Ilusiones y esperanzas del 24-M

PARTIDO POPULAR

En el PP dan por hecho que van a recibir “un voto de castigo” por su gestión en estos años, por los recortes, y, sobre todo, por los escándalos de corrupción que les han salpicado. Son muy conscientes de que van a perder sus mayorías absolutas. Y ya empiezan a consolarse diciéndose que es imposible reeditar el éxito de hace cuatro años y que los resultados no serán tan malos como pronosticaban las encuestas porque creen que han hecho una buena campaña, sin cometer errores, gracias a la que han recuperado apoyos.

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Todos los dirigentes territoriales del PP tienen en mente que, a partir, del 25 de mayo se abre la ronda de pactos. Algunos, como en la Comunidad Valenciana, dan por hecho que llegaran a un acuerdo con Ciudadanos. Hace medio año era inimaginable que Alberto Fabra se mantuviera en el poder y ahora, sin embargo, para el PP existe un rayo de esperanza. En Génova piensan que eso ocurrirá en muchos sitios y que el mapa seguirá siendo azul. Además, están convencidos de que a la gente no le importa cómo se forma gobierno sino que sólo se quedan con quien es, al final, su gobernante.

En la Moncloa saben que esta cita no es más que el principio. Hasta llegar a “la segunda vuelta”, en las generales. Y opinan que para entonces Rajoy llegará aún “con más fuerza” porque ya se habrá canalizado todo el voto del descontento, la recuperación económica será mayor y formaciones como Ciudadanos y Podemos –que les han servido, según reconocen, para espabilarse- se habrán retratado y, a lo mejor, ya no gustan tanto a todos.

Hasta entonces, Rajoy se quedará con un mensaje. Él está convencido de que, esta noche, el PP se impondrá de nuevo como la fuerza más votada y, con el desgaste sufrido, la dirección nacional popular se lo apuntará como un triunfo. Solo se tambalearía todo, si no fuera así.

PSOE

El mensaje oficial del PSOE es optimismo con prudencia. Confían en obtener mejores resultados en municipales que en autonómicas, entre otras cosas porque ni Podemos ni Ciudadanos se presentan en todos los municipios. No hay encuesta que vaticina una mejoría del PSOE en las grandes ciudades así que en principio parece difícil que se vaya a producir una recuperación suficiente para superar al PP, a pesar de la previsible caída de los populares. El discurso público es que hoy se ganarán las elecciones pero el objetivo realista con el que trabaja el PSOE es ser la primera fuerza política de izquierda en el conjunto del país.

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En las autonómicas, el resultado será más desigual porque el mapa político cambia en función de los territorios. Los socialistas confían en ser primera fuerza política en Asturias, recuperar Extremadura y, con menos esperanzas, Castilla La Mancha. Hay comunidades como Baleares, Murcia, Valencia y, sobre todo, Madrid, donde aspiran a poder alcanzar alianzas que permitan que el PP pierda el poder. En Madrid, donde Sánchez se implicó a fondo sustituyendo a Tomás Gómez por Ángel Gabilondo, Ferraz firmaría como bueno ser primera fuerza política de izquierda. Gobernar es lo que quieren.

IZQUIERDA UNIDA

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Izquierda Unida aspira a resistir el empuje de Podemos y conjurar las encuestas que pronostican su desaparición de algunas plazas electorales importantes. Preocupa especialmente el resultado de las autonómicas donde se baraja un retroceso en el número de escaños y la posible salida de algunos parlamentos. Por el contrario, se confía en resistir mucho mejor en las municipales gracias a las candidaturas de unidad popular. Un 60% de las listas que presenta IU a estas elecciones (1.200 de un total de 2.000) corresponden a coaliciones o alianzas con otras fuerzas, bajo distintos nombres y fórmulas jurídicas. Izquierda Unida espera que esa fórmula le permita mantener y subir en número de concejales en muchos pequeños y medianos municipios, y las cinco capitales de provincia donde esas listas incluyen acuerdos con Podemos: Barcelona, Zaragoza, Bilbao, A Coruña y Pontevedra. Especial atención a la Comunidad Valenciana y Madrid, donde algunas encuestas pronostican la pérdida de representación en los parlamentos autonómicos y las capitales. En el caso de Madrid, los resultados podrían reactivar la guerra interna cuyas heridas no se han conseguido cerrar. El análisis postelectoral también podría abrir un debate interno sobre el futuro rumbo de la coalición, ante las distancias entre las posturas de Cayo Lara y Alberto Garzón.

PODEMOS

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La clave "nacional" con la que el partido de Pablo Iglesias lee estos comicios explica en cierta manera que en la formación tengan sus esperanzas depositadas en las alcaldías de Madrid y Barcelona a pesar de que concurren en listas de unidad popular en ambas plazas. Cuentan con que Manuela Carmena (Ahora Madrid ) y Ada Colau (Barcelona en Comú) se conviertan en las próximas alcaldesas de las dos principales ciudades españolas haciendo visible el "cambio posible". Este es uno de los objetivos de Podemos en estos comicios. El otro, conseguir un escenario en el que la gobernabilidad del PP se vea comprometida y, del mismo modo, el automatismo de la alternancia con el PSOE.

La formación confía además en que el "tirón" de Carmena arrastre consigo, a modo de tándem, al candidato de Podemos a la presidencia de la Comunidad de Madrid al que sus (mejores) pronósticos sitúan en la segunda posición tras la candidata popular Cristina Cifuentes. El mismo resultado, segundo tras el PP, espera en Aragón donde se cuenta con la gran popularidad de su candidato, Pablo Echenique como gran baza; También son buenas las perspectivas para Asturias.

En las últimas, semanas, se han enfriado sin embargo las expectativas con respecto a la Comunidad Valenciana, donde Podemos tiene que pelear un espacio trabajado por Compromís. El buen resultado que cosechó Podemos en Cádiz en los comicios europeos ha situado a la formación como favorita en varios sondeos a hacerse con la alcaldía de la ciudad desbancado a la popular Teófila Martínez.

CIUDADANOS

El partido de Albert Rivera espera despertar mañana como la tercera fuerza política municipal en España. Ciudadanos cree que conseguirá representación en todos los parlamentos autonómicos a los que concurre aunque el objetivo se centra en cuatro plazas concretas. Madrid, Aragón y Comunidad Valenciana, además de Cataluña donde las elecciones son solo a nivel local. La formación se muestra optimista y acepta el pronóstico de las encuestas pero algunos dirigentes de la ejecutiva temen el voto oculto del Partido Popular. “Sabemos que el resultado será muy ajustado en algunos ayuntamientos, pero hay personas que no reconocen que apoyarán al PP y ellos pueden inclinar la balanza”, asegura un miembro de la dirección. En cualquier caso y como mínimo el objetivo es conseguir representación en las 13 regiones llamadas hoy a las urnas e irrumpir con fuerza en los municipios, cambiando el color del mapa político en España.

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Estos comicios son también decisivos a nivel interno. La intención es conseguir una cuota de poder suficiente que cohesione a los miembros de un partido con solo un año y medio de vida. En definitiva que la formación eche raíces en toda España y llegue preparada a las elecciones generales de finales de año. El desgaste de la marca depende de cómo se gestione la confianza de los ciudadanos. Albert Rivera asegura que no entrará en gobiernos que no presida. “El cambio puede forzarse también desde la oposición”, insiste. Las modificaciones orgánicas y el ensamblaje de la estructura nacional también empezarán a abordarse a partir de mañana.