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ENTREVISTA

Charlotte Vega: las paradojas de una futura estrella del cine y la televisión

Entrevista con la actriz Charlotte Vega, protagonista de 'El club de los incomprendidos' y parte del reparto de la serie 'Refugees'.

Charlotte Vega, protagonista de 'El Club de los Incomprendidos' / Carlos Alvarez (Getty Images)

Charlotte Vega (Madrid, 20 años) es un como un hermoso diamante. Por el brillo que atesora, por la luz que desprende su casi perenne sonrisa, por la trasparencia en su manera de ver la realidad que le rodea, por lo cotizada que estará como actriz en no demasiado tiempo.

Pero como el diamante, Charlotte encierra en sí complicadas paradojas que configuran su personalidad. Como el diamante, Charlotte da muestras de una portentosa dureza pese a su edad. Capaz de dejar atrás su hogar para cambiar de ciudad en pro de su carrera como actriz o de viajar por el mundo entero viéndolo como un lugar idóneo en el que buscarse a sí misma y compartir amistades. La dureza de quien considera que hay problemas para los cuales no es preciso pedir manos que ayuden a resolverlos. Bueno, la dureza y la testarudez de la edad…

En cambio, Charlotte es frágil. Le duele que la vida no pueda ser plena. Le duele el maltrato animal, el maltrato a las personas. Le duele que la sociedad desprecie o ataque sin ser consciente de ello, como cuando ningunea a un mendigo o esquiva a una prostituta. Charlotte encierra en sí la paradoja del diamante: tan dura, tan frágil.

Pasó por la serie de Antena 3 'El Secreto de Puente Viejo'. Su total dominio del inglés (ascendencia británica) le permitió en 2013 formar parte del reparto internacional de la película 'Panda Eyes' de Isabel Coixet. 2014 ha sido su año de gracia: da vida a Sofía, uno de los personajes de la serie 'Refugees' ('Refugiados') que BBC y Atresmedia han desarrollado y que pronto estrenará laSexta. Y estos días anda de promoción con la película 'El club de los incomprendidos' (Bambú Producciones), un buen filme para adolescentes que encierra interesantes mensajes para adultos. Se estrena el próximo 25 de diciembre y Charlotte a su protagonista, Valeria, una joven de instituto que tras la separación de sus padres, debe rehacer su vida junto a su madre en Madrid.

Sonríe Charlotte durante toda la entrevista. O durante casi toda. Esa es otra de sus paradojas. Aunque siempre está sonriendo, la Charlotte más madura aparece cuando la sonrisa se difumina en su cara, cuando habla del mundo, de las personas. Esta joven actriz trata muy en serio temas que otros arrinconan. Es un rasgo inconfundible de inteligencia.

Aficciones a deportes como la hípica o amigos de infancia que cursan estudios en el extranjero hacen suponer que se ha criado, al menos, sin apuros económicos en casa. Sin embargo, en Charlotte se descubre a una chica preocupada por los más necesitados. Una paradoja más en esta ya mujer a la que el 2015 le espera para abrirle las puertas del cielo del cine y la televisión.

¿Qué pregunta le harías tú a Charlotte Vega?

[Resopla y duda] ¡Qué complicado! Pues qué me gustaría conocer de ella. Si yo estuviera entrevistando a la gente me gustaría conocerles de verdad.

Pues… ¿cómo eres?

Es diferente describirte a ti misma a que te describan los demás, pero creo que soy una persona muy alegre. Es muy importante proyectar con positividad, buscar el lado positivo de la vida… siempre he vivido con eso. Mis padres han sido así también.

Sonrío mucho. La gente me dice que siempre tengo la sonrisa en la cara. Soy bastante tranquila; cuando me pongo nerviosa, no se ve mucho, me pongo nerviosa por dentro. Cuando sufro algo, lo sufro con dentro. No me gusta compartir mis problemas con los demás. Cada uno tiene su carga, su mochila… Es importante hablar las cosas, pero también hay cosas que se pueden arreglar y resolver en tu cabeza…

Los psicólogos no se van a ganar la vida contigo…

No… [ríe] ¡Estoy hablando mucho de mí ahora! [confiesa vergonzosa]

Pero eso es bueno, es la manera de que quien lea esto te conozca y no sienta que solo lee una entrevista promocional…

Conocer a las personas, sí. Las personas son muy interesantes, cada persona es única.

