Ocio y cultura
LAS MEMORIAS DE EDWARD BUNKER

Confesiones de un ladrón ilustrado

‘La educación de un ladrón’, las memorias de Edward Bunker, son uno de los mejores retratos literarios de la vida carcelaria y criminal

Edward Bunker en los años finales de su vida tras salir de prisión / SAJALIN EDITORES

Edward Bunker en los años finales de su vida tras salir de prisión

Hay una máxima entre los escritores que dice que para escribir un buen libro hay que haber vivido intensamente, haber conocido la historia, haber mirado a los ojos a los personajes. Bajo esa regla, nombres como Hunter S. Thompson o Jack Keruac han plasmado en grandes novelas sus vidas al límite. Todos esos escritores salvajes se quedan en nada al lado de Edward Bunker, un tipo que pasó 18 años entre rejas y que siendo un adolescente se convirtió en el preso más joven del famoso presidio de San Quintín.

Encerrado en su celda, Bunker decidió convertirse en novelista, aunque tuvo que escribir siete novelas para ver como una de ellas se convirtió en un libro publicable. Su obra, centrada en el mundo del crimen y en el microcosmos de las prisiones estadounidenses de la primera mitad del siglo XX, ha terminado siendo uno de los mejores retratos de la vida entre rejas.

Tras salir por última vez de prisión -y con su primer libro en las tiendas- Bunker se convirtió en un escritor de prestigio que acabaría siendo guionista e incluso actor, para la historia queda su breve papel en ‘Reservoir Dogs’ de Tarantino donde interpreta al señor Azul. Aunque su obra bien merece una lectura, sus memorias -aparecidas en el año 2000 y editadas por primera en castellano este verano- son uno de los mejores relatos sobre la vida detrás de los barrotes de una celda de máxima seguridad.

En 'La educación de un ladrón', Bunker cuenta su historia, la historia de un chico abandonado incapaz de seguir las reglas de la sociedad y que se enfrenta a un sistema tan cruel que le acaba condenando desde crío a una vida de delitos y fugas. A lo largo de sus páginas, Bunker hace balance de sus crímenes, pero también refleja los golpes que recibe de un sistema que desde niño le brinda palizas, torturas y castigos. A pesar de las oportunidades, y de algún ángel de la guarda que se cruza en su camino, el joven se ve incapaz de salir de un mundo que le fascina y le atrapa en un bucle. ¿Qué posibilidades de reinserción tienen un chico que solo conoce a delincuentes? El mundo de Bunker era reducido y las posibilidades de salir de él, escasas. La supervivencia de un crío en prisión pasa por convertirse en un hombre duro. Y eso fue Edward, un tipo al que respetaban en los patios de los presidios, un preso que nunca mató, aunque estuvo cerca de hacerlo para sobrevivir, como cuando con apenas 17 años acuchilló en las duchas a un asesino múltiple que quería abusar de él.

Edward Bunker nunca pensó en el próximo día, nunca pensó que llegaría a viejo y que la vida le depararía un nuevo destino. Pero salió de ese mundo y salió escribiendo. El encierro prolongado deja tiempo para leer mucho y para escribir sin freno. Eso le mantuvo en pie y eso le sirvió para crearse una nueva vida en libertad. Bunker entró en prisión sin estudios y salió de allí siendo un escritor que con los años y los libros se convirtió en uno de los escritores que mejor han retratado la vida de los criminales, las reglas de las prisiones, las normas de supervivencia. Su obra es cruda y dura, y refleja ese mundo que procuramos encerrar para no tener que verlo. Bunker nos sumerge con maestría en esa fascinante y temible vida entre ladrones, asesinos, timadores y narcotraficantes. Nos muestra lo que no queremos ver porque son los fallos de la sociedad y nos muestra que muchos de los que allí habitan están condenados a estar ahí desde que nacen y que la cárcel no hace nada por la reinserción, los que un día se conocieron en prisión volverán a coincidir con los años en distintos patios con las mismas vistas. Salir de la rueda es complicado, cuando no imposible, y muchos acaban sintiéndose más cómodos entre rejas que en libertad. Bunker salió de esa rueda y se convirtió en un escritor de culto por su prosa salvaje y cruda. A través de sus ojos nos sentimos presos y sufrimos sus miedos, nos embrutecemos con él y vemos el lento paso de los años y sus cambios.

Al salir definitivamente de prisión, Bunker dejó atrás su pasado, sus viejas amistades y comenzó una nueva vida, siguió escribiendo compulsivamente y sus libros se vendieron bien y se tradujeron a varios idiomas. Encontró el amor, se hizo un hueco en Hollywood y vivió una buena vida hasta su muerte en 2005. Tenía 71 años, había actuado en una docena de películas, había escrito una decena de libros y se había reconciliado con el mundo. "Si pongo en una balanza los delitos que he cometido y los abusos por parte del sistema que he recibido, la balanza estaría bastante equilibrada", escribe Bunker, que es sus páginas no muestra arrepentimiento por sus delitos ni los justifica, los muestra como parte de su camino vital. La lectura y la escritura cambiaron su destino y le dieron algo a lo que los grandes escritores aspiran, vivencias que pocos adquieren porque el precio es demasiado caro, el de Bunker fueron 18 años encerrado en centros de menores, presidios y manicomios.

'La educación de un ladrón', primer capítulo disponible en PDF

 
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