Médicos Sin Fronteras combate la usura de los laboratorios en sus vacunas

Madrid

¿De qué sirve una vacuna capaz de salvar vidas, si su precio es inaccesible? Esta es la pregunta que se hace Médicos Sin Fronteras, una organización lleva tiempo peleando para que los gigantes de la industria farmacéutica bajen el precio de sus vacunas.

En especial, una de ellas, la del neumococo. “Pfizer y GSK siguen sin decirnos cuánto les cuesta producir esa vacuna”, denuncia la responsable en vacunación de MSF, Miriam Alía, y posiblemente seguiremos sin conocerlo “porque los laboratorios firman acuerdos de confidencialidad con los países” para que no trascienda esa información.

Eso provoca por ejemplo que ante una misma vacuna, como la que protege frente al neumococo “Túnez pague más que Francia, o que Sudáfrica pague tres veces más que Brasil”.

De ahí que el margen de beneficio de estas compañías sea “inmenso”, hasta el punto de que Pfizer gane cada día “17 millones de dólares con su vacuna contra el neumococo”.

Esa es la usura que MSF combate desde hace mucho tiempo. Y que se puede entender perfectamente con varios datos que aporta esta organización:

• La vacuna del neuomoco es la más vendida del mundo

• En la actualidad el precio más bajo disponible es de 10 dólares por niño (precio subvencionado para sólo para los países pobres a través del mecanismo internacional GAVI).
• En los últimos años, MSF ha intententado negociar un precio más bajo con Pfizer y GSK (los dos únicos fabricantes), pero hasta el momento "se han negado, lo que nos ha obligado a pagar más del doble".
• En cinco año, Pfizer y GSK han ingresado "28.000 millones de dólares en ventras", gracias a estas vacunas.
• Desde 2001 vacunar completamente a un niño es 68 veces más caro, ha pasado de 0’57 a 39’25 euros (hace una década el paquete básico de vacunación incluía 6 vacunas, ahora 12, “sin embargo, el precio no se ha duplicado”, denuncia MSF)
• Tres de cada cuatro niños no tienen acceso a la vacuna frente al neumococo, una bacteria que cada año mata a un millón de niños