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DÍA MUNDIAL CONTRA EL SIDA

Vivir con el VIH

Enrique y Beatriz. Una historia de amor serodiscordante.

Célula infectada con VIH. / SPEHNER-JOUBERT/PHANIE / Cordon Press

Enrique supo que era seropositivo a los 18 años. No se hizo la prueba de forma voluntaria. Acudió a un centro religioso de desintoxicación y le obligaron a hacerse una analítica. El resultado fue positivo. Estamos hablando de la década de los 80, esos años en los que tener VIH era casi una condena de muerte.

Vivir con el VIH. Enrique y Beatriz. Una historia de amor serodiscordante

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Enrique tiene hoy 44 años y una nueva vida desde hace sólo tres. Él y Beatriz forman lo que se llama una pareja serodiscordante, en la que sólo uno de los dos es seropositivo. La realidad de este tipo de parejas es muy variada,  pero en todos los casos cuando uno de los dos es portador del VIH las cosas se complican y hay, en pareja o sin pareja, repercusiones familiares, sociales, laborales y  económicas.

En el caso de Enrique la familia siempre ha estado a su lado. Una familia numerosa, son ocho hermanos, humilde, el padre es jornalero y unida, jamás le ha dado la espalda. Tampoco se la dio Beatriz cuando le contó, aún sin conocerla personalmente, que era seropositivo. Y es que la historia de esta pareja empezó por internet, él en Sevilla y ella en México. Cuando vi que la relación me interesaba de verdad, nos cuenta Enrique, le expliqué lo que me pasa. Y ella decidió seguir adelante y conocerle.

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Así llegó el viaje a México, la boda y el regreso a España, porque la seguridad social sólo le costea el tratamiento fuera del país durante unos meses. Y en Sevilla hubo una segunda boda y así, hasta hoy, han ido sumando semanas, meses y años. “Es la mujer de mi vida” nos dice Enrique.

El tratamiento para mantener a raya el VIH ha avanzado mucho, la medicina, la ciencia ha dado pasos de gigante en estas últimas décadas. De las 16 pastillas que tenía que tomar en los años 80 Enrique ha pasado a tomar sólo una.  Los efectos secundarios se han reducido pero algunos de los que le dejaron los primeros tratamientos siguen pasándole factura hoy,  incluso a la hora de buscar trabajo.

La cara es el espejo del alma, nos dice Enrique, y la pérdida de masa muscular hace que mi aspecto sea el de una persona cansada o con mala salud, así que muchas veces, sigue contando, cuando el empresario me ve se tira para atrás. Este hombre sabe bien de lo que habla porque desde hace un par de semanas se ha quedado sin empleo. Nos enseña una tarjeta que se hecho imprimir para encontrar algo. En ella se presenta como "pintor, albañil, persianas y cristales. La Rinconada, Sevilla".

 
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