Dices que siempre estás riendo y que hay cosas que arreglas por ti misma sin necesidad de compartirlas. ¿No puede ser esto que seas un poco tímida y que, a veces, esa sonrisa sirva de coraza para que los demás no sepan exactamente cuál es tu estado de ánimo real?

Puede ser, sí. De hecho, Carlos Sedes [director de la película] me ha dicho desde el principio que le volvía loco porque no sabía qué pensaba yo en cada situación. A él le gusta mucho acercarse y adaptarse a cada persona, es medio psicólogo -me gusta eso de Carlos-. Me decía: "Contigo… no sé lo que piensas. Te miro y no lo sé" [ríe].

Supongo que sí; que, a veces, tengo esa pantalla de alegría para protegerme a mí misma.

¿Y cómo una persona así quiere ser actriz, que es todo exposición?

Creo que por mi amor por las personas. Cuando haces un personaje descubres algo de ti y también te metes en su piel. Existe en realidad. Es algo muy íntimo. No creo que sea tanto exponer, sino algo dentro de ti que buscas. Cualquier personaje que hagas lo tienes que buscar dentro de ti.

Es mi manera de verlo, cada actor tiene su método, pero para mí es algo muy interno.

Mirando en tu interior, ¿qué has encontrado de ti en Valeria, el personaje adolescente protagonista de 'El club de los incomprendidos'?

La timidez, la inocencia… Yo era muy inocente con esa edad, estaba muy metida en mis deportes, en mis cosas. Tenía muchos amigos.

A la vez, creo que Valeria está muy perdida. A mí me pasó lo mismo: se separaron mis padres, con la misma edad, con eso me identifico.

Pero yo creo que he tenido las cosas más claras que Valeria.

¿Por qué lo crees?

No sé [piensa]; a lo mejor por una madurez emocional… No sé. Siempre he sido de probar algo y saber si me gusta o no. Cuando abro un libro, sé si me va a gustar o no, y leo muchísimo.

Pero también me gusta que me sorprendan.

Te gusta leer. Creo que cuando tú llegaste a Madrid, no tenías ni tele ni ordenador en casa y pasabas tus ratos libres devorando libros…

Sí, cuando me salió lo de 'El Secreto de Puente Viejo', cogí todas mis cosas y todo pasó muy rápido. Cogí el primer piso que encontré y no tenía ni portátil, ni tele… No me interesaba mucho, la verdad.

Tenía ganas de conocer la ciudad, como le pasa a Valeria. Me iba a pasear, leía un montón… La gente no entendía cómo me podía leer un libro en una noche [ríe]. Ahora sí que tengo portátil. Lo que no uso mucho es la tele, me gusta ver sólo lo que me interesa ver.

¿Y eso qué es?

Me gustan muchísimo las series porque me gusta seguir un viaje y una evolución de los personajes. 'True Detective' es una de mis series favoritas; creo que 'Refugiados' tiene algo parecido que es lo que me gusta… [sonríe]; de 'House of cards' me encanta el trabajo de los actores y el guion maravilloso con cambios y sorpresas; 'Juego de Tronos' también me encanta. Y 'Orange is the new black', ¡estoy deseando que salga la siguiente temporada!

Eres seriéfila, entonces…

Sí. Me gusta mucho, como en los libros: seguir un viaje, una evolución. El cine me encanta, pero se me queda corto. Te metes el personaje en el bolsillo y ya se ha acabado…

Alex Maruny, Charlotte Vega y Patrick Criado, 'El Club de los Incomprendidos'

Alex Maruny, Charlotte Vega y Patrick Criado, 'El Club de los Incomprendidos' / Juan Naharro Gimenez

Tu personaje en la película, Valeria, sí tiene una evolución: odia Madrid y, con el paso de la película, parece que su nueva vida no es tan mala… ¿Qué destacarías en positivo de ella?

Su inocencia y su dulzura

¿Nos falta inocencia, en general, a las personas cuando maduramos? ¿Es un peaje que pagamos por "crecer"?

Creo que sí, se pierde mucho de la adolescencia que es una etapa vital porque en ella lo descubres todo; te preguntas muchas cosas y recibes las respuestas y algunas te gustan y otras no.

