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CICLISMO

Degenkolb conquista el "infierno del norte" en un sprint final

Ciento diecinueve años después de que Josef Fischer ganara la primera edición de la París-Roubaix, otro alemán, John Degenkolb, ha conquistado el "infierno del norte", la gran clásica del pavés, batiendo al esprint a sus seis compañeros de escapada

John Degenkolb celebra la victoria en la Paris-Roubaix / FRANCOIS LO PRESTI AFP

Al último kilómetro llegaron siete corredores, que se jugaron el triunfo en el velódromo. Degenkolb, el que más había trabajado para hacer el corte definitivo, aún tuvo fuerzas para ganar el esprint al cabo de 253,5 kilómetros y 27 tramos de adoquinado repartidos en 54 kilómetros.

El triunfo del ciclista germano, de 26 años, no es ninguna sorpresa, fue segundo en la pasada edición y hace unas semanas también fue el primero en uno de los denominados "monumentos", la clásica italiana Milán/San Remo. Una victoria en una de las carreras más importantes y añejas del calendario del ciclismo, con la que el británico Bradley Wiggins se despide de la ruta para regresar a la pista y preparar los juegos de Río de Janeiro 2016.

Esta edición del "Infierno del Norte" fue más llevadera al faltar la lluvia, el barro y el viento por carreteras comarcales en las que generalmente transitan tractores.

Fue una "clásica" sin esa dureza que le caracteriza, a pesar de los 27 tramos de pavés repartidos en 54 kilómetros, que no fueron decisivos como en otras ocasiones debido al control de equipos con "esprinters" y prueba de ello es que Wiggins no lo pasó bien en la primera parte, aunque luego se dejó ver en la parte final de la misma.

El comienzo de la prueba fue muy rápido y a las primeras de cambio se fueron Grégory Rast (Trek), Adam Blythe (Orica GreenEdge), Alexis Gougeard (Ag2r La Mondiale), Sean De Bie (Lotto Soudal), Aleksjes Saramotins (IAM), Pierre Luc Périchon (Bretagne Séché), Tim Declercq (Topsport Vlaanderen), Frederik Backaert (Wanty) y Ralf Matzka (Bora Argon 18).

En la primera hora de carrera, se rodó a una media de 50 kilómetros y el buen entendimiento de los escapados hizo que la ventaja llegara a ser de hasta casi diez minutos, al no haber un control claro en el pelotón.

Team Giant-Alpecin German cyclist John Degenkolb (2L) celebrates with teammates on the podium after winning the 113th edition of the Paris-Roubaix Paris-Roubaix one-day classic cycling race in Roubaix on April 12, 2015. AFP PHOTO / FRANCOIS LO PRESTI / FRANCOIS LO PRESTI

Poco a poco, se fueron imponiendo los componentes de Etixx y del Katusha, ahora liderado por Kristoff, tras un comienzo arrollador con sus triunfos en Flandes y, Tres Días de la Panne.

Kristoff no tuvo su mejor día y los adoquines se le atragantaron al principio lo que condicionó la estrategia de su equipo, aunque reaccionó en la parte final.

En los últimos kilómetros, en los tramos finales de pavés, hubo muchos ataques que no fueron a ninguna parte destacando los del campeón belga Jens Debusschere, Zdenek Stybar, Wiggins, Vandenbergh, Jurgen Roelandts, Yves Lampert y de Niki Trepstra, vencedor el pasado año.

En el velódromo de Roubaix, la iniciativa la tomó Van Avermaet, pero Degenkolb aprovechó la recta final para imponer su fuerza ante el checo Stybar, que reaccionó tarde en el sprint final.

 
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