Cada diputado gasta de media 1.200 euros al mes en viajes con cargo al Congreso
Más del 80% del importe global en viajes en el primer semestre del año corresponde a actividad parlamentaria, aunque cerca de 300.000 euros son desplazamientos por actividad política. Transparencia Internacional considera insuficiente la regulación y reclama que se publique el desglose de los trayectos y motivos de los desplazamientos
Madrid
La factura de viajes de los diputados se incrementará forzosamente este verano, debido a la insólita actividad parlamentaria programada durante este mes de agosto, habitualmente inhábil.
Por primera vez, y debido a la tramitación de los presupuestos generales y la posible convocatoria de un pleno sobre el rescate a Grecia, aún sin fecha, los diputados tendrán que echar mano de automóvil, tren o avión para desplazarse al Congreso en un mes habitualmente cerrado por vacaciones.
Esa circunstancia elevará el gasto en viajes que durante el primer semestre del año ha ascendido a 2,59 millones de euros, según los datos publicados trimestralmente por el Congreso. Ese importe supone que a diario la Cámara se gasta 14.000 euros en cubrir los desplazamientos de los 350 diputados. Parlamentarios que de media se gastan 1.200 euros al mes en viajes que corren a cargo de los presupuestos del Congreso.
Tras la polémica desatada por los viajes a Canarias de José Antonio Monago, el Congreso acordó publicar desde enero el gasto global en viajes, aunque sin desglosar nombres, trayectos, número, coste concreto de cada viaje o motivo del mismo, cuya justificación se deja a la supervisión y aval interno de cada grupo parlamentario.
Más del 80% del coste total corresponde a actividad parlamentaria aunque cerca de 300.000 euros se destinaron a sufragar desplazamientos en concepto de actividad política. Una confusión indeseable, a juicio de Manuel Villoria, miembro del consejo directivo de Transparencia Internacional. "De ese modo, cabe la posibilidad de que acaben cargándose al presupuesto del Congreso desplazamientos por actividades como mítines, encuentros políticos para recabar apoyos para primarias, o un largo etcétera de cuestiones que guardan más relación con la actividad interna de los partidos. ¿Es un gravísimo caso de corrupción?, pues no, pero sí entraña un cierto fraude con respecto al destino adecuado que deberían tener esos fondos en tanto que los paga el Congreso".
Villoria considera insuficiente la transparencia del sistema adoptado en el Congreso y pone como ejemplo la regulación del Consejo General del Poder Judicial que recoge en detalle dónde viajan sus vocales y el coste de sus desplazamientos o comidas. "A mi juicio, en la próxima legislatura, con la irrupción de nuevas formaciones políticas en el Congreso, forzosamente se tendrá que avanzar en esta cuestión", pronostica Villoria.
