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¿Ficción o realidad?, muñecas hinchables a la carta

El tradicional maniquí de plástico ha quedado atrás, el mercado ya permite adquirir réplicas hiperrealistas que pueden llegar a costar 10.000 euros

Vicent Kessler Reuters

Madrid

Britney de nombre, morena de pelo, labios rojos y manicura francesa. Si puede ser, ojos grandes y azules, un piercing en la nariz y pecas en la cara. Puede parecer la escena de una película futurista pero desde hace ya algunos meses esto puede ser la recreación de un pedido virtual a cualquier sex shop.

La tecnología avanza a pasos agigantados. Smartphones, tablets, Google Glases… la era digital ha llegado para quedarse definitivamente. Y, ¿por qué no iba a llegar el desarrollo al mercado del sexo?. Mejorar la calidad de la compañía es el objetivo, ya nadie se conforma con la tradicional muñeca de plástico, de boca redonda y una textura del siglo pasado.

Proceso de fabricación de las sex doll / VINCENT KESSLER

El futuro –ahora ya podemos decir el presente– es caprichoso. Personaliza los detalles más absolutos, escoge los atributos faciales, el tamaño de los pechos e, incluso, la forma de la vagina. Un menú a la carta a gusto del consumidor que no deja nada al azar.

Se puede poner en posiciones muy diferentes gracias a que tiene un esqueleto metálico articulado. Mide alrededor de 1’60 y pesa alrededor de 40 kilos. Además, su piel de silicona tiene un tacto especial para que se parezca lo máximo posible a la humana. Los comerciantes recomiendan encarecidamente leerse un manual de uso –incluso algunos exigen firmarlo– para evitar una mala manipulación de la muñeca.

Movimientos de la muñeca de silicona / Doll story

Supone un giro de 360 grados. Los maniquís han dejado de ser simples juguetes sexuales para erigirse como la compañía de mucha gente. Sino que se lo digan a un ciudadano canadiense que decidió viajar al Reino Unido junto a su compañera de silicona, a la que mueve en una silla de ruedas.

Sin embargo, adquirir un consorte de estas características no resulta para nada barato. Depende de los atributos y las características extras que cada uno añada, el precio de la muñeca –no hinchable– puede oscilar entre los 3.000 y los 10.000 euros.

Sin embargo, existen alternativas mucho más asequibles para el bolsillo. Las tradicionales muñecas hinchables no tienen el mismo realismo pero se pueden adquirir desde unos 50 euros. Muchos se preguntan qué va a pasar con éstos maniquís, ¿las muñecas de silicona significan la muerte de las tradicionales?. Parece que no. Las redes sociales han encontrado un nuevo uso para éstas, la mofa.

Muñeco hinchable para ellas

Aunque el mercado todavía tiene nichos por explorar. Al contrario de la grandísima variedad de modelos diferentes para hombres, las mujeres todavía no pueden escoger entre varios modelos de muñecos sintéticos –e hinchables– pensados para ellas.

Complicado de responder es cuál será el futuro de estos juguetes sexuales. Sin embargo, las compañías comienzan a dar pistas y ya se han creado los primeros prototipos de robots.

 
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