El pueblo más envejecido de España recibe a sus nuevos vecinos

Cuenca

La provincia de Cuenca alcanzó su mayor población, 335.719 habitantes (datos INE) en la década de los 50 del siglo XX. A partir de ahí empezó a bajar década tras década hasta los 200.346 de 2001. Subió de nuevo la población hasta los 219.138 de 2012, y vuelta a bajar. El último padrón a fecha de enero de 2015 cifra la población en la provincia de Cuenca en 203.841 habitantes.

En los años 50 el municipio alcarreño de Olmeda de la Cuesta tenía más de 500 habitantes. Ahora tiene menos de 20. Según un estudio elaborado por la Fundación BBVA a finales de la primera década de este siglo, Olmeda de la Cuesta era el municipio conquense con mayor dedicación a la Agricultura, y además, el que tenía una población más envejecida, el 81 % de sus habitantes tenía más de 65 años. Comparado con el resto de España se sitúa el primero.

El paseo por las calles de este pueblo alcarreño nos muestra esta realidad. Apenas si nos cruzamos con gente. Dos hombres de avanza edad están sentados en un banco. Una señora también mayor cruza la calle y saluda: ‘Buenos días’. Y poco más. Las casas están casi todas cerradas y aparecen, al doblar una esquina o al fondo de un callejón, edificios abandonados casi en ruinas. Aunque esta estampa ha cambiado.

El Ayuntamiento de Olmeda se propuso hace cinco años aumentar la población. ¿Pero cómo hacerlo en un pueblo que carece de servicios y con escasas posibilidades laborales? La propuesta municipal fue vender a bajo precio solares urbanos para incentivar la construcción de nuevas casas, “segundas residencias aunque sea”, dice su alcalde, José Luis Regacho. “Apostamos por captar vecinos, principalmente de Cuenca y de Madrid por cercanía, que busquen descanso”. El ayuntamiento comenzó comprando los solares abandonados para venderlos ahora a precios muy bajos, a fin de atraer nuevos vecinos.

El proyecto se puso en marcha y suscitó el interés de los medios de comunicación de toda España que en estos años han contribuido a difundirlo. En pocos meses un centenar de personas estaban interesadas en el proceso de subasta de parcelas. Habían llegado solicitudes de toda España e incluso de otros países. “Nos encontramos desbordados”, dijo su alcalde”, hasta el punto de aumentar el número de solares previstos. No había un perfil fijo de interesados. “Muchos eran de Madrid, por proximidad”, dijo el alcalde. “En cuanto a la edad, se han interesado desde jóvenes que quieren construirse una casa en un entorno rural, hasta jubilados que quieren retirarse en este municipio o incluso autónomos que quieren desarrollar negocios en la comarca”. Un año después se habían recibido cerca de 700 solicitudes de todo el mundo. El gancho: ofertar solares de 150 metros cuadrados a 2.500 euros. A lo largo del primer año, el consistorio de Olmeda había comprado las casas abandonadas, retirado los escombros y tramitado la licencia a la Junta de Comunidades para autorizar la subasta. Al final, en agosto de 2013 se sacaron a subasta 14 solares entre 66 y 300 metros cuadrados a un precio inferior a los 15 euros el metro cuadrado.

Con el objetivo de impedir que se especule con esta iniciativa del pueblo, el alcalde explicaba que quedaba prohibida “la transmisión del solar en unos años”, y además devolverán el precio base con el que la propiedad salga a subasta “a los autónomos que trabajen en el pueblo”.

Tras aquella primera subasta se adjudicaron seis parcelas. Meses después se vendieron las ocho parcelas restantes a unos precios que se rebajaron entre un 50 y un 70 %. El más barato es un solar de 60 metros cuadrados que se vendió por 300 €; el más caro tiene 205 metros cuadrados y salió a subasta por 1.750 €.

De los seis solares que se vendieron en 2013, cuatro fueron a parar a gente del pueblo, otro a una familia de Madrid que pretende ubicar allí su segunda residencia y otro a una familia venezolana, con orígenes españoles, que incluso ha previsto instalar en la localidad alguna actividad para trabajar también en el municipio. Con la segunda subasta llegaron otras nacionalidades: una escultora británica, un cocinero iraní, otra venezolana que vive en Dinamarca… “Son familias que pueden enriquecer mucho la vida del pueblo”, dice el alcalde. De momento se han construido ya dos casas nuevas y están en proyecto otras cinco.

Toda una revolución en este pequeño pueblo alcarreño que además está construyendo un parque de esculturas para atraer turismo y acaba de plantar 40 olmos resistentes a la grafiosis para que las olmedas vuelvan a dar nombre al municipio.