El hombre que ya no podía estar solo
Una jornada de campaña con Pablo Iglesias
Madrid
12 de de la mañana de un sábado de campaña. Pablo Iglesias nos ha citado a las 11 pero en Podemos (digámoslo suavemente) las horas son siempre orientativas. El líder de la formación que aspira a revolucionar la geografía política el próximo día 24 de mayo llega a la sede del partido en Murcia en el coche de un voluntario. “ ¡Ay, el Iglesias!” , grita desde la acera una murciana de mediana edad para, segundos después, abalanzarse sobre él y besarlo aparatosamente mientras éste intenta a duras penas salir del vehículo.
Es el primero de los besos y abrazos que tendrá que repartir esta mañana. Una veintena sólo en la sede, entre miembros de la candidatura, voluntarios y curiosos que se acercan a ver quien se esconde tras el enjambre de cámaras.
-Estás delgado- le digo al estrecharle la mano.
-¡Se hace lo que se puede!-responde carcajeándose.
Está de buen humor. Ha ido relajándose progresivamente desde el comienzo de la campaña. El tono bronco de los mítines con el que arrancó su gira electoral ha ido trufándose de bromas y chistes en los últimos días. Pero el humor no esconde el cansancio. La factura de la campaña es perfectamente visible en el cuerpo (aparentemente) frágil del profesor Iglesias. “No he perdido mucho peso-dice- estoy en mis 67 kilos de casi siempre, lo que he perdido es tono físico, porque apenas salgo a correr. Y tengo que hacerlo porque es clave para tener la cabeza bien”. Asegura que esta mañana ha desayunado huevos con bacon, aunque reconoce que no es lo habitual. “Come cuando puedas, duerme cuando puedas”- nos dice parafraseando el dicho entre los militares de misión.
A las 12:24 comienza con las entrevistas. Cuatro seguidas entre prensa, radio y televisión. Son todos medios locales. Atiende a los periodistas con profesionalidad y demostrando que se ha preparado bien la lección y se sabe al dedillo la materia clave que centra las preguntas de los medios murcianos: la gestión del agua. Es un hombre aplicado, pero no siente debilidad por las entrevistas y a la hora y media es fácil percibir que está cansado .
Cuando termina de atender a la prensa se queda solo en la pequeña sala acristalada de la sede. Mira su móvil. Mensajes de Telegram (la aplicación estrella entre los miembros de Podemos). Es evidente que disfruta de la soledad. No tiene ninguna prisa por salir y continuar con su agenda: una reunión de la ejecutiva regional antes de salir hacia Alicante.
Laura, su jefa de prensa, interrumpe el aislamiento del líder para decirle que uno de los periodistas querría preguntarle alguna cosa más. Él le devuelve la mirada pidiendo clemencia. El redactor tendrá que esperar.
“En los mítines me preguntan mucho por Monedero”
No se me ocurre como puedo preguntarle nada en este contexto así que, apelando a su aparente buen humor de hoy, le prometo que no haré preguntas al uso. “Las preguntas poco ortodoxas son mis favoritas “. Su jefa de prensa nos pide comprensión “las entrevistas suelen ser muy parecidas y eso requiere un montón de paciencia”. Así que antes de sumarse a la reunión del partido en Murcia nos dedica unos minutos.
Confiesa que en los mítines le preguntan constantemente por Juan Carlos Monedero. “Y yo siempre les digo lo mismo, que es mi amigo y que yo también le echo de menos”.
-¿A quién llamas por la noche cuando te flaquean las fuerzas?-le pregunto
- Suelo mandar algún Telegram a amigos, y a veces llamo a mi padre para llorarle. Cuando estás así tristón te apetece una voz cálida y conocida. El problema es que mi padre está en Podemos en Zamora y me da mucho el coñazo con cosas de política y yo le tengo que parar y decirle: “¡Padre, te llamo para hablar de otras cosas!” – responde sonriendo.
Viste vaqueros, una camisa verde y lleva las mismas zapatillas de siempre (unas Asics negras con las características rayas blancas) porque dice que no tiene tiempo para ir a comprar otras .“ No te puedes imaginar- dice resignado- lo que es para mí ir a una tienda. Tengo que movilizar a todo el equipo de seguridad. Un cristo. Así que mira como las llevo –se señala los pies- hechas un desastre”.
Es un hecho que la expectación que genera ahora el líder de Podemos está a años luz de la de los tiempos de las elecciones europeas. Como no notarlo en la campaña. Del salto a pie de calle desde la humilde furgoneta de los comicios comunitarios del pasado año, Pablo Iglesias ha pasado a aparecer en los actos de partido en berlina de cristales oscuros y acompañado siempre por sus guardaespaldas.
"Seguimos teniendo la campaña más modesta entre los partidos – responde Iglesias a la pregunta de si no cree que esto puede escamar a alguno de sus seguidores- el choche es de un amigo, nosotros no le debemos nada ni a los bancos ni a nadie”
El tono relajado de la jornada se presta a la confidencia-
-¿Sabes cómo te llamamos los periodistas?- le digo
-¿Cómo?- dice con mirada maliciosa y sin ocultar su curiosidad.
-El amado líder. ¿Hay un poco de culto al líder en Podemos?- le pregunto
-Menos de lo que debería- responde socarrón- yo echo de menos que me traten mucho mejor, que me quieran más y atiendan a mis caprichos. Nunca me llevan a comer donde yo quiero, ni me dejan ir donde yo quiero. ¡Ojalá hubiera un poco más de estilo norcoreano!
En verdad , hoy, “el amado líder” está de buen humor.
El Chico del Maíz
Son las 14:30 y a las 18:00 tiene que estar en el Centro de Tecnificación de Alicante para el que va a ser uno de los actos centrales de la campaña. El eje Madrid -Valencia es una prioridad para la formación que tiene buenas perspectivas electorales en lo que llaman la zona A3 (en referencia a la autopista). Tras la reunión con los compañeros de Podemos Murcia, Iglesias se mete en el coche. Para en un área de servicio en Orihuela para reponer fuerzas y a las 16: 15 ya está, de nuevo, atendiendo una entrevista.
Llega al recinto de Alicante donde tendrá lugar el mitin una hora antes de que empiece. Le acompañan dos de los compañeros de la ejecutiva nacional, Rafa Mayoral e Irene Montero. Pero él vuelve a encerrarse en perfecta soledad. Más de media hora. Escribe con gesto serio, concentrado, preparando el discurso como quien prepara una clase de Teoría Política. Es la calma antes del baño de masas. “Siempre que puede lo hace” – nos dice Laura.
No le fue posible hacerlo el día anterior en Valencia, donde llegó apurado a un acto con estudiantes en la facultad de Historia. Pero auditorios como ese son su especialidad. En cinco minutos hizo que la sala se viniera abajo en un estruendo de aplausos. No tuvo más que mencionar a Los Chicos del Maíz, raperos valencianos célebres por sus letras ácidas plagadas de críticas a los gobiernos populares en la comunidad valenciana. “Pregunta a los que estudian en barracones si la fórmula uno les trajo nuevas sensaciones “. Iglesias toma prestada la rima. No chirría. Es su estilo.
Son las 18:20. Es la hora prevista para el arranque de mitin en Alicante. 5000 personas gritan al unísono “Pablo Presidente”. Aunque los gritos llegan amortiguados a la pequeña sala donde Iglesias se ha recluido, él sabe que el tiempo para estar sólo se ha terminado por hoy.
Pablo Iglesias, el hombre que ya no podía estar solo
02:12
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Mariela Rubio
Redactora de la sección de Política. Cubre la información del Partido Popular. Anteriormente fue redactora...