El tridente no tiene piedad

Madrid

El Athletic fue este sábado la víctima de un tridente que no tiene piedad de sus rivales. Si los rojiblancos ya tenían difícil un encuentro al que acudían sin Raúl García por lesión y Aritz Aduriz por sanción, cualquier esperanza se disipó cuando Gorka Iraizoz derribó en el área a Luis Suárez en los primeros compases del partido.

El fallo fue de Etxeita, que quiso tapar los espacios al uruguayo en lugar de ceder la bola a su portero. Le robó la cartera Suárez, derribado posteriormente por un Iraizoz que se tuvo que marchar a la calle cuando ni siquiera había entrado en calor. El penalti lo transformó Messi, que acababa de celebrar su quinto Balón de Oro con la grada del Camp Nou.

Con 85 minutos en inferiorirdad numérica por delante, la misión para el Athletic era más que imposible. Y eso que había empezado en el encuentro con una gran ocasión. Quiso ceder Piqué a Claudio Bravo sin darse cuenta de que Muniain estaba en la línea de pase. El delantero ceció la bola a Eraso, pero el disparo de este -que se entretuvo más de la cuenta- se fue por encima de la portería del Barcelona.

El penalti y la expulsión, sin embargo, borraron esa jugada inmediatamente. El tridente, lejos de relajarse, buscó sin descanso la portería contraria. Muchos huecos dejó el Athletic a los centrocampistas blaugranas, que encontraron una autopista para conectar con Neymar, el mejor del partido. De sus botas llegaron las mejores acciones del partido. Y gran parte de los goles.

El segundo fue, precisamente, obra suya. Combinó con Luis Suárez antes de encarar a Herrerín y picarle la bola para dejar el partido más que encarrilado en solo media hora de juego.

Ningún reproche para el Athletic, que bastante tenía con aguantar el chaparrón. De hecho, no tuvo oportunidad para hacer nada bueno... ni malo. Todo estuvo en las manos del Barcelona, con un tridente sabedor de que está escribiendo algunas de las líneas más brillantes de la historia del club blaugrana.

Uno de sus integrantes, sin embargo, se quedó en el vestuario en el descanso. Fue Leo Messi, al que Luis Enrique reservó por precaución, lo que sirvió para volver a ver a un Arda Turan que promete una segunda vuelta de lujos como los que hizo cuando defendía la camiseta del Atlético de Madrid.

Pero la reanudación sirvió para ratificar el dominio del tidente y, sobre todo, el estado de forma de Neymar. El brasileño volvió a regalarle una pelota de oro a Rakitic, encargado de hacer el cuarto del partido. Luego le tocó el turno a Luis Suárez, que redondeó el marcador con dos goles para hacer una nueva tripleta y llevarse la bola a su casa.

El Barcelona se merendó a un Athletic sin opciones para seguir a la estela del Atlético, el líder de la Liga a la espera del partido que los de Luis Enrique todavía tienen que disputar ante el Sporting en El Molinón. El equipo de Luis Enrique sabe que el campeonato, con el Madrid y el Atlético contando ahora sus partidos por victorias, le obliga a darlo todo.