Antonio Lobato: “Llega el momento de callarme”
El periodista de Atresmedia nos cuenta cómo está afrontando su despedida de la Fórmula 1
- "Se nota mucho que la gente ha perdido el interés por la F1"
- "Me incomoda ir a un sitio y que me venga gente a preguntarme, soy introvertido"
- "Mucha gente que me critica seguro que se ha hecho una foto conmigo"
Madrid
Después de casi media hora de charla telefónica con Antonio Lobato, la percepción es que a este periodista asturiano de 50 años aún le apasiona meterse en una cabina y narrar. La adrenalina que se dispara en el cuerpo de los pilotos en los instantes previos a la salida de una carrera es comparable a la sensación que, 12 años después, sigue manteniendo Lobato delante de un micrófono mirando sus monitores de tiempos. Con los matices propios que da el paso del tiempo y las experiencias vividas, pero sigue estando ahí.
Pero ser la voz de la Fórmula 1 en España es algo más complejo que todo eso. Es la razón por la que Antonio se va. Se marcha de este circo mediático tras más de una década en la que su equipo y él, bajo el paraguas del fenómeno socio-deportivo Fernando Alonso, han popularizado, educado y contado todo cuanto rodeaba a este deporte.
Atrás quedan los micrófonos con los logotipos de Telecinco, laSexta, Antena 3, Neox, Mega… entrevistas a pilotos, a personajes famosos, a autoridades políticas, semanas alejado de casa y la responsabilidad de comandar un proyecto, de ser la bandera en lo bueno y el escudo en lo malo. El ciclo llega a su final, dice Antonio.
El cambio comenzó este año, cuando por primera vez, cubriría el mundial de F1 sin viajar a los circuitos. Fue un primer paso. Pero la decisión de marcharse ya estaba tomada. Cuando finalice la carrera del Gran Premio de Abu Dabi este domingo, como si de un piloto más se tratase., Antonio Lobato apartará el volante, saldrá del monoplaza, se quitará guantes y casco y cerrará la persiana de su box. Punto y aparte. Comienza para él una nueva carrera.
¿Cómo afrontas esta última carrera de Fórmula 1?
Es una mezcla rara. Por un lado, emocionante. Sabemos que es un momento fuerte de nuestras vidas, un cambio de ciclo. Por otro lado, estamos muy nostálgicos. Es imposible no mirar atrás y ver todo lo que hemos dejado por el camino. Estamos muy orgullosos del trabajo que hemos hecho durante estos 12 años, ha sido muy intenso.
Desde el punto de vista de la nostalgia, ¿sería mejor o peor que esta despedida fuera in situ desde un circuito y no desde un plató?
Si te digo la verdad, no cambia nada. La gente fundamental la tengo aquí, junto a mí; y porque cuando me meto en una cabina la sensación es la misma. Tampoco esta temporada ayuda a que si estás en el circuito sientas algo más. Es la temporada más gris de las 12 que hemos afrontado.
Te puedo asegurar que este año, desde que me metí en la cabina aquí en Antena 3, yo no sabía si estaba en San Sebastián de los Reyes o Kuala Lumpur.
¿Cómo has vivido la experiencia de este año de poder compaginar las narraciones de las carreras con desayunar en casa todos los días, ver a tu hija…?
Es muy difícil de explicar. La gente dirá que soy exagerado pero, este año, yo me quedaba mirando a mi mujer o a mi hija y me decían: "¿qué haces?", y yo les respondía que no me podía creer que por primera vez en 12 años estuviera haciendo eso con ellas.
Para mí, en los 11 años anteriores, terminar el GP de Australia -por ejemplo- era recoger en el circuito, coger el coche hasta el hotel, te pegabas una ducha, hablabas con Madrid -con la gente de tv- para ver cómo había sido la retransmisión, te ibas a cenar, te metías en la cama y al día siguiente, al aeropuerto para coger un avión y tardar 28 horas en volver. Este año, terminé de narrar el GP de Australia, subimos a charlar aquí [redacción de Antena 3 en San Sebastián de los Reyes] un rato con el equipo, me iba a mi casa, me montaba 3 horas en bici, comía con mi familia, nos íbamos al cine por la tarde… Me parecía increíble.
¿Cómo es posible que haya aguantado 11 años con el trajín y la locura que ha supuesto hacer 11 años de mundial de F1 alejado de mi casa y de una vida, más o menos, ordenada? El problema es que he vivido 11 años en un desorden vital tremendo. Este año todo se ha colocado en su sitio. He vuelto a recuperar el tiempo perdido y, profesionalmente, creo que no se ha perdido nada, que el programa que hemos hecho ha sido más completo y divertido.
