La Policía española cree que Al Khazzani "iba a hacer una matanza" y no a robar

Madrid

Fuentes de la lucha antiterrorista ha explicado que Ayoub Al Khazzani, marroquí de 26 años, pretendía realizar una matanza en el interior del tren y que probablemente recibió las armas y las instrucciones de lo que debía hacer poco antes de subir al convoy en Bruselas.

Según los expertos, en Europa hay alrededor de 800 individuos con el mismo perfil radical. "Unos localizados y otros, no", según explican estas fuentes. Son retornados de la zonas en conflicto como Irak o Siria y esperan su oportunidad y las instrucciones precisas para cometer una acción terrorista.

Los investigadores no creen la versión que el detenido ha facilitado a la policía francesa de que quería "hacer un atraco para poder comer" sino que están convencidos de que se trata de un yihadista retornado desde Siria donde habría recibido una breve instrucción sobre el manejo de armas.

Los investigadores centran sus pesquisas ahora en averiguar quién le señaló el objetivo y le proporcionó el fusil de asalto AK 47 y por dónde pudo burlar las fronteras hasta llegar a Bruselas. En este sentido, la investigación apunta a que pudo recibir apoyo y cobertura por parte de la célula yihadista de Vervies en Bélgica.

Estas fuentes se muestran convencidas de que este individuo tiene un perfil muy similar al de cientos de retornados de Siria que deambulan por Europa, unos 800 según las cifras más actualizadas, que esperan su momento y las órdenes precisas para cometer una acción criminal.

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Está documentado que realizó un viaje en avión el pasado mes de mayo desde Berlín a Estambul, y allí se le pierde la pista, hasta el pasado viernes.

Según reconocen los expertos, estos individuos "no son gente muy preparada, sino pringados que están dispuestos a todo y que una vez adoctrinados reciben una mínima instrucción para manejar armas".

Hace unos días, el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, destacaba "la rapidez con la que estos jóvenes se suman a la causa del Estado Islámico y en muy poco tiempo, en semanas, se convierten en fanáticos que se desplazan a zonas en guerra o que se quedan en su lugar de residencia para actuar como lobos solitarios".

Durante los siete años que vivió en España, tres en Madrid y cuatro en Algeciras, la brigada de información de la Policía le tuvo en todo momento controlado. Se dedicaba a la venta de hachís, por lo que fue detenido en tres ocasiones, y al comercio con chatarra, pero sufrió un proceso de radicalización, probablemente en la cárcel, y a partir de ahí, los investigadores comenzaron a considerarle potencialmente peligroso y se le incluyo en las base de datos policiales europea sobre yihadistas.

Francia y el resto de aliados europeos fueron advertidos en Febrero de este año de la radicalización de este individuo y la Policía comunicó que en marzo abandono España, con dirección a Francia.