Votar por correo y (no) morir en el intento
En tiempos de realidad virtual, impresoras 3D y de reconocimiento ocular hay muchos que se preguntan por qué se sigue utilizando un método tan arcaico y farragoso para votar. Pero que sólo vayan a votar el 20-D el 6% de los españoles residentes en el extranjero no se debe sólo al correo postal. Estas son sólo algunos problemas a los que se han enfrentado algunos de ellos
Madrid
Desde 2011, los emigrantes que quieren votar tienen que pedir –mejor dicho, rogar- que les sea concedido ese derecho en cada sufragio. Tanto si se está de paso en el extranjero como si se reside allí, hay que inscribirse en el Consulado y solicitar el voto. Al cabo de los días, se recibe la documentación electoral en casa y finalmente se envía por correo, bien a España (en el caso de los no residentes), bien a la oficina consular (en el caso de residentes). Éstos últimos también tienen la posibilidad de depositar el voto directamente en la urna en el Consulado.
Todo parece muy sencillo. Son sólo tres pasos pero que requieren cierto esfuerzo burocrático y, en algunos casos, económico, porque no siempre hay oficina consular donde se reside. Además, la documentación, el papeleo, los plazos y el correo se encargan de complicar el camino.
Marea Granate, el colectivo formado por emigrantes españoles, lleva tiempo denunciando este proceso. El pasado mes de abril llevaron sus reivindicaciones ante el Parlamento Europeo entre las que se encontraba “la restricción del derecho al sufragio desde el exterior”. Es un hecho. Desde que se aprobó el voto rogado en la reforma de la ley electoral del 2011, la participación en el extranjero ha bajado desde una media del 35% al 6% que, según los datos parciales de la Oficina del Censo Electoral, han pedido votar el próximo 20-D. Ese 6% disminuirá cuando hablemos de votos efectivos. Votos que llegaron a buen curso y que fueron contabilizados. Para facilitar el proceso, Marea Granate se esfuerza en aclarar todas las dudas al electorado emigrante.
En tierra de nadie
Ana es de Salamanca pero vive en Bangkok desde hace año y medio. Pensaba que estaba inscrita como residente y, aunque vuelve a España por Navidad, tendría que votar por correo igualmente. Cuando fue a comprobar si efectivamente estaba dada de alta en el Consulado… ¡sorpresa! No estaba. Así que les explicó su caso: “Les dije que iba a estar en España y les pregunté si podía votar allí normalmente entonces. Me dicen que no pueden asegurar que yo esté en las listas de España tampoco, que tengo que preguntar allí. Para preguntar allí tienes que ir en persona a mirar en tu colegio electoral. Cosa que no puedo hacer porque estoy aquí”, cuenta. Hasta que no vuelva a España no sabe si podrá votar.
A la cuarta va la vencida
Miguel lleva 5 años en Londres. En este tiempo ha habido tres elecciones en España y, aunque lo ha intentado, no ha conseguido votar en ninguna de ellas. “Hay que darse de alta con muchísimos meses de antelación para poder votar. La primera vez no lo hice a tiempo. La segunda vez sí, pero la Embajada cometió un error con mis datos y nunca me llegó la papeleta. Me llamaron para disculparse y sólo me daban cita para arreglarlo de urgencia un día que no estaba en Londres. Así que tampoco pude votar. Para las elecciones autonómicas, en junio de este año, me preocupé. Con cuatro meses de antelación les mandé un carta comunicando mi dirección nueva y pidiendo confirmación de que estaba en el censo. Fueron muy rápidos y me llegó un e-mail de confirmación pero, cuando mis amigos empezaron a recibir la carta del censo y yo no, respondí a aquel e-mail de confirmación. Me llamaron diciendo que en España habían cogido la base de datos del año pasado así que la carta habría llegado a mi dirección anterior. De nuevo me quedé sin votar”, relata indignado a pesar de que ha cambiado su suerte. Parece que a la cuarta va la vencida. Ya ha recibido los papeles para votar en las generales.
El voto, perdido en correos
Samantha vive en Estocolmo y por una cadena de errores en distintas oficinas postales se quedó sin votar en las elecciones catalanas. “Se retrasó el envío de todos los votos porque hubo impugnaciones en las listas. Mi voto no llegaba y no llegaba. Por algún motivo, pasó muchos días en Alemania. Finalmente, un día antes de que se acabara el plazo para votar presencialmente en la embajada, vi que había recibido el recibo para recoger mi voto en correos. Pues bien, correos Suecia la lio y devolvieron la carta antes de que yo pudiera ni siquiera ir a buscarla”. Conclusión: mala gestión de correos España, que mandó su carta a Alemania y pasó allí muchos días, más el error de correos Suecia. Como resultado, se quedó sin votar.
Más información
Para las generales, Samantha ha vuelto a solicitar el voto por correo. De momento sabe, según la página del INE, que la delegación de Barcelona le ha enviado ya las papeletas. Cruza los dedos para que esta vez lleguen a destino y pueda votar en la urna de la embajada. Mejor ahorrarse de nuevo los trámites con correos.
No está todo perdido
Los que no solicitaron el voto antes del 21 de noviembre ya no lo pueden hacer. Los que sí llegaron a tiempo pero todavía no han recibido los papeles para votar, empiezan a temer lo peor. Los residentes permanentes tienen hasta el 15 de diciembre para enviar su voto por correo al Consulado. Los temporales cuentan con un día más para hacerlo llegar hasta su mesa electoral.
Queda muy poco tiempo para las elecciones pero no está todo perdido. Marea Granate ha puesto en marcha una iniciativa llamada #RescataMiVoto. Se trata de poner en contacto a un emigrante que quiere votar y no puede, con otra persona que sí puede votar pero no quiere.
Mientras unos intentan votar y otros lo consiguen, muchos protestarán en las calles de más de doce ciudades de todo el mundo el próximo 13 de diciembre para que -como ellos denuncian- no les vuelvan a robar el voto.
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...