¿Crees que esos 11 años tocaban hacerlos? ¿Crees ha sido una etapa necesaria de vivir?
Creo que hubo unos años en los que ese trajín era necesario porque era necesario un aprendizaje, especialmente, mío. En el año 2004, 2005… yo no podía hacer la Fórmula 1 sin viajar porque sabía muy poco de ese deporte. Tenía que estar en la pista y hablar con la gente y saber qué sentía Fernando [Alonso], Pedro [Martínez de la Rosa]…
Pero cuando llevas 11 años… ¡ostras! Ya tienes tus contactos, no tienes que estar cara a cara con la gente para poder informarte. Ahora, desde Madrid, creo que este año hemos podido aportar otras cosas que, estando en los circuitos, no habríamos aportado.
En estos años, y aunque no te agrade demasiado, lo que te habrá tocado vivir es ese proceso de fama. Imagino que por la calle, quien más y quien menos, te reconocerá como "el de la Fórmula 1", ¿cómo has vivido o vives este fenómeno?
Te vas dando cuenta con el paso de los meses. En 2005-2006 te das cuenta de que, vayas donde vayas, siempre te conocen. Entres en el bar que entres, siempre te conocen y siempre te van a sacar el tema de la Fórmula 1. También he vivido el proceso de implantación de los smartphones [bromea].
No voy a decir lo que los protagonistas de 'Ocho apellidos vascos' [en referencia a su entrevista en 'El hormiguero'], pero sí que es cierto que mi vida, llegado a un punto, era caminar y hacerte fotos. Evidentemente, no soy como los actores de esa peli, ni soy Fernando Alonso… pero es cierto que las fotos son continuas. Por un lado lo agradeces muchísimo porque piensas que aprecian tu trabajo.
Por otro, me incomoda. Yo nunca he querido ser famoso ni me gusta la fama, soy bastante tímido y me cuesta abrirme a la gente. Soy un poco introvertido; así que eso de ir a un sitio y que te venga gente a preguntarte… me incomoda un poco. Yo no soy el protagonista, el protagonista en mi caso son los pilotos que se están jugando la vida en la pista. Yo soy el canal. Siempre he estado en contra de que la gente idolatre a los periodistas. Que se valore nuestro trabajo, sí; pero esa tendencia de que parece que eres un famosete más…
Este verano, con mi familia, me ha pasado que hemos ido a la playa y nos hacían fotos. Yo no soy un tipo de papel couche. No sé por qué alguien puede tener interés en fotografiarme y publicar mis fotos con mi familia en bañador. No tiene sentido.
El hecho de alejarme de la Fórmula 1 me va a ayudar a que todo vuelva a la calma y que, poco a poco, yo pierda esa popularidad que he tenido durante estos años y que no me vuelve loco.
Lo que tiene el deporte, en términos de popularidad me refiero, es ese hincha aborregado capaz de insultar por manifestar una opinión diferente a la suya. ¿Te ha ocurrido que te hayan reconocido y te hayan increpado por ser, por ejemplo, amigo de Fernando Alonso? ¿Se atreven a la cara o solo en redes sociales?
No. Esto es como cuando vamos en coche, que todos nos sentimos muy valientes e insultamos al que tenemos al lado; algo que no haríamos nunca si estuviéramos en la acera. Estoy convencido de que mucha gente que me critica y que me ha dado palos tremendos en redes sociales, seguro que se han hecho una foto conmigo en algún momento.
Más o menos, en los 12 años que habéis retransmitido la Fórmula 1 en Telecinco, laSexta y ahora en Antena 3, han participado en este deporte casi una decena de pilotos españoles cuando, antes, era un territorio vedado para nuestro país. ¿Ha sido casualidad o tiene algo que ver el boom televisivo de la F1 en España?
Yo creo que el fenómeno Fernando Alonso ha contribuido a que una disciplina deportiva -el automovilismo- que había pasado prácticamente inadvertida en los últimos años se haya popularizado. Y eso lo lleva todo: las televisiones, los medios… Fernando consiguió cambiar las cosas, con él este deporte comenzó a hablar español. Antes, los patrocinadores españoles no existían y, sin embargo, hemos llegado a tener un equipo español en Fórmula 1. La pena es que todo ese trabajo y esa metamorfosis se ha ido apagando desde que la posibilidad de Fernando de luchar por los títulos se ha ido diluyendo. Este año, estamos ante el peor nivel de popularidad de la F1 desde el 2003. Se nota mucho que la gente ha perdido el interés por este deporte; no solo en las audiencias, también en las conversaciones por la calle. Tristemente, creo que también se va a ir desvaneciendo la posibilidad de ver pilotos españoles en la F1 porque cada vez va a ser más complicado llegar.
