Juan Goytisolo: “Digamos bien alto que podemos”
El escritor lanza un guiño a la formación de Pablo Iglesias al agradecer el Premio Cervantes
Alcalá de Henares
Goytisolo ha dedicado su discurso, titulado A la llana y sin rodeos -una frase de Cervantes- a su maestro Francisco Márquez Villanueva y a los habitantes de la Medina de Marraquech, que lo "han sabido acoger con cariño en esta etapa de la vida que es la vejez". Y, siguiendo con las referencias al manco de Lepanto ha afirmado que al igual que al héroe del Quijote, a los lectores "tocados por la gracia" de esa novela les resulta difícil aceptar un mundo "aquejado de paro, corrupción y crecientes desigualdades sociales" como el actual.
"Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia", ha asegurado el escritor en su discurso, breve, contundente y de marcado carácter social, en el que manifestó su admiración por el Quijote, esa novela "cuya fuerza genésica alcanzaría una dimensión sin fronteras ni épocas". Goytisolo, "incurable aprendiz de escribidor", reivindicó la necesidad de "volver a Cervantes y asumir la locura de su personaje como una forma superior de cordura". Esa es "la lección del Quijote". "Al hacerlo no nos evadimos de la realidad inicua que nos rodea. Asentamos al revés los pies en ella. Digamos bien alto que podemos. Los contaminados por nuestro primer escritor no nos resignamos a la injusticia", dijo Goytisolo (Barcelona, 1931) al final de su discurso, en el que ese "podemos" fue un claro guiño hacia el partido que lidera Pablo Iglesias y por el que el premiado no oculta sus simpatías.
Este premio Cervantes ha sido el primero que ha entregado el rey Felipe VI como monarca, aunque ya en dos ocasiones anteriores, en las ediciones de 2011 y 2012, lo hizo en sustitución de su padre cuando don Juan Carlos se encontraba convaleciente. Y también ha sido la primera vez que el premiado no ha acudido vestido con chaqué a la ceremonia de entrega, sino con chaqueta, pantalón y con "la única corbata" que tiene desde hace 35 años.
"Llevo en mí la conciencia de la derrota como un pendón de victoria". Esta frase de Pessoa, con la que Goytisolo se identifica plenamente, le hizo afirmar que "ser objeto de halagos por la institución literaria" lo lleva a dudar de sí mismo, pero "ser persona non grata a ojos de ella" le reconforta en su conducta y labor. "Desde la altura de la edad, siento la aceptación del reconocimiento como un golpe de espada en el agua, como una inútil celebración", dijo Goytisolo ante las autoridades.
Contrario a los nacionalismos "de toda índole", el autor de Señas de identidad abrazó hace años "como un salvavidas" la nacionalidad cervantina "reivindicada por Carlos Fuentes". "Cervantear es aventurarse en el territorio incierto de lo desconocido con la cabeza cubierta con un frágil yelmo bacía", señaló este gran conocedor de la literatura clásica española. "Dudar de los dogmas y supuestas verdades como puños nos ayuda a eludir el dilema que nos acecha entre la uniformidad impuesta por el fundamentalismo de la tecnociencia en el mundo globalizado de hoy y la previsible reacción violenta de las identidades religiosas o ideológicas que sienten amenazados sus credos y esencias", agregó.
Se declara "devoto de Cervantes" y aprovechó la ceremonia para criticar el "empecinamiento" de las autoridades en desenterrar "los pobres huesos" del escritor y "comercializarlos tal vez de cara al turismo como santas reliquias fabricadas probablemente en China", y se preguntó si no sería mejor "sacar a la luz los episodios oscuros" de su vida "tras su rescate laborioso de Argel".
"¿Cuántos lectores del Quijote conocen las estrecheces y miseria que padeció (Cervantes), su denegada solicitud de emigrar a América, sus negocios fracasados, estancia en la cárcel sevillana por deudas, difícil acomodo en el barrio malfamado del Rastro de Valladolid con su esposa, hija, hermana y sobrina en 1605, año de la Primera Parte de su novela, en los márgenes más promiscuos y bajos de la sociedad?" La verdad sobre la vida de Cervantes "no se ha impuesto fuera de un puñado de eruditos" y, sin embargo, en cada centenario del "Quijote" se suceden los homenajes y celebraciones que "engordan a la burocracia oficial y sus vientres sentados".
Crítico implacable con las injusticias y desigualdades sociales que hay en el mundo, el autor de Juan sin tierra se imaginó al Quijote "acometiendo lanza en ristre contra los esbirros de la moderna Santa Hermandad que proceden al desalojo de los desahuciados, contra los corruptos de la ingeniería financiera". Y se lo imaginó también "al pie de las verjas de Ceuta y Melilla (...) socorriendo a unos inmigrantes cuyo único crimen es su instinto de vida y el ansia de libertad".
"Sí, al héroe de Cervantes y a los lectores tocados por la gracia de su novela nos resulta difícil resignarnos a la existencia de un mundo aquejado de paro, corrupción, precariedad, crecientes desigualdades sociales y exilio profesional de los jóvenes como en el que actualmente vivimos", señaló.
Tras referirse a la crisis económica, política y social que vive la Marca España, con más del 20% de los niños bajo el umbral de la pobreza, según las estadísticas, Goytisolo aseguró que hay múltiples razones "para indignarse y el escritor no puede ignorarlas sin traicionarse a sí mismo".
"No se trata de poner la pluma al servicio de una causa por justa que sea sino de introducir el fermento contestatario de esta en el ámbito de la escritura". Y Cervantes mostró el camino para hacerlo en el Quijote, ese "portentoso relato de relatos que se despliega hasta el infinito".