“Ahora Pedro Sánchez me llama y antes no”. Con esa frase ejemplificaba Pablo Iglesias el cambio en la relación entre Podemos y el PSOE. El líder de la formación ha reconocido hoy que hay gestos reveladores que hacen pensar que el trato con los socialistas entra en una nueva fase “que es buena” y que les sitúa en una posición de poder hacer exigencias y cambios. El secretario general ha asegurado que él no ha cambiado de opinión respecto a los exdirigentes que “pasan del Consejo de Ministros a un consejo de administración”. “Nuestro tono es el mismo”, decía Iglesias que también aseguraba que no dejarán de llamar sinvergüenza a una persona que empiece de ministro o presidente y acabe en la cúpula de una gran empresa. Las críticas de Iglesias a los socialistas durante la campaña han salido a relucir durante la primera rueda de prensa del líder de Podemos tras las elecciones. ¿Qué ha cambiado para que Podemos acepte un acercamiento ahora?, preguntaba un periodista. Lo que ha cambiado, aseguraba el secretario general es que Pedro Sánchez manifieste interés por la regeneración democrática y la lucha anticorrupción, “lo que ha cambiado es que Susana Díaz asuma que Chaves y Griñán fuera y que el secretario general del PSOE diga que podemos hablar de rescate ciudadano”. “Nosotros seguimos firmes”, “los que han dejado de decir que no van a pactar con el populismo son otros”, aclaraba. Esa nueva fase implicaría que PSOE y Podemos lleguen a acuerdos post electorales. El objetivo de Pablo Iglesias es evitar que el PP no gobierne en aquellas comunidades en las que no ha conseguido mayoría absoluta. Para ello Iglesias ha reiterado que se plantea apoyar investiduras, nunca entrar a formar parte de ningún gobierno presidido por el PSOE. Para que las negociaciones den fruto el partido socialista tendrá que dar “un giro de 180 grados” a sus políticas y apostar por medidas de rescate ciudadano. “Tendrán que atender nuestras reivindicaciones de tolerancia contra la corrupción y de cuestionamiento de los recortes”, concluía.