El poder curativo de Sharon Jones
La cantante estadounidense se luce en Madrid presentando su último álbum de estudio y tras superar un peligroso cáncer
Madrid
Hace apenas un año Sharon Jones recibió una de esas noticias que te cambian la vida. La cantante estadounidense se preparaba para editar ‘Give people what they want’ cuando tras unas pruebas médicas le comunicaron que tenía un peligroso cáncer. Jones paró la publicación de su nuevo disco y se concentró en recuperarse y en seguir viviendo el sueño de esta antigua funcionaria de prisiones reconvertida en gran diva del soul de siglo XXI. Jones paró todo y se concentró en su recuperación. “No puedo cantar y ser feliz mientras estoy enferma. Ni siquiera he querido escuchar música. Mi mente ha estado centrada en mi enfermedad”, explicaba la cantante a la SER durante la presentación de su álbum a principios de año.
Este miércoles la cantante se presentó en Madrid junto a los fabulosos Dap-Kings. Jones irrumpió en escena como un huracán cantando ‘Retreat’ y luciendo una corta melena que va creciendo y marcando las fases de su recuperación. “Volveré a la carretera y la gente que vaya a nuestros conciertos irá viendo cómo me crece el pelo semana a semana y mes a mes”, prometía Jones en enero. Promesa cumplida. En cuanto tuvo fuerzas, Jones editó el álbum pendiente y salió a la carretera. Desde entonces la cantante ha lucido calva y su aspecto, concierto a concierto, se ha convertido en el símbolo de una lucha victoriosa que ha compartido con unos seguidores que han sido testigos de su recuperación.
Durante cerca de dos horas, Sharon Jones exhibió en Madrid toda la fuerza que brota del alma de esta mujer luchadora que llegó a la música ya mayor y que en apenas una década –y de la mano de la gente de Daptone Records- ha creado un cancionero excepcional que conecta su espectáculo con el de los grandes nombres de la música afroamericana. Jones llegó a Madrid cansada tras una larga tanda de noches sobre las tablas y a pesar de ello ofreció un recital impactante y lleno de vitalidad, de esa energía de la que se nutre la cantante cada noche para seguir adelante. Además, Jones tiene ese don de gentes que le permite meterse al público en el bolsillo y jugar con él, medio aforo acabó sobre las tablas bailando con la cantante en distintos momentos de la noche.
La velada dejó claro que Sharon Jones tiene un algo especial, un algo difícil de explicar, un algo que se siente cuando estás ante ella y ves toda la pasión que pone en lo que hace y la sonrisa que siempre luce sobre las tablas. Todo esto crea un clima especial en las salas de medio mundo, salas que sin remedio acaban rendidas a esta mujer invencible que transmite amor por la vida, por la música y por la gente. “Estoy libre de cáncer”, gritó la cantante ante la ovación del público. Jones improvisó un monólogo cantado con el que recorrió este último año, desde el día en que recibió la mala noticia hasta su visita a Madrid. El público cayó rendido en una cerrada y cálida ovación. Durante una noche íntima, Jones recorrió su discografía sin descanso y enlazando canciones y breves charlas. La noche fue subiendo temperatura al calor de los Dap-Kings, aquella banda que acompañó a Amy Winehouse y que se ha ganado un nombre propio en la escena musical gracias a un sonido sólido, potente y salvaje que les conecta con aquellas bandas de estudio que en los sesenta y setenta elevaron el género a un nuevo nivel. A su lado, Jones está arropada y protegida, con espacio suficiente para elevarse y recogerse sin peligros. “Mi banda ha sido clave en mi recuperación”, aseguró la cantante. Juntos se entregaron en una noche que les consagró como una de las mejores bandas de soul del planeta al calor de canciones tan potentes como ‘You'll be lonely’, ‘100 Days, 100 Nights’, el tema que la dio a conocer en todo el mundo y ‘Stranger to my happiness’, la explosiva balada que dio fin a una velada especial, de esas que llevan a uno a cuestionarse sobre el modo en que ve y entiende la vida y por el modo en que disfruta de todo ello. A veces solamente hace falta dejarse llevar y bailar hasta que revienten los zapatos.