"Que ninguna persona con Síndrome de Down se quede en casa"

Madrid

“Jamás pensé que iba a trabajar. Quiero trabajar mucho tiempo y poder colaborar”. Emilio Cortés tiene 24 años y trabaja para 'Sony Music'; puede sentirse afortunado por ello, ya que, en España, el porcentaje de desempleo en jóvenes menores de 25 años rebasa el 55%. Sin embargo, su situación es algo diferente a la del resto de jóvenes españoles. Emilio sufre discapacidad intelectual y, pese a la inserción de personas con discapacidad en las empresas, el pasado 2012, la tasa de desempleo de este sector de la población se duplicó en nuestro país, alcanzando el 33 % de desempleados.

A pesar de ello, Emilio está trabajando, se siente a gusto en la empresa y con sus compañeros y sus progresos son visibles día a día. A él la crisis y la discriminación laboral, los datos devastadores y los porcentajes de jóvenes y discapacitados parados no le dejan sin aliento.

“Los lunes cuando nos levantamos, generalmente no queremos ir a trabajar. Sin embargo, cuando Emilio acude al trabajo y le preguntamos ‘qué tal’, él dice que genial. Genial porque tiene que trabajar”. Gema Molina permanece a su lado, atenta ante cada una de sus palabras. Es su preparadora laboral, un nuevo puesto que se ha creado recientemente en los Centros Ocupacionales, con el fin de enseñar a los jóvenes como Emilio las diferentes tareas para conseguir su inserción laboral.

Desde hace dos meses, Gema acompaña a Emilio al trabajo, ofreciéndole apoyo durante toda la jornada. Este apoyo se va retirando paulatinamente, conforme la persona va desempeñando las tareas y se va desenvolviendo bien en su puesto de trabajo.

Ante el desconocimiento generalizado hacia este colectivo, la preparadora laboral insiste en que todas las empresas lleven a cabo esta iniciativa ya que, como Emilio, son muchos los que reúnen las aptitudes y, sobre todo, las ganas por desempeñar tareas dentro de una empresa.

“Un trabajo supone mucho para estos jóvenes y cada vez son más las empresas que reconocen los méritos”, afirma Soledad Herreros, directora de la Fundación Prodis, una organización que nació hace 15 años para apoyar a los jóvenes con discapacidad intelectual al finalizar su etapa escolar y hacer hincapié en su integración laboral y social.

Más que un puesto de trabajo

La Ley General de Discapacidad –llamada anteriormente ‘LISMI’- obliga a las empresas con más de 50 trabajadores a tener, al menos, un 2% de personas discapacitadas entre sus empleados. Sin embargo, esta ley se cumple en porcentajes muy bajos, incluso en la propia Administración, en las empresas públicas y otros organismos del Estado. “Tenemos que hacer realidad el cumplimiento de esta ley”, insiste la directora de la Fundación Prodis, que encuentra en el trabajo la culminación de la integración y realización de estos jóvenes.

El incumplimiento de esta ley, como la del resto, está sancionado. Pero son muchas las empresas que escapan de las inspecciones. También son muchas las que ni siquiera llegan a ser inspeccionadas.

Por otro lado, la Ley General de Discapacidad no concreta el tipo de discapacidad. Por lo que muchas sociedades optan por llenar sus filas únicamente con personas con discapacidad física, olvidándose de aquellos que padecen una discapacidad psíquica.

La segregación no es útil

Inexplicablemente, aún son muchos los que rechazan a los jóvenes con Síndrome de Down. Y es que el ser humano tiene una tendencia innata a segregar. Es decir, a apartar y arrinconar aquello que le perturba su tranquilidad. Sin embargo, cada vez son más los que apuestan por el potencial de estos chicos que reúnen las cualidades y aptitudes para desempeñar los puestos de trabajo de las empresas ordinarias. Como antesala del Día Mundial del Síndrome de Down, el martes pasado se celebraron los Premios STELA, que reconocen a un total de 17 empresas que apuestan por la incorporación de trabajadores con discapacidad intelectual a sus plantillas. Emilio, el chico encantado de ocupar uno de los puestos en la familia de 'Sony Music', fue el encargado de recitar el discurso central del acto.

Ampliar

Tal y como afirma Soledad Herreros, el objetivo es claro: “La meta debe ser que no haya ninguna persona con Síndrome de Down que esté en casa sin amigos, sin trabajo, sin sitios a los que acudir, sin poder participar de los servicios que nos brinda la sociedad española actual”.