¿Qué es lo que vas a narrar de ahora en adelante? Cuando ya pase este último GP de Abu Dabi…
Pues no sé qué voy a narrar… Igual llega el momento de callarme y de narrar cosas más privadas: el partido de voleibol de mi hija y las andanzas de mi perro por el campo [bromea]
Pero no creo que pienses ya en la retirada…
Para retirarte necesitas lo que se llama independencia financiera y eso, aunque algunos puedan pensarlo, no es así. Tengo que seguir haciendo algo para ganar dinero y poder seguir viviendo. Y también por necesidad fisiológica: necesito tener algo que me guste, que me haga levantarme por las mañanas, que sea un reto…
Sí que es cierto que mi ventaja es que puedo elegir. No tengo una necesidad imperiosa de trabajar en cualquier proyecto. Ahora puedo permitirme el lujo de sentarme, esperar, ver lo que llega y decidir qué es lo que realmente quiero hacer. Lo que no me divierta o no me guste, no lo voy a hacer.
En la última entrevista que te hice hablabas de la posibilidad de llevar a cabo algún programa de aventuras, de mountain bike…
Sí, sería una historia que me apetecería hacer. Pero hay que ver si las teles de este país están dispuestas a afrontar un programa de este tipo. No sé si eso es posible. Si me llega la posibilidad de hacer algo así, es algo que me gustaría. Estoy abierto a cualquier cosa que me divierta.
Me gustaría cambiar un poco el paso y alejarme de lo que he sido hasta ahora. La gente me encasilla mucho con Fórmula 1 y parece que no he hecho nada más en mi vida; y he hecho otras muchas cosas en el mundo del deporte.
Los programas de entrevistas están muy de moda…
No, [ríe] ya hay una lista muy larga de gente que hace entrevistas. Llegar ahora a eso es demasiado.
¿En algún momento de este año has pensado que podría haber sido un error decidir dejar el mundo de la Fórmula 1?
No. Yo no quiero seguir haciendo Fórmula 1, me gustaría cambiar. Pero tampoco se puede decir de este agua no beberé. El cuerpo me pide ahora hacer algo diferente; quizá dentro de un año diga: "echo de menos narrar". Y si me viene la posibilidad de volver y me convencen, diré que sí.
A mí me divierte narrar carreras como a Fernando correr con el coche, pero la gente no ve todo lo que hay alrededor del piloto cuando no está en el coche y todo lo que hay alrededor del periodista cuando no está narrando las carreras. Los pilotos odian muchas de las cosas que tienen que hacer cuando no están en el coche y yo estoy un poco cansado de todas las cosas que tengo que hacer cuando no estoy narrando.
Ese nivel de responsabilidad, de exigencia, de estrés constante que he mantenido en muchos años de retransmisión de F1 y antes como jefe de deportes de Telecinco… Todo eso es lo que te quema.
En otra entrevista en la SER, decías que no tenías ya relación con Gonzalo Serrano [compañero en las narraciones de Telecinco]. El contestó en Twitter: "afortunadamente, yo tampoco con él"… ¿Hasta qué punto, en tu trayectoria como periodista de F1, te has llevado sinsabores de personas con las que has compartido momentos importantes?
Si te digo la verdad, en 12 años de F1 han sido muy pocos los sinsabores que me he llevado de gente. Algunos muy malos, muy desagradables, que me han producido mucho asco y mucha nausea. Pero el 98% de las relaciones que he mantenido con gente a lo largo de este tiempo han sido increíbles.
Una de las cosas que me llevo, aparte de lo que me ha cambiado la vida, es la cantidad de amigos y de buena gente que he conocido. Amigos que van a seguir siéndolo cuando deje de estar en primera fila. Eso es lo mejor. Las excepciones hay que aceptarlas porque no todo el mundo es perfecto. Siempre hay gente que tiene dobleces y que te desilusiona o te falla en un momento dado. Tienes que asumirlo, porque la vida es así.
Para terminar con buen sabor de boca… Si te digo, "Pedro Martínez de la Rosa", ¿qué me dices?
¡Bua! [Sonríe] Un amigo, un socio, un cómplice. Una persona impresionante.