Una joven irrumpe en la rueda de prensa de Draghi
Draghi ha detenido la comparecencia después de que una activista le arrojara papeles con una camiseta que ponía 'End the ECB dick -tatorship' (acabar con la dictadura del pene del BCE)
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Berlín
Apenas habían pasado tres minutos desde que el presidente del BCE, Mario Draghi, había comenzado a leer su discurso introductorio en la sala de prensa de la sede de la entidad bancaria de Frankfurt. Una rutina que para el común de los mortales resulta de lo menos atractiva y que los periodistas que a menudo cubren la información del Banco Central Europeo perciben como una especie de soniquete, dada la entonación del banquero italiano.
El de hoy era un Consejo de Gobierno de los llamados de “transición”, de esos que darán titulares pero que no logran ganarse un lugar privilegiado en portada. No obstante, quien se planteó esta rueda de prensa como una más, se equivocó. Este miércoles el Banco Central Europeo ha logrado uno de sus grandes objetivos: conectar con la gente de la calle, aunque ha sido de forma involuntaria.
Pasadas las dos y media de la tarde, una activista se puso de pie en la mesa de Mario Draghi y roció al presidente del BCE con confeti al grito de “fin de la dictadura del BCE”, un mensaje que también repetía en su camiseta con un juego de palabras donde se podía leer 'End the ECB dick -tatorship' (Hay que acabar con la dictadura del pene del BCE). Su aventura duró apenas unos segundos, los que tardaron las fuerzas de seguridad en reducirla y echarla de la sala. Tras el incidente, el presidente de la entidad reanudó su discurso, todavía un tanto sorprendido por lo ocurrido. La aparición de la espontánea fue breve pero intensa y de ella dan fe las numerosas y chocantes fotografías que en los últimos minutos han poblado la red. Una burla en toda regla a la seguridad del BCE que el pasado día 18 de marzo, coincidiendo con la inauguración de la nueva sede de la entidad, conseguía blindarse a los miles de manifestantes que secundaron protestas antiausteridad.
El BCE dice que la activista se registró como periodista de una agencia de noticias a la que no representa. Pasó el control de identidad, el detector de metales y rayos x de su bolso antes de entrar en el edificio.