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Netanyahu sorprende y consigue una cómoda victoria en las elecciones israelíes

El líder de la coalición de centroizquierda reconoce su derrota

Se espera que el líder israelí conforme un gobierno en las próximas semanas

Jerusalén

Los sondeos se equivocaron y las estimaciones realizadas por los principales medios de comunicación el martes por la noche también. Los israelíes se fueron a dormir con un empate técnico entre el partido de derecha, el Likud, del primer ministro Benjamin Netanyahu, y la Unión Sionista, coalición de centro-izquierda liderada por el laborista Isaac Herzog y la perspectiva de arduas negociaciones para formar gobierno que podrían durar semanas. Pero esta mañana se despertaron con unos resultados oficiales que daban una amplia victoria al Likud, que consigue 30 escaños sobre un total de 120.

Contra todo pronóstico, Netanyahu sale fortalecido de estos comicios y tendrá un margen de maniobra amplio para formar gobierno.

La Unión Sionista, considerada hasta ayer favorita, consigue 24 diputados. Es un resultado decepcionante para esta lista que estaba convencida de ser la alternativa que buscaban los electores para poner fin a la era Netanyahu.

"No es un día fácil para nosotros ni para quienes creyeron en nosotros”, lamentó esta coalición en un comunicado.

"Nada ha cambiado, seguiremos luchando por una sociedad más justa”, declaró Herzog, que llamó a Netanyahu para felicitarlo.

El resto de escaños, muy repartidos

Los casi 70 escaños restantes hasta llegar a 120 se los reparten la lista árabe unida que se transforma en la tercera fuerza política del país, con 14 diputados, el partido de centro Yesh Atid, con 11, la formación Kulanu, escindida del Likud, con 10, los partidos religiosos ultraortodoxos, que reúnen 13 diputados, formaciones de derecha nacionalista y un pequeño partido de izquierda, Meretz.

Pese a los cómodos resultados para Netanyahu su partido necesita alianzas para llegar a la mayoría absoluta, es decir a los 61 diputados que le permitirán gobernar

Pero Netanyahu, con esta ventaja de seis escaños con respecto a la Unión Sionista, no tendrá grandes problemas para recabar apoyos y llegar a esta mayoría. En este momento es casi imposible matemáticamente hablando que la Unión Sionista pueda formar gobierno y la única forma de estar presentes en el futuro ejecutivo sería unirse a la coalición orquestada por Netanyahu, una posibilidad que Herzog no ha mencionado por el momento.

Para formar gobierno Netanyahu se ha dirigido primero a los partidos nacionalistas, como Hogar judío, que consiguió ocho escaños y representa fundamentalmente a los habitantes de las colonias de Cisjordania y Jerusalén-Este. Después tanteará a las formaciones religiosas y al partido Kulanu, cuyos 10 escaños son un apoyo más que apetecible.

El líder de Kulanu, Moshe Kahlon, cuyas diferencias con Netanyahu le llevaron a salir del Likud y fundar su propio partido, explicó que el primer ministro le llamó y dio a entender que podría darle su apoyo. “No hay problemas personales entre nosotros, sólo diferencias ideológicas que espero que se resuelvan con un gobierno más centrado en las cuestiones sociales”, explicó.

Con estas alianzas al primer ministro le salen las cuentas y el futuro gobierno israelí podría trazarse en los próximos días. Netanyahu dijo este miércoles por la mañana que se daba de plazo “dos o tres semanas” para anunciar el nuevo ejecutivo.

El proceso de paz: y ahora, ¿qué?

La gran pregunta es qué pasará con las negociaciones de paz israelo-palestinas, congeladas desde abril de 2014, en este futuro gobierno. En los últimos días, Netanyahu radicalizó su discurso por razones electorales y aseguro que mientras él sea primer ministro no habrá Estado palestino, Jerusalén no se dividirá y la expansión de las colonias en los territorios ocupados seguirá adelante.

“Lo increíble es que un primer ministro que ha llevado al país a la bancarrota moral y económica pueda seguir adelante. Netanyahu no ha hablado de esperanza sino de miedo y los israelíes le han creído”, declaraba a la SER Gaby Lasky, candidata por el partido de izquierda Meretz.

Este discurso radical del primer ministro, que le ha dado excelentes resultados en las urnas, provoca un claro disgusto en Estados Unidos, su principal aliado, con quien las relaciones no están en el mejor momento, y confirma la idea entre los palestinos de que Netanyahu jamás ha estado a favor del diálogo.

Responsables palestinos aseguraron esta mañana que en este momento y con estos resultados electorales “no hay interlocutor” israelí para hablar sobre la paz y pidieron a la comunidad internacional que deje de “defender a Netanyahu y sus políticas”.

Sin embargo, Netanyahu es un animal político y un hombre pragmático que puede cambiar de discurso para restablecer las buenas relaciones con Estados Unidos o para fortalecerse en el poder.

 
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