Luego te haces mayor y te olvidas, ni vives todo tan intensamente. Lo bonito de la adolescencia es que todo te parece muy importante.

Si no se cae en el error de reducir esta película a que todo es un juego adolescente de amores y desamores, podemos ver que uno de sus motores principales es el conflicto que se crea entre lo que los adolescentes esperan de la vida y lo que en realidad la vida es y, a la vez, lo que la vida espera de ellos (padres, profesores…) y lo que ellos quieren ser en realidad. ¿Qué expectativas tenías tú con esa edad?

Creo que no he cambiado tanto. Era muy soñadora, soñaba muchísimo. Pero a la vez era muy realista, tampoco tenía muchas expectativas de la vida. No sé por qué, porque no tuve ningún golpe que me hundiera. Mis padres me criaron en esa manera, de ser muy realista. De siempre tener los planes plantados en el suelo.

Claro que hay momentos en los que esperas cosas del amor… Tienes la imagen de la vida que te dan las películas y al final no es…

Disney ha hecho mucho daño…

¡Es que hacen daño! Tanto para chicas como para chicos porque te dan una idea de algo que no es así [sonríe]

¿Pesa mucho lo que los demás esperen de nosotros?

Sí [rotunda]

Sofía es tu personaje en la serie 'Refugiados', que pronto estrenará laSexta. Como Valeria, también es valiente, pero tiene otro punto de valentía…

Es más madura. Tiene algo de la dulzura de Valeria, pero emocionalmente es más madura. Lo que ella quiere conseguir durante la serie es tener su relación con Christian, pero mantener también su relación con sus padres, quieren que ellos le acepten a él. Lo quiere todo, que funcionen como una familia.

¿Te has preguntado alguna vez cómo es posible que los mismos guionistas que han escrito una película dirigida a un público adolescente como 'El club de los incomprendidos' sean los mismos que han escrito los guiones de 'Refugiados', la serie más americana que se ha hecho en España?

Es muy fuerte y además hecho de una forma tan rápida y consecutiva: de salir de la película a hacer la serie. No tiene nada que ver: ni fotografía, ni colores… En 'El club de los incomprendidos' los colores son más vivos, se ve más la ciudad y en 'Refugiados' es todo campo, colores más verdosos, más tierra…

Tú con la ciudad estás familiarizada, pero se podría decir que con el campo tanto o más, ¿no?

Desde los 4 a los 17 años montaba a caballo. Iba cada día y casi todos los fines de semana competía y si no, el sábado me pasaba todo el día en la hípica, era lo que me hacía feliz.

Para mí, estar rodeada de caballos es lo mejor del mundo y lo echo mucho de menos. Lo he dejado para poder concentrarme en la interpretación.

Yo volvía a casa siempre con los pantalones sucios y eso que competía y tenías que ir de blanco súper limpia. Yo era la que siempre estaba sucia de limpiar la cuadra [sonríe]. Siempre he sido muy de campo.

¿También se compite como actriz?

No lo veo tanto como una competición, creo que hay personajes para todos. Tengo muchas amigas de mi edad y de características físicas parecidas, pero no lo veo como competición: un personaje será para mí, otro para otras amigas… No lo veo como una competición.

Cuando hacía publicidad lo pasaba muy mal porque la gente era como que creía que por tratarse mal entre ellas, por hablar mal de la otra, la iban a coger. Era una sensación muy rara…

Al final, deciden otros así que es mucho mejor para nosotros llevarnos bien.

MADRID, SPAIN - DECEMBER 16: Charlotte Vega attends "El Club de los Incomprendidos" photocall at the ME Hotel on December 16, 2014 in Madrid, Spain (Photo by Juan Naharro Gimenez/WireImage)

MADRID, SPAIN - DECEMBER 16: Charlotte Vega attends "El Club de los Incomprendidos" photocall at the ME Hotel on December 16, 2014 in Madrid, Spain (Photo by Juan Naharro Gimenez/WireImage) / Juan Naharro Gimenez

Viviendo sola se aprende mucho. En 'El club de los incomprendidos' hay unos valores sobre la mesa como la confianza, la traición a esa confianza… ¿has aprendido en estos años a valorar de una forma distinta, al vivir sola, conceptos como la confianza, la amistad?

