Esta campaña es una fiesta

Santiago de Compostela

Santiago registró esta mañana el récord de políticos por metro cuadrado. Hoy era imposible pasear por el casco histórico de la ciudad y no encontrarse a un político. Desde el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, hasta los líderes de PSdeG y BNG, pasando por Ciudadanos o la plataforma ciudadana Compostela Aberta. Todos han salido a la calle para hacer campaña. Hay mucho en juego, y todo vale para conseguir el apoyo de los ciudadanos.

"Mira, ese es el presidente". Le explicaba una abuela a su nieta al ver pasar a Alberto Núñez Feijóo rodeado de una nube de cámaras y curiosos por la plaza del Obradoiro. El presidente de la Xunta acompañó esta mañana a su candidato en Santiago, Agustín Hernández, en un paseo por la ciudad. Allí Feijoo charló de fútbol con unos catalanes, y de la derrota ayer del Madrid. Se hizo fotos con unos zaragozanos a los que les mandó un saludo para Fernanda Rudi, colega en el PP. Y se multiplicó para repartir besos y sacarse fotos con todo aquel que se lo pedía. Incluso habló en francés con unos turistas. Poco porque Feijoo no entendía muy bien lo que le decían. En su afán de hacer campaña, hasta se preocupó por saber qué radio escuchan los compostelanos. "¿Escucha la SER?", le preguntó Feijoo a un hombre que disfrutaba de las fiestas con un grupo de amigos por la Alameda compostelana. El presidente se quedó con ganas de jugar una partida a los dardos. "No me dejan", le dijo a los periodistas.

Pulpo para todos

Ampliar

Tan cómodo se sintió Feijoo que acabó cambiando su agenda y se quedó a comer el pulpo en una de las casetas de la fiesta. Lo hizo acompañando a los miembros de la candidatura en Santiago. Muy cerca, en la caseta de al lado, comieron el pulpo los socialistas. Su secretario general en Galicia, Xosé Ramón Gómez Besteiro, evitó el saludo con Feijoo esta mañana. Cerca de los socialistas comieron las candidaturas del BNG y de Compostela Aberta. Hoy hemos comprobado que hay algo en lo que todos coinciden. A PP, PSOE, Ciudadanos y a los nacionalistas les encanta comer