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Que nadie dé al Madrid por muerto

Siempre que el Madrid salió airoso del feudo blaugrana utilizó la misma receta, intensidad y ayudas en defensa con una contra muy rápida y último pase en velocidad para cerrar el ataque

Bale y Cristiano, en el Camp Nou

Bale y Cristiano, en el Camp Nou

Madrid

El Madrid nunca se arruga en el Camp Nou. Si la excepción confirma la regla, sólo salió trasquilado una vez. Con Mourinho en el banquillo, por 5-0, en el 2010. Incluso hasta resucitó en alguna ocasión en el campo de su eterno rival. Sin ir más lejos la última Liga ganada por los blancos la sentenció allí Cristiano en el 2012. Meses antes, en la Copa, y pesar de caer eliminados, Özil y Benzema firmaron un partido imborrable.

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El porqué en los últimos años juega mejor fuera que en casa puede tener una explicación en los espacios. El Real Madrid es un equipo nacido para correr. Los Cristiano, Bale y Marcelo de ahora son los Roberto Carlos, Baptista o Ronaldo ‘el gordito’ de antes. Alimentados todos ellos por virtuosos del último pase como Modric, antes Özil y mucho antes Guti.

Siempre que el Madrid salió airoso del feudo blaugrana utilizó la misma receta, intensidad y ayudas en defensa con una contra muy rápida y último pase en velocidad para cerrar el ataque.

Aunque Ancelotti ha recuperado el gusto por la posesión del balón, por el protagonismo en el juego, con Isco y Benzema como protagonistas, este partido parece que tendrá un dominador, el F.C. Barcelona, y un equipo que deberá estar muy juntito, el Real Madrid, con la defensa ligeramente adelantada, con las líneas muy próximas para evitar ser vulnerable.

El ruido ambiental no le influirá. Más bien todo lo contrario, le motivará, e incluso, si me apuran, le favorecerá no jugar en casa, con la que está cayendo partido tras partido en el Bernabéu donde a los jugadores se les hace complicado agradar. A los jugadores el examen diario de su público les preocupa e, incluso, les entristece, pero no tiene solución y este partido marcará la temporada de los de Carlo Ancelotti.

Pase lo que pase, muchos acertarán su pronóstico. Yo prefiero ser cauto. He visto a un Real Madrid hundido con Juande Ramos recién llegado tras el cese de Schuster y ocho bajas plantarle cara con Drenthe y Palanca. O un Madrid triturado por Capello en Múnich y tres días después empatando con Guti, Ramos y Van Nistelrooy reviviendo para llevarse dos meses después una Liga. Históricamente hasta el malogrado extremo inglés Laurie Cunningham firmó en los ‘80 su mejor partido allí con el Real Madrid.

Resumiendo, que el Madrid está mal no es noticia. Lo que me asombra es que hasta los más optimistas firmen un empate o una derrota digna. Una plantilla que en quince meses con Ancelotti, tras soportar tres años de sequía con Mourinho, ha ganado la Décima, el Mundialito, la Copa y la Supercopa merece un crédito. No sé si ilimitado, pero sí al menos a corto plazo… en el Camp Nou.

 
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