Esplendor en el Camp Nou

Un Barcelona en estado de gracia arrolló este miércoles al Valencia para poner los dos pies en la final de la Copa del Rey. Gary Neville trató de evitarlo plantando a cuatro laterales sobre el césped del Camp Nou. La fórmula no solo no funcionó, sino que pareció una provocación para el Barça y su tridente.

Porque desde el inicio del encuentro, el equipo de Luis Enrique desafió ese esquema abriendo el campo, buscando los espacios a la espalda de esos laterales, haciendo paredes junto a la línea lateral y todo lo posible por romper el dibujo de Neville y resolver la semifinal por la vía rápida.

Y lo consiguió. En cuanto Neymar y Arda Turan provocaron una pérdida en la línea de creación del Valencia. Continuó la jugada el brasileño con verticalidad, hasta que se encontró con Luis Suárez para que hiciera el 1-0 en el minuto 6 del encuentro. Otra genialidad de Neymar, que en este encuentro se gustó a pesar de que lo inició con un susto al resbalarse cuando perseguía una bola que se iba a salir por la banda.

Solo cinco minutos después llegó el segundo. Gran pase de Busquets a la posición de Aleix Vidal, que desde el costado sirvió la bola al centro. Ahí, como acostumbra, estaba Luis Suárez para definir de primeras y hacer el 2-0.

Abuso total en el césped y en el marcador. Porque no solo no funcionaron los laterales del Valencia. Ninguno de los once de Neville tuvo confianza ni fuerza para asumir la labor de llegar a los dominios de Ter Stegen. De hecho, el primer tiro de los valencianistas -de Parejo- no llegó hasta que se cumplió la primera media hora de partido y el encuentro ya estaba más que resuelto con el 3-0.

Ese tanto fue obra de Leo Messi, que hasta entonces parecía estar siendo un espectador de lujo de las genialidades de Neymar, la efectividad de Busquets y la capacidad resolutiva de Luis Suárez. Esta vez disfrutó de cerca de la buena compañía que tiene en el tridente, ya que el pase inicial de Iniesta lo tocó con maestría Neymar y lo dejó pasar Suárez para que Messi se quedara solo frente a Ryan.

Era el minuto 28 y la eliminatoria estaba ya decidida. Por si acaso, Mustafi llegó tarde en una acción con Messi y cometió un penalti. Estaba a punto de llegar el descanso. Falló Neymar la pena máxima, pero el Valencia se quedó con diez sobre el campo para terminar de hacer imposible su esfuerzo en este encuentro.

La falta de emoción y la eterna rivalidad con el Real Madrid hizo que el Camp Nou se divirtiera coreando el nombre de Cheryshev, el ruso cedido por el equipo blanco al Valencia y cuya alineación indebida hizo que el club de Florentino Pérez se quedara fuera de este torneo. Hubo ovación y cánticos para él cuando saltó al terreno de juego ocupando el lugar de Cancelo.

El choteo no duró demasiado porque nada más entrar el ruso al campo llegó el cuarto del Barcelona. Otra asistencia de Luis Suárez con el tacón en el balcón del área. El Balón de Oro recibió agradecido la bola y dejó sentados a dos defensas para hacer el 4-0.

La goleada puso de relieve la incapacidad del Valencia y su técnico, pero también cierta indolencia de los jugadores. Porque sin apretar demasiado, el Barcelona se plantó una y otra vez en el área de Ryan, donde los valencianistas ni siquiera eran capaces de despejar el balón. Así llegó, de hecho, el quinto. Regalo de Parejo a Messi y el 5-0 en el marcador.

El corazón de los aficionados valencianistas siguió llorando cuando su equipo recibió el sexto. En este caso la combinación fue entre Messi, Adriano y Luis Suárez. Tercer gol del uruguayo. Segundo 'hat-trik' blaugrana en el partido. Y continuó con el 7-0, también de Suárez.

El Valencia no llegaba bien al Camp Nou, pero se marchó herido de muerte. Porque su proyecto -pese a los refuerzos del mercado de invierno-, parece fútil y porque su entrenador no da señales de capacidad. El Barcelona, por su parte, sigue a lo suyo, que no es otra cosa que volver a lograr un triplete, quintete, sextete o como se quiera denominar al abuso que quiere ejercer en el fútbol mundial.