Una derrota que despierta fantasmas del pasado

Prematura, inesperada, dolorosa, dura y desconcertante... Todos estos adjetivos se pueden aplicar a la derrota que ayer dejó fuera a Rafa Nadal del primer gran torneo de la temporada, el Open de Australia.

Y todos esos adjetivos aparecían entre líneas en las respuestas del tenista de Manacor en su comparecencia de prensa más triste de las últimas semanas.

“Es una derrota que me hace daño especialmente porque cuando uno está mal toca perder, pero cuando uno está bien no tiene que perder. Al menos no espera perder. Y yo he perdido en un momento en el que había entrenado bien, había trabajado mucho y me sentía preparado para la competición y para aprovechar el torneo éste con ilusión y con posibilidades de hacer un buen torneo”, dijo Nadal en la sala de prensa.

La eliminación ante Fernando Verdasco es un revés para Nadal, una derrota que despierta fantasmas del pasado y que quizá retrasa esa ansiada recuperación con la que soñamos tenista y afición tras un más que esperanzador final de 2015.