Sí, he aprendido muchísimo. Siempre he sido de mantener el contacto con las personas con las que tengo una conexión especial.

Cuando yo me mudé a Madrid, casi todos mis amigos se fueron al extranjero a estudiar a la universidad, con lo que les veo muy poco. Me parece muy importante mantener esas amistades de la adolescencia y la infancia; me mantienen viva y mantienen la persona que siempre he sido. Al final, tus amigos te definen.

¿Sigues comprando libros de recetas de cocina?

[Ríe sorprendida] Sí, ¿cómo lo sabes?

Hay que prepararse para las entrevistas… ¿Te gusta cocinar?

¡Me encanta! Me gusta leer recetas, pero siempre las cambio: me da una idea, me inspira y yo siempre meto mis cosas. Me gustan mucho las especias y todas las hierbas… En mi casa de Barcelona, que es muy luminoso, tengo una terracita con plantas… me gusta estar ahí fuera.

¿Eres de las que invita en casa a la gente y se pone a cocinar?

Me gusta compartir, me gusta cocinar con gente.

Yo creo que la cocina, la gastronomía es compartir tiempo, gustos, experiencias… con otras personas…

Sí, a mí me gusta esto. Es algo para compartir, que te inspiren

Dices que siempre estás sonriendo… Dime algo que, por regla general, te borre la sonrisa

Desgraciadamente, muchas cosas. La falta de respeto hacia las personas mayores. Yo le tengo mucho cariño a mis abuelos y en el pueblo han pasado cosas, engaños, y me saca un lado de dentro que no conoce mucha gente.

El maltrato animal, puede ser que sea la cosa que más me duela del mundo. Mi perro y mis gatos lo son todo para mí. Todos mis gatos son de la calle. En Facebook, me da rabia, siempre hay vídeos de maltrato animal y no me apetece verlo porque… [se calienta].

No quiero meterme en el tema porque es algo que me duele muchísimo y me crea una impotencia porque sé que es imposible salvar a todos los animales y personas del mundo que sufren maltrato.

Los adolescentes siempre son unos incomprendidos. Cuando nos hacemos adultos, ¿quiénes son los incomprendidos de nuestra sociedad?

La manera en la que la sociedad ve la indigencia y a los indigentes es algo que me duele mucho. La gente no se pregunta cómo y por qué esa persona ha llegado a ese punto. El desprecio con el que se les trata en la calle, me repugna.

Creo que el problema es la ignorancia. Nadie piensa que cualquiera de nosotros puede llegar a esa situación y ¿qué haríamos? Esa gente necesita toda la ayuda que podemos ofrecer.

También gente que vende su cuerpo porque han sido metidas en esa situación, que las traen de otros países, les quitan el pasaporte, les meten con drogas y le ponen una vida de la que no pueden salir.

En un futuro, me gustaría mucho poder montar algo para ofrecer cursos de entrenamiento profesional para esta gente: indigentes y personas que venden su cuerpo como trabajo. Pero para ofrecerles, no para buscarles y decirles que lo que hacen está mal; sino, simplemente, que el mensaje sea: "si quieres cambiar tu vida, aquí hay algo para empezar a ser peluquera, profesora…". Ofrecer cursos gratis para que esa gente pueda cambiar sus vidas y el resto no los desprecien.

¿Qué te ha enseñado el cine y, sobre todo, la tele? Ya no pisarás igual un plató que como lo hacías hace 2 años, quizá…

Sí, quizá con más madurez. Creo que ahora me acerco a las cosas con más calma, pero mi trabajo no me ha quitado la sonrisa.

He empezado preguntándote qué te preguntarías a ti misma; acabemos preguntándote qué le preguntarías a Valeria (tu personaje) si la vieras por la calle, si salieras del cine tras ver su historia y te encontrases con ella…

Qué buena pregunta… Le preguntaría cosas acerca de su relación con la familia, con sus amigos… Creo que le preguntaría, después de todas las experiencias que ha vivido, qué es lo que quiere de la adolescencia… Es una etapa que se acaba y es muy triste que se acaba. Hay muchas cosas bonitas de la adolescencia que, como adultos, las perdemos. FIN

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