Hace tiempo que en el PSOE, como en cualquier otro partido, circulan rumores que muchos difunden sin saber. Circulan sobre todo en las épocas de mayor inestabilidad, como es el caso. Es verdad que la destitución de Tomás Gómez suena desde hace meses y ha aparecido en casi todas las ruedas de prensa, pero el lunes pasado parecieron producirse las primeras evidencias. «No hay nada, quienes hablan de apartar a Tomás confunden sus deseos con la realidad», respondió ese día la dirección. Mentían. Se ha sabido ahora que para entonces Pedro Sánchez ya tenía meditada la decisión y había hablado con varios dirigentes del partido, resuelto a dar un golpe de autoridad en pleno debate sobre su liderazgo y advertido también del incendio que podía provocar. «Está pensado -sostiene un miembro de la dirección-. Nos hundíamos con Tomás». La destitución de Tomás Gómez, enfrentado años antes con Pedro Sánchez aunque luego le apoyó para liderar el PSOE, cuenta con el aval de la ejecutiva. La permanente, que se reunió este miércoles en Ferraz, apoyó la decisión salvo en el caso de la madrileña Eva Matarín, que criticó «el error» que se cometía. Según algunos asistentes a ese encuentro, el recién designado presidente del PSM Pedro Zerolo expresó palabras de apoyo para Gómez, en el estilo -dicen- de lo que hizo Antonio Miguel Carmona en la sede del PSM. Carme Chacón se quejó de las formas y los andaluces Micaela Navarro y Antonio Pradas no estaban. Pero la decisión fue adelante. Sánchez ya había hecho algunas llamadas antes de eso y en sus conversaciones con dirigentes del partido les había hablado de la necesidad de dar «un golpe de timón» en una federación que, casi por tradición, se enemista con la dirección federal. Esta era la excepción hasta la fecha, porque el propio Tomás Gómez está sentado en la ejecutiva de Pedro Sánchez. «Todo el mundo decía que en Madrid había que hacer algo porque nos íbamos al desagüe. Y ahora criticarán que se haya hecho algo para cambiar la situación», argumentan hoy en esa misma ejecutiva. Algunos secretarios generales han hecho llegar su apoyo a Ferraz, que ha observado también cómo Susana Díaz prefería no pronunciarse sobre el asunto cuando le han preguntado en un acto público. Pero en la dirección saben también de las dudas que despierta la operación, a cien días de las elecciones. El propio César Luena reconocía que existen varias opiniones, la mayoría de las que él conoce partidarias a la destitución de Gómez, pero advertía: «En el PSOE manda y gobierna la dirección federal y Pedro Sánchez. Es importante escuchar a todo el mundo, pero más importante tomar las decisiones». «Le hacía falta un golpe de autoridad», asegura un líder territorial que aplaude la decisión, que ya en la conferencia autonómica expresaba su preocupación por Madrid y que, en fin, reconoce que animó a Sánchez a dar un paso al frente. Lo da ahora, cuando se le discute su oferta de pactos de Estado al PP y su foto con Rajoy tras el acuerdo antiterrorista. Ese acuerdo hizo resurgir de manera inesperada a Eduardo Madina, que compitió con Sánchez el pasado verano, y que se preguntó en voz alta «qué le ha pasado al PSOE» por avalar la cadena perpetua. Fue en la reunión de los diputados socialistas de la que se seguía hablando este miércoles en el Congreso hasta que ha estallado la crisis madrileña. «Traerá lío», pronostica un veterano que conoce bien el partido y sus resortes. Y lo decía antes de escuchar la reacción huracanada del PSM. «Molestarán las formas y parece que Pedro ha hecho esto como tabla de salvación de su tocado liderazgo», diagnostica otro dirigente. En el Congreso, el diputado Odón Elorza se preguntaba qué pasa si al final Gómez no resulta imputado ni implicado en ningún escándalo. «Pero es que esto no tiene nada que ver con el código ético, tiene que ver con la situación y con demostrar que en Madrid queremos salir a ganar», respondían en la cúpula. Ocurre que las últimas encuestas tampoco dejan muy bien al PSOE de Pedro Sánchez, al que en este momento el CIS sitúa como tercera fuerza. Está por ver la profundidad de la herida que a Pedro Sánchez se le abre en Madrid y el pulso que ya tiene planteado. Están por ver las consecuencias de un incendio, palabra muy usada este miércoles en el PSOE, provocado en la puerta de las andaluzas y en la antepuerta de las autonómicas y municipales con encuestas nada halagüeñas. Y está por ver si el secretario general logrará que el exministro Ángel Gabilondo, que aparece en todas las quinielas, acepte el reto de ponerse al frente de una candidatura para la comunidad de Madrid en plena convulsión. «Gabilondo da mejor que Tomás en las encuestas», añadía otro barón del partido. Está todo por ver porque, como ha dicho el propio Gómez, esto no ha hecho más que empezar. Y no hace falta saber mucho de política para saber que el PSOE ha decidido meterse en otra guerra en un momento de gran debilidad.