El Madrid salva la prueba del Pizjuán
Los blancos se imponen a un buen Sevilla con tres goles de Cristiano Ronaldo

Cristiano Ronaldo manda callar a la grada del PIzjuán después de marcar / Julio Muñoz (EFE)

La Liga está muy viva -con el Barça con dos puntos de ventaja sobre el Madrid a falta de tres fechas para el final-. Y lo está porque el equipo blanco consiguió imponerse en uno de los escenarios más complicados, el Sánchez Pizjuán, donde el Sevilla llevaba 15 meses sin perder.
Para este duro envite en el Pizjuán Ancelotti, que no es hombre de muchos cambios, decidió la misma fórmula que tan bien le salió hace semana y media frente al Atlético en Champions. Sacar del centro de la zaga a Sergio Ramos, donde estuvieron Pepe y Varane, y adelantarlo un poco a tierra de nadie. Aquello fue una tortura para todo el equipo blanco, tan blandito en defensa y tan espeso en ataque.
Se hicieron los blancos con la pelota pronto, pero no supieron muy bien qué hacer con ella ante un Sevilla muy bien plantado y con un Reyes tan voraz como desconocido, que martilleó a Carvajal en cada pelota que merodeaba ese flanco derecho.
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El duelo intenso e igualado, con un Sevilla bien replegado y que salía muy rápido en cuanto recuperaba la pelota y un Madrid mandón con la bola y titubeante sin ella, se desniveló cuando pasada la media hora de partido Krychowiak y Sergio Ramos chocaron en la pugna por un balón aéreo. El peor parado fue el polaco del Sevilla, que se tuvo que marchar del campo con la nariz sangrando.
Pasaron uno, dos, tres y hasta ocho minutos con Krychowiak en la banda intentando recuperarse y con Emery esperando a que Krychowiak se recuperase. Mientras, el partido continuaba. Lo aprovechó a la perfección Cristiano, que marcó dos goles en dos minutos. El primero lo hizo con un cabezazo soberbio y el segundo con el pie derecho. Así, de un plumazo, el portugués se quitó ese gesto torcido que lucía desde hacía tres partidos, desde que no anotaba.
Esos dos goles noquearon a un Sevilla que se sintió tonto por cómo se complicó el partido de una forma tan absurda. Pero el equipo de Emery, que llevaba 34 partidos sin perder en casa, tiene como máxima no rendirse jamás.
A esta idea de seguir creyendo le ayudaron Ramos y Marcelo, que no estuvieron nada finos en el descuento de la primera mitad. Primero falló el brasileño al perder la pelota y después el sevillano, que derribó de forma clara dentro del área a Aleix Vidal. El penalti lo tiró y lo marcó Bacca.
Ese tanto dio alas a un Sevilla que volvió de la caseta con el firme convencimiento de que a ese Madrid tan blandito en defensa era posible volverle a hincar el diente. Lo intentaron M’bia, Bacca y, sobre todo, Reyes. Todos trajeron de cabeza a un Marcelo y un Carvajal desesperados con las internadas sevillistas.
Ancelotti se dio cuenta de los apuros de los suyos y decidió meter a Gareth Bale, fuera en los últimos partidos por lesión, sacar a Chicharito y mantener el dibujo de 4-4-2. En la primera bola que tocó el galés asistió con un buen centro desde la izquierda a Cristiano, que de nuevo con la testa marcó a Rico.
Parecía entonces, como dio la impresión después del 0-2, que todo estaba hecho para el Madrid, pero de nuevo un incansable Sevilla volvió a meter el miedo en el cuerpo a los de Ancelotti cuando a falta de diez minutos para el final Iborra hizo diana después de una buena combinación sevillista.
El asedio del Sevilla a la meta de Casillas fue total, pero el meta, y en una ocasión también el poste, repelieron cada trallazo sevillista y el Madrid se llevó la victoria del fortín que era elPizjuán.

Real Madrid's Cristiano Ronaldo (L) scores past Sevilla's goalkeeper Sergio Rico (C) during their Spanish first division soccer match at Ramon Sanchez Pizjuan stadium in Seville, southern Spain, Mayo 2, 2015. REUTERS/Marcelo del Pozo / MARCELO DEL POZO

Real Madrid's Cristiano Ronaldo (L) scores past Sevilla's goalkeeper Sergio Rico (C) during their Spanish first division soccer match at Ramon Sanchez Pizjuan stadium in Seville, southern Spain, Mayo 2, 2015. REUTERS/Marcelo del Pozo / MARCELO DEL POZO




