Internacional
RUTA BBVA | DÍA 2

La conquista del majestuoso cañón de Chicamocha

Ocho horas de ruta para cruzar este espectacular valle de la cordillera oriental de Colombia

Descenso por la Mesa de los Santos / ÁNGEL COLINA

Chicamocha - Mesa de los Santos (Colombia)

5:50 horas de la mañana. Suena el despertador. Por delante el mayor reto de esta Ruta BBVA: subir al cañón de Chicamocha, el segundo más ancho del mundo solo por detrás del de Colorado, en el norte de Arizona. Con caras de sueño y más de 30 grados a las 08:00 horas comienza el descenso. Surcos endiablados y una caliza ennegrecida que abrasa los pies dificultan los primeros 14 kilómetros de ruta. Piernas temblorosas bajan entre cactús y los árboles de ‘El señor de los anillos’. La fatiga hace mella entre los primeros ‘ruteros’, que se lanzan a un acequia para remojar sus cabezas mientras observan esa gran manta verde como una ilusión óptica.

Finalizada la bajada, toca reponer fuerzas en el pueblecito de Jordan, una pequeña localidad de apenas 30 habitantes surgida cerca de un bravo río de aguas negras. El clima fresco en la parte baja del valle ha convertido a ese recóndito espacio en un apreciado sitio de descanso, donde crece la construcción de viviendas. Pese a la cercanía del agua, el calor no da tregua. Más de 3 horas de marcha con un seco sol de 40 grados. A la llegada, encontramos un manjar de fruta fresca –piña, papaya y sandía-, la mejor opción para darse un atracón sin sentirse pesado para afrontar la subida.

Ascenso al cañón de Chichamocha / ÁNGEL COLINA

En este descanso hay que tomar una decisión importante: ¿quién se atreve con Chicamocha? La mayoría de los ‘ruteros’ conserva fuerzas e ilusión por tachar un nuevo reto. A las 13:00 horas, cuando más aprieta el calor, comienza la subida para intentar llegar a la cima antes de que cierre el teleférico. Tras un primer tramo durísimo, con un desnivel de más de 800 metros, lo ánimos se resienten. Tirones, sobrecargas musculares, golpes de calor... “Hay que concentrarse en respirar por la nariz y expulsar el aire por la boca. Es todo mental”, arenga Laura a sus compañeros en la subida. Los burros asisten a los que no pueden continuar y tomamos el primer descanso. Ha pasado lo peor. Las nubes empiezan a esconder al sol. Fruta y azúcar insuflan fuerzas a la expedición. Empiezan a escucharse los primeros tarareos que dan paso a canciones. Leyre, una pamplonesa de incansable sonrisa, dirige el concierto con temas eurovisivos y canciones que marcaron su infancia. Todos le siguen. La fiesta ya no para hasta llegar arriba. Otro objetivo cumplido. Los ‘ruteros’ se funden un inmenso abrazo cargado de superación y satisfacción. Ahora ya toca relajarnos en el teleférico.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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