El último viaje de Chinyere

Madrid

Su muerte, demasiadas veces, ni siquiera es noticia. Y cuando lo es, se habla de ellos como números. Se cuantifica la dimensión de su tragedia en base a la cantidad de cadáveres, desaparecidos o si había más o menos mujeres y niños. Dependiendo de los caprichos de la actualidad española ocupan un lugar más o menos residual en los medios de comunicación. Casi nunca sabemos quiénes están detrás de esos números, pero hoy, a uno de ellos, a una, la han enterrado en un cementerio de Marruecos.

Se llamaba Chinyere, tenía 26 años, nació en Biafra y soñaba con que algún día su tierra se independizara de Nigeria. Murió el pasado 19 de diciembre cuando la patera en la que viajaba con 41 personas en dirección a las costas andaluzas volcó y se ahogaron junto a ella otras 19 personas, entre ellos 8 bebés.

“Hoy es un día muy infeliz, me vienen todos los recuerdos. Teniendo aquí delante el cuerpo de mi mujer me acuerdo de aquella madrugada horrible, de cómo llamábamos a Marruecos y España para que nos rescataran pero nadie vino a ayudarnos, cuando llegó la Marina marroquí ya era muy tarde y 20 personas murieron, yo sobreviví de milagro. Se pudo haber evitado, pero hoy por fin puedo enterrar a Chinyere” afirma desde Tánger,vía telefónica, Mathieu, el marido de la joven nigeriana que ha recibido sepultura este mediodía acompañada de amigos y otros miembros de la comunidad africana residentes en la ciudad marroquí.

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“ Chinyere es una chica Igbo( uno de los grupos étnicos mayoritarios en Nigeria) de la región de Biafra. Salió de Nigeria en 2012 por los problemas terribles que sufren las mujeres en Nigeria, la falta de oportunidades y por el conflicto en su región. Salió de allí en busca de una mejor oportunidad para ella y su familia, que es muy pobre. Había estado viviendo en Rabat, después vino a Tánger y aunque acabó consiguiendo la residencia marroquí, nadie le dio una oportunidad de trabajo y vivía siempre de la mendicidad hasta que decidió subirse a la patera hacia España y Europa buscando más oportunidades que en este país” detalla Helena Maleno, del colectivo Caminando Fronteras en defensa de los derechos de los migrantes, que ha asistido a la ceremonia que ha comenzado en torno a las 11 de la mañana hora española en la morgue de Tánger.

El naufragio de la patera no fue uno más, ninguno debería serlo. Pero será recordado por las quejas de los ocupantes de la barca y de organizaciones como Caminando Fronteras que consideraron “ una negligencia que nadie fuera a rescatarlos antes cuando llevaban dos horas llamando a los servicios de salvamento de España y Marruecos. La patera iba mal, pinchada, pidieron auxilio para que les rescataran y nos dijeron que estuvieron 2 horas sin que nadie fuera a ayudarles, que finalmente la patera volcó y sólo los que estaban a los costados y pudieron agarrarse a la barca se salvaron y el resto se quedaron para siempre en el Estrecho, la marina marroquí sólo pudo recuperar 9 cuerpos, entre ellos el de Chinyere” lamenta Maleno.

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“Casi nadie sabe que los migrantes tienen derecho a un entierro gratuito. Llevamos una línea de incidencia en políticas públicas para exigir a Marruecos que cumpla con sus responsabilidades con respecto a personas desfavorecidas o vulnerables, entre ellos, los migrantes y exigimos desde el acceso a la salud al derecho a ser enterrados gratuitamente. Es un proceso al que tienen derecho, que se hace muy largo, tienes que ir a muchas administraciones y que muchos no conocen. Aquí en Tánger con el trabajo de mucho tiempo, de sensibilización y en coordinación con la morgue de la ciudad hemos conseguido que se les entierre gratuitamente, que a estas personas se les dé una acogida digna, esto hay que resaltarlo, el respeto y lo bien que les tratan, como a cualquier ciudadano marroquí, que son personas como los marroquíes como los españoles y que tienen derecho a una vida digna y a una muerte digna” afirma Maleno, afincada en Tánger, una delas mayores expertas en migraciones y trata a la que acuden muchos migrantes en busca de ayuda cuando padecen violaciones de derechos humanos o cuando alguna patera desaparece.

Enterrada en Asilah

A Chinyere la han enterrado finalmente en el cementerio cristiano de Asilah, porque no había sitio en el de Tánger, ”se ha hecho una ceremonia igbo, porque la mayoría de las que la han acompañado son de este grupo étnico, también ha venido un pastor religioso igbo, se ha pedido un sarcófago, se la ha lavado y vestido entera de blanco, la morgue les ha regalado un ramo de flores, ellos han filmado y fotografiado todo porque se suele hacer así en sus ceremonias, y una vez colocado el cuerpo en el sarcófago se la han llevado al cementerio de Asila después todos comerán juntos y con todo se hará un vídeo de la ceremonia que se le enviará junto con las fotos a las familia en Nigeria, será la forma de que la familia descanse en paz, porque para los africanos, para los nigerianos es muy importante encontrar el cuerpo, darle entierro y que la familia sepa qué se ha hecho” subraya Maleno.

En la mayoría de los casos no sucede lo mismo, “en la mayoría de los casos, los muertos de las pateras están entre 3 y 6 meses en la morgue, se da la oportunidad de que alguien vaya a identificarle y si no es así normalmente se les da sepultura en un cementerio musulmán” recuerda la activista.

“Quería venir a Europa para sacar de la pobreza a su familia y para conseguir derechos y libertades que le faltaban en la región en la que nació. Encontró a su marido hace un año, en el periplo migratorio, todas sus amigas que han venido al entierro nos decían que era una chica muy simpática, acogedora, que compartía, que aún no quería tener hijos al ver el sufrimiento de las compañeras de viaje que los habían tenido. Estaba muy unida a su marido, él se ha desmayado en la ceremonia, ha quebrado de dolor, sobre todo porque él estaba en la misma patera y estuvo a punto de morir, lo llevaron de la patera al hospital y nada más recuperarse pidió a las Fuerzas Auxiliares ir a la morgue a ver el cadáver y no le dejaron, sólo cuando salió del hospital y después de que lo interrogaran pudo ir a verla. Ella era una chica muy querida en la comunidad igbo”.

Hasta aquí el último viaje de Chinyere, que nunca será un número.