El Seat 124, rumbo a Oporto
El proyecto de futbolista al que su padre llevaba a la Ciudad Deportiva del Real Madrid con solo 9 años se marcha del equipo blanco con un palmarés difícil de igualar. El Oporto de Lopetegi ya cuenta con él para repetir el éxito del año pasado en la Champions
Cuando en 1990 Iker Casillas pasó sus primeras pruebas para entrar en la cantera del Real Madrid, con solo 9 años, no se podía imaginar que abandonaría el club blanco a los 34, siendo el capitán de su equipo y de la selección española, con tres Ligas de Campeones, cinco Ligas, una Copa del Mundo, dos Eurocopas y un repertorio de paradas digno de los mejores porteros de la historia del fútbol.
Hace unos años, el propio portero recordaba en las redes sociales cómo acudía a las instalaciones del Real Madrid en el Seat 124 de su padre. Lo hacía para recordar a un compañero de aquella primera etapa, Gerardo Berodia, al que él y su padre esperaban cada día en Cuatro Vientos –en la A-5 que comunica Móstoles con Madrid- para llevarle a la Ciudad Deportiva en la que hoy se levantan cuatro torres que han cambiado el perfil de Madrid.
Cada día, aquel 124 recorría unos 70 kilómetros para ir y volver de casa de los Casillas a los campos de entrenamientos del Real Madrid. Ese doble trayecto se hace hoy en día –si no hay mucho tráfico- en poco más de una hora, casi el mismo tiempo que se tarda en volar de Madrid a Oporto, la siguiente parada en la trayectoria profesional de un portero que hasta ahora solo ha vestido la camiseta del Real Madrid.
Casillas tendrá ocasión de decir adiós a la afición este sábado en una rueda de prensa. La verdadera despedida, sin embargo, se la dieron los aficionados en el último partido de la pasada Liga, ante el Getafe, cuando los pitos que había escuchado en los últimos años se convirtieron en una gran ovación tras una parada a un disparo de Sarabia.
Solo dos semanas antes, el capitán había respondido por primera vez después de años de silbidos por parte de un sector del Bernabéu. “Ya está bien. Pitad lo que os dé la gana”, dijo a la grada en el encuentro que su equipo jugó ante el Valencia en el coliseo blanco y que acabó con 2-2 en el marcador.
Hasta ese día, Casillas parecía llevar los pitos con resignación. "Duele, llevas aquí desde los nueve años, has conseguido cosas. Este club ha sido el trampolín a la Selección. El público es soberano, pero también te duele. Sin embargo, estar quince años en el Madrid también significa tener que aceptar ciertas cosas", le confesaba a Iñaki Gabilondo en octubre de 2014.
En esa entrevista, el portero hablaba de su salida del Real Madrid como una hipótesis descartada, como algo que pasó por su cabeza en un mal momento pero que nunca se tomó realmente en serio. "Sí pensé en irme. No quieres molestar ni crear mal ambiente, porque quieres que el Madrid gane siempre. Estos dos años me han hecho pelear y esforzarme. No hice ninguna gestión para irme. Era más la gente la que hablaba. No hubo una oferta concreta. Mi idea era y es acabar aquí”.
Lo decía Casillas en un momento en el que parecía que lo peor había pasado para él. Esos tiempos en los que una lesión por una acción con Arbeloa –con el que mantiene una relación estrictamente profesional- lo sacaron del equipo de Mourinho, un técnico que luego apostó por el canterano Adán para dejarlo en el banquillo y que posteriormente fichó a Diego López para arrebatarle la titularidad definitivamente.
El portugués y su segundo, Aitor Karanka, buscaron todo tipo de justificaciones para explicar la suplencia de Casillas. Llegaron incluso a decir que, después de superar su lesión y tener el alta médica, el portero no jugaba porque no había recibido el “alta competitiva”. Muy diferente fue la gestión de Ancelotti, que le regaló dos competiciones en su primera temporada como técnico blanco: la Copa y la Champions. Ambas las ganó. En la Liga, donde que fue titular Diego López, el Madrid acabó por detrás del Atlético y del F.C. Barcelona.
Las últimas semanas han servido para cocer la salida de Casillas del club de toda su vida. Y eso que hace poco de un mes insistía en ‘El Larguero’ en su intención de retirarse del Real Madrid, sobre todo después de que el club le manifestara su intención porque siguiera en su casa. "Me dijeron que querían que siguiera. No quiero pensar que damos esa imagen [de que hay un pulso]. Todo lo contrario. Lo que me gustaría de verdad sería acabar aquí mi carrera", le contestaba a José Ramón de la Morena en la portería del Bernabéu.
Casillas decía que se quedaba pese a que conocía el interés del club por contratar a David de Gea, un fichaje que no parecía tener como destino el banquillo. Pero pronto se empezaron a hablar de ofertas. Del interés de la Roma, del Fenerbahçe… Hasta que llegó el Oporto de Lopetegi para convencerle de que podía seguir jugando la Champions League pese a verse obligado a guardar en un cajón la zamarra del Real Madrid.
Para allá se va Casillas. Y no en un Seat 124. Ni en un Renault 9, el coche que sustituyó al clásico español en los viajes del portero con su padre a la Ciudad Deportiva. Porque al portero seguro que le da igual el vehículo. Lo que parece tener más claro es su destino: seguir al máximo nivel y llegar a la Eurocopa 2016 de Francia para defender el marco de la Selección.
Alfredo García
Coordinador digital de las emisoras de la SER. Anteriormente, y durante más de una década, fue responsable...