Sociedad

“Todos nos cierran las puertas”

Una joven siria que ha entrado en Ceuta con sus dos niños pequeños denuncia las dificultades para salir de la ciudad autónoma y las trabas para pedir asilo

5.947 personas pidieron protección en España en 2014 según datos de ACNUR a los que ha tenido acceso la Cadena SER / Jordan Pix Getty Images

Ceuta

Salma -prefiere no dar su nombre real- lleva menos de dos meses en territorio español, un tiempo aparentemente corto pero que le está haciendo eterno. Desde que cruzó la frontera de Marruecos con Ceuta sus días, junto a sus dos hijos de 9 y 7 años, transcurren en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad autónoma.

“Somos de la ciudad siria de Homs, vinimos por Turquía, pasamos desde Alepo a Turquía, de allí a Argelia en avión, pero de Argelia a Marruecos por las montañas, muchas veces a pie. Tengo 2 niños, el niño de 9 y la niña de 7 años. Este viaje lo hemos hecho en 4 meses, ha sido lo más difícil que he hecho en mi vida, hemos visto todos los peligros, mucho miedo, ha sido muy difícil, sobre todo al pasar de Argelia a Marruecos por las montañas, por la noche, con el frío”, relata esta joven, en perfecto francés, cuando la encontramos en las cercanías del CETI.

Como la gran mayoría de los más de 5.000 sirios que han entrado por las fronteras de Ceuta y Melilla desde que comenzó el conflicto hace ahora 4 años, ella también ha tenido que buscarse una vía de entrada de pago, forzada por la falta de alternativas de entradas regulares a Europa para familias que como la suya huyen de una guerra, “aquí llevo un mes y medio, entramos a Ceuta con un pasaporte español, por supuesto que pagando, si pagas entras sin problema, pagué 1.100 euros por cada uno de los pasaportes falsos, 3300 euros, todo el dinero que nos quedaba en la familia”, cuenta Salma, mientras clava su mirada en el suelo.

"Entré junto con mi camarada, ella tiene 4 niños, y las dos entramos sin ninguna protección, nuestros maridos se han quedado en Turquía porque allí les robaron los pasaportes y no pueden llegar aquí”, aclara esta treintañera siria desesperada al ver como los días pasan y no le permiten salir de Ceuta y marchar hacia Dinamarca. Espera que " nos den lo antes posible el laissez passer (el permiso que permite a los inmigrantes cruzar el Estrecho y llegar a la península", pero ella no es una migrante, es como sus hijos, unos refugiados que huyen de una guerra y que la legislación española atrapa en una maraña administrativa que parece diseñada para desincentivar que pidan protección en nuestro país. Y es que como ha denunciado reiteradamente la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) o el propio ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) , España incumple la legislación sobre asilo al impedir la libre circulación por el territorio nacional de aquellos que lo piden en Ceuta y Melilla, no salen hasta que no se resuelven los expedientes. La ley de asilo en España permite que todo solicitante de asilo pueda moverse dentro del país con libertad hasta que se resuelva si tiene derecho a la protección o no. En Ceuta y Melilla el Gobierno se lo pasa por alto.

“Queremos irnos pero no tenemos manera, queremos irnos a Dinamarca porque mi familia está allí pero todo el mundo nos cierra las puertas, no tenemos otros medios para salir. ¿Qué puedo hacer aquí? nada, por eso no pido asilo y quiero irme para reencontrarme con mi familia, con mis hermanas , con mi padre y mi madre, mi padre tiene 96 años , quiero verlos, a mi madre también, hace 3 años que no los veo, no me voy a Dinamarca porque sea mejor o peor que España, solamente por la familia” y hasta allí quiere llegar lo antes posible , y está tan desesperada que no quiere pedir asilo porque otros compatriotas que llevan más tiempo en el CETI le han advertido de que si lo hace ella y sus hijos estarán en Ceuta hasta que se resuelva su petición de asilo" y me han dicho que puede ser tres, seis meses o un año y no puedo perder más tiempo aquí " remata.

Y los días siguen pasando, intenta que sus niños aprendan mientras español y no dejen de ir a la escuela, un lujo desde que salieron huyendo de Homs, su ciudad natal, “es muy difícil para los niños estar aquí. Para nosotros sin problema, dormimos y comemos, etc. pero los niños es muy difícil, por ejemplo, los llevo al colegio bajando cada día por esta montaña, puedes ver cómo lo hacemos, es realmente difícil vivir así”, relata Salma, que ahora clava su vista en el Estrecho, con la mirada perdida.

 
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