Elecciones 23 de julio

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Crece el debate en el PP sobre una abstención para frenar a Podemos

La dirección nacional del partido considera que la abstención ante un pacto Sánchez-Rivera sería la "muerte" pero no todos en el PP están de acuerdo. Aumenta el número de los que prefieren que se facilite esa coalición por "responsabilidad de Estado", para evitar nuevas elecciones o la llegada de los de Pablo Iglesias a la Moncloa

Fotografía facilitada por el PP, de laa reunión del Comité de Dirección del partido, el pasado lunes, en la sede de la calle Génova, en Madrid. / Tarek (EFE)

Madrid

En el comité de dirección del PP lo han hablado y opinan que la abstención ante un pacto entre PSOE y Ciudadanos supondría el fin de su partido. “Sería nuestra muerte”, sostiene uno de sus miembros. Los que componen este equipo cuentan que cuando viajan y se reúnen con otros cargos territoriales siempre les preguntan si esa posibilidad existe. Ellos la rechazan de inmediato porque lo consideran “un suicidio político”