Ocio y cultura

Desayuno en DCode

El Festival DCode 2015 amplía horario desde las 11 de la mañana y espacio en siete mil metros cuadrados

Madrid

Los fans de Crystal Fighters o de Sam Smith podrán desayunar este año en el campus de la Universidad Complutense porque el festival DCode abrirá sus puertas el próximo 12 de septiembre a las 11 de la mañana, con conciertos a partir de las 12 del mediodía. El DCode se vuelve diurno pero también amplía espacio e incorpora siete mil metros cuadrados más al festival, destinados principalmebte a aumentar la oferta gastronómica. Un festival urbano, a pie de metro y autobús, y abierto a un amplio abanico de géneros musicales, desde el pop al rock, pasando por la ectrónica o el indie, en una ciudad, Madrid, que sus organizadores califican como "compleja".

En el cartel del festival, al que se acaba de incorporar la banda británica Foals, este año, “hay varios nombres grandes porque hemos preferido tener varios cabezas de cartel: Desde Sam Smith a Crystal Fighters o Suede y, por la parte nacional, contamos con las bandas más grandes que hay ahora mismo en España, Izal y Supersubmarina”, explica Andrés García, coordinador del festival y responsable de booking, la contratación.

A la hora de decidir qué bandas participarán en el Festival, “el primer criterio es musical, tiene que haber una calidad musical grande y que encaje con el estilo que tiene el festival, no vale cualquier nombre”. ¿Qué estilo define al DCode, qué le diferencia de otros festivales? “Tenemos un abanico más grande que otros festivales, decimos que somos el festival más europeo del país, tenemos un arco bastante amplio: Desde un formato pop, rock, indie a la electrónica y, además, intentamos apostar por nombres que a día del anuncio son desconocidos, pero que confiamos en que a lo largo del tiempo sean consagrados, como nos pasó con Royal Blood”.

Que el DCode se celebre en la capital de España también define al festival, en opinión de su responsable de booking: “Estamos en Madrid, la ciudad más exigente de España, y tenemos una serie de hándicaps, como que no tenemos playa”. Pero el DCode convive con otras limitaciones, no sólo la ausencia de mar en la ciudad: “Somos un festival urbano, estamos en el centro de Madrid, puedes ir en metro, en autobús o incluso caminando”. Pero Ramón Martín, director del festival, explica que el campus de la Complutense “tiene un límite de capacidad de veinticinco mil asistentes y eso nos coloca en inferioridad de condiciones a la hora de competir y traer artistas que van a festivales que tienen una capacidad de sesenta mil personas o superiores”.

Quizá estas razones sean las que hagan que Andrés García siga teniendo alguna espinita clavada, bandas que le hubiera gustado que encabezaran el cartel del DCode: “Por ejemplo, un grupo que la gente siempre nos ha pedido y que a nosotros nos encanta es Arctic Monkeys”. Añade Ramón: “Ya nos gustaría a nosotros traer a artistas con más capacidad de convocatoria, pero realmente Madrid no dispone de ese aforo”.

Sobre el presupuesto que maneja el festival a la hora de contratar, prefieren no dar cifras, pero aclaran que este año “el festival ha hecho un esfuerzo considerable en materia de presupuesto de contratación”. ¿Con qué festivales compite DCode? “Competimos con nosotros mismos, es como esos deportes en los que juegas contra ti mismo, en los que no tienes un rival delante”, contesta Andrés.

En la edición de 2013, el festival vivió un sold out con la actuación de Franz Ferdinad. Pero eso no quiere decir que el equipo que está tras la organización del festival encontrara la fórmula para replicar el éxito en ediciones posteriores: “No existe (la fórmula), no sabes cómo vas a conseguir el éxito”, confiesa Andrés García y, “por mucho que trabajes en la misma línea, eso no asegura nada”.

Dicen encajar bien las críticas. Hay quien señala que les falta dar un salto para ser un gran festival, pero que no acaban de lograrlo. “Nos consideramos un gran festival que tiene muchas cosas que aprender y mucho trabajo por delante”, dice García, “porque es así y nos toca creerlo”. Sin embargo, confiesa que la cuestión del aforo del campus de la Complutense “puede ser una de las causas”.

El equipo del festival comienza a trabajar en la edición siguiente muy poco tiempo después de que se termine el último concierto. Unos días de vacaciones y vuelven a ponerse en marcha. Los primeros meses no llegan a 20 personas. El próximo 12 de septiembre, “llegaremos a ser unos 400 aproximadamente, entre camareros, seguridad, producción, puestos técnicos y booking”, explica Óscar Martínez, jefe de producción. “El montaje lo solemos empezar el 1 de septiembre y participamos, producción pura y dura, montando, unas 60 personas”. Entre otras muchas cosas, Martínez se encarga además de evitar situaciones de exceso de aforo, de prevenir colas en baños y en barras, de prevenir situaciones de riesgo, pero reconoce que “la seguridad, la coordinación y las evacuaciones son la parte más difícil, sin duda”. También se encarga de organizar las pruebas de sonido, y en esto hay clases: “A las bandas principales les podemos dar hasta 4 horas con montaje incluido, y las bandas pequeñas directamente no prueban, hacen line-check, que es llegar con el público ya dentro, en los cambios”.

Faltan tres meses para que Crystal Fighters o Sam Smith actúen en el campus de la Universidad Complutense, pero el equipo del festival repite un mismo ritual cada año, cuando acaba el último bis: “El día 12, después de la actuación del último grupo, es cuando todos respiramos, nos miramos y decimos: vale”, dice Andrés. ¿A qué aspira el DCode, con qué sueña el equipo que lo pone en pie cada año? “Nuestro sueño ahora mismo se limita a poder seguir realizando el festival”, concluye Ramón Martín.

 
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