Sufrimiento, victoria y liderato

El Barça solventó uno de los duelos más complicados que le restan en el camino hacia el título de Liga. Un correoso y complicado Valencia no pudo sacar nada positivo de su visita al Camp Nou a pesar de superar al Barça durante gran parte de la primera parte.

Imitó Luis Enrique su plan de Mestalla, es decir, colocó a Mascherano como pivote defensivo y adelantó a Busquets a la posición de interior. El primer resultado de esta modificación, apostando más por el músculo que por el toque, fue el pase de Busquets a Messi, el argentino se fue de su rival antes de asistir a Suárez, que, en estado de gracia, batió a Diego Alves.

En menos de un minuto el Barça ya mandaba en el Camp Nou ante un rival complicado. El gol lejos de apagar el ímpetu del Valencia lo avivó aún más. El equipo de Nuno tiró de orgullo y calidad, que le sobra, para plantar cara al líder de la Liga.

El Valencia desconectó al Barça. Durante media hora de la primera parte el equipo de Luis Enrique se dedicó a perder balones -fruto de la presión 'che'- y achicar esféricos en su propia área. Pudo empatar en varias ocasiones, pero, sin duda, la más clara la tuvo Parejo. El centrocampista formado en la cantera del Real Madrid falló un penalti. Lo tiró al mismo lado que Bravo, que detuvo el balón y evitó el empate.

No fue la última ocasión, el Barça, experto en defender con el balón y dominar el partido, fue incapaz de controlar el balón y sufrió muchísimo. La ausencia de un socio para Xavi, escoltado por Busquets y Mascherano, era un agujero enorme en la fábrica de fútbol culé.

Amainó el temporal cuando Messi se acercó a Xavi y, desde la sala de máquinas, se dedicó a mantener la posesión del balón durante más tiempo.

El Barça recibió el descanso como un beduino un vaso de agua. Luis Enrique, poco amigo de los cambios en el ecuador del partido, no tuvo más remedio que enmendar su error y dar entrada a Rakitic por Adriano, devolviendo al centro del campo a dos jugadores creativos como el croata y Xavi.

Ese simple cambio dio al Barça toda la calma y tranquilidad que no tuvo en la primera parte. El Valencia se fue apagando a pesar de los intentos de su entrenador de que no fuera así. El partido fue muriendo gracias, en gran parte, a la inteligencia de Messi, que midió perfectamente los tiempos del partido.

La prueba de que no fue un triunfo fácil o cómodo para el Barça la encontramos en la imagen de Messi y Neymar perdiendo tiempo en el saque de esquina.

Solo en el último minuto el Barça perdió ese control. El Valencia se fue con todo arriba buscando el premio que había merecido pero se encontró justo con lo contrario. Tras un despeje a la desesperada Neymar habilitó a Messi, que encaró todo el campo contrario con un único objetivo: marcar el segundo gol. En su camino solo apareció Alves, que detuvo el primer lanzamiento pero no el segundo. Messi, que había asistido a Suárez en el primer gol, que había dirigido el juego de su equipo, que marcó el tiempo del partido, cerró una gran tarde con su gol 400 con el Barça.

Ampliar