”, casi 3.000 agentes desplegados tras los últimos atentados y altercados religiosos en la Explanada de las Mezquitas (o Monte del Templo para los judíos). “No había patrullas en cada esquina ni aquí hay gente armada por las calles. Era un lugar fácil”, reflexiona.

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Alida, una adolescente nacida en Har Nof, ha salido a la calle al escuchar los gritos de los fieles. Reside justo frente a la sinagoga, el número 8 de la calle. Su padre ha visto lo ocurrido porque estaba en el oficio de la mañana y se ha escondido en casa. Ha sido uno de los pocos que han podido escapar sin herida alguna. “Es la primera vez que pasa algo así en este barrio. Hasta ahora me sentía segura. Todos hemos sido vecinos de paz”, sostiene. La zona, residencial, se compone sobre todo de habitantes haredim y se halla muy cerca del Museo Yad Vashem. Pequeños grupos de ultranacionalistas comenzaron a chillar: “Muerte a los árabes”.

Uri Maklef, viceportavoz de la Knesset (Parlamento) y miembro de Judaísmo Unido de la Torá –el partido al que pertenece el rabino de la congregación- ha exigido mano dura contra los terroristas, “hay que pedirle al Gobierno y a las fuerzas de seguridad una nueva manera de pensar”, ya que los llamamientos a la calma “no han servido”. “Hay que restringir en algún modo los movimientos de los árabes de Jerusalén”, añade.

Es lo que ya está estudiando el gabinete de seguridad israelí, que ha filtrado que se quiere apostar por facilitar el acceso a armas de fuego a civiles judíos y también se plantean colocar checkpoints temporales en el este de Jerusalén, zona ocupada palestina, lo que asfixiará aún más a los árabes de la ciudad. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha acusado al presidente palestino Mahmud Abbas de lo ocurrido, consecuencia, dice, de su “incitación” contra los judíos. Por eso ha prometido actuar con “mano de hierro” para evitar nuevos ataques. Pese a la crítica de Netanyahu, Abbas ha sido hoy más claro que nunca al condenar el atentado, “la muerte de judíos en su lugar de oración”, denunciable “sea quien sea que lo esté haciendo”. Facciones palestinas como Hamás o la Yihad Islámica no han reivindicado el ataque pero sí lo aplauden, entienden que es una “respuesta lógica” a las “provocaciones judías” en el Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.

 
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