«No podemos excluir nada», ha señalado el primer ministro francés, Manuel Valls, ante la Asamblea Nacional. Es una guerra moderna con nuevos modelos de operar donde «puede haber riesgo de armas químicas y bacteriológicas» en futuros ataques terroristas. La imaginación macabra de los terroristas y sus organizadores no tiene límites: fusiles de asalto, decapitaciones, bombas humanas, armas blancas, todo a la vez, ha dicho Valls en la Asamblea Nacional esta mañana. Y ha advertido que no podemos excluir nada: «lo digo, por supuesto, con todas las precauciones que se imponen, pero sabemos que puede haber también riesgo de armas químicas y bacteriológicas». Esta «guerra nueva sigue siendo una guerra planificada, llevada a cabo por un ejército de criminales. Lo que es distinto son sus modelos operatorios, la manera de golpear, de matar evoluciona sin cesar». El discurso de Valls busca el apoyo parlamentario para ampliar hasta tres meses el estado de emergencia que prioriza las medidas policiales a las judiciales. El «estado de emergencia» permite a las fuerzas del orden restringir la circulación de vehículos y personas, ordenar registros en domicilios sin necesidad de orden judicial y decretar arrestos domiciliarios a personas «cuya actividad resulte peligrosa para la seguridad y el orden público», además de disolver grupos y asociaciones. «Debemos aceptar restricciones de libertad de manera temporal para conseguirlas ampliamente después», dijo el presidente se la República, François Hollande, ante parlamentarios y senadores al enunciar las medidas internas para luchar contra el terrorismo. La modernización legislativa tiene por objetivo adaptarla también a los tiempos de Internet. El proyecto de ley, que moderniza el contenido para adaptarlo a los tiempos de internet, prevé también que los policías puedan portar el arma reglamentaria cuando no estén de servicio. Según la revista Le Point, el grupo socialista pretendía incluir en el texto legal (como está en la redacción de 1955) la posibilidad de instaurar «medidas para asegurar el control de la prensa». Con el argumento de que las emisiones en live, sobre todo de las televisiones, perturba a los franceses y «proporciona informaciones sensibles a los terroristas». La posible instauración de censura creó alarma en una parte de las filas socialistas y el rechazo de ecologistas, comunistas y otros grupos de izquierda. Finalmente, se ha retirado este extremo y ha quedado excluido en el proyecto redactado por el Gobierno socialista. El proyecto de Ley ha recibido este jueves la luz verde de la Asamblea y el viernes se espera la votación del Senado.