Morata se carga el Clásico de la final

Madrid

El Madrid y la mayoría de los aficionados al fútbol no tendrán el partido que tanto querían. No habrá final de la Champions entre el Barcelona y el Real Madrid. Será otro gran partido, un Barça-Juve, pero no el Clásico. Estuvo cerca el equipo blanco de conseguirlo, pero no atinó a batir a Buffon, el veterano guardameta de la Juve que arruinó la mayoría de las jugadas de ataque del Madrid.

Para hacerle un gol -bastaba el 1-0 para remontar el 2-1 de la ida-, Ancelotti apostó por la clase de Benzema en lugar de por las revoluciones que le da Chicharito. En la defensa, el técnico confió más en la velocidad de Varane que en la pujanza de Pepe para parar a Tévez y Morata.

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No le fue mal, puesto que el regreso de la BBC en pleno fue sinónimo de un repertorio notable de ocasiones blancas. Sobre todo porque a los tres de arriba se unió un Marcelo con ganas de protagonismo.

Por su lado llegó la primera del Madrid, aunque su pase lo remató alto Bale. Fue la primera de muchas ocasiones. En los primeros 45 minutos, los blancos tiraron 13 veces a la portería contraria, obligando a Buffon a estiradas propias de su clase. En las retinas todavía quedan sus paradas a Bale y a Benzema.

Sin embargo, la primera mitad del partido acabó con un resultado corto para los méritos que habían hecho los blancos. Y encima el gol llegó desde el punto de penalti en una acción en la que Chiellini se llevó por delante a James. El lanzamiento corrió a cargo de Cristiano Ronaldo, que decidió enviar la pelota al centro de la portería para batir a Buffon.

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Ocurrió en el ecuador del primer acto. En ese momento, el Madrid ya pintaba de Clásico la final que se disputará en Berlín el próximo 6 de junio. El resultado era justo, porque los de Ancelotti estaban siendo superiores a una Juventus ordenada y valiente, pero fácil de superar cuando los madridistas metían la quinta velocidad.

Iker Casillas, para el que una pancarta pedía el respeto del Bernabéu, solo había tenido que estirarse en un disparo de Vidal. El resto del trabajo fue para su colega del marco contrario. Por eso la Juve, aunque sufrió lo suyo, no vio malo el 1-0 del descanso.

Mandaron la jerarquía de Kroos y la calidad de Benzema, así como los ánimos que el Bernabéu insufló a su equipo en una tarde-noche más calurosa de lo que suelen serlo las de un 13 de mayo como este. A lo largo de la jornada se había planteado parar el partido para que los jugadores bebieran agua. No se hizo, pero los futbolistas no pararon de coger botellas en cuanto tuvieron oportunidad.

Debieron beber en grandes cantidades en el descanso, sobre todo la Juve. Porque los italianos salieron del vestuario con un punto más. Se olvidaron del dominio blanco de la primera parte con un gran disparo de Marchisio, primero, y con el gol de Morata después.

El canterano del Real Madrid volvió al Bernabéu para hacerse un Morientes (un gol del extremeño con el Mónaco eliminó a los madridistas en 2004). Fue en una jugada en la que Casillas despejó de puños la bola, pero esta volvió como un bumerán a Morata. El bote de su disparo desarmó al capitán y supuso el 1-1. El Madrid necesitaba en ese momento dos goles para estar en la final.

Se marchó del campo Benzema y entró Chicharito para apoyar la causa blanca. En esas, Casillas tuvo que hacer su mejor parada del encuentro en otro disparo de Marchisio.

A partir de ese momento, el Madrid intentó cercar el área de Buffon. Lo intentó de todas las maneras posibles. Metiendo balones al mexicano, con disparos de Bale, con repetidas internadas de Marcelo por la izquierda… A falta de diez minutos para el noventa, los de Ancelotti contaban sus ocasiones por decenas, aunque seguían necesitando dos goles.

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No se rindieron, pero en casi todas las acciones les faltó precisión. El tiempo se estaba agotando y batir a Buffon parecía casi imposible. Con todo, los balones siguieron sobrevolando el área italiana. La Juve se limitaba a esperar su momento para rematar la eliminatoria a la contra.

Pero nada cambió. El 1-1 imperó en el minuto 94 y el Madrid se quedó sin verse las caras con el Barcelona en la final de la competición que tanto ama y que más le quiere. Será en otra ocasión. Blancos y blaugranas son tan grandes que no queda muy lejos el día en que se midan en el partido de los partidos. Al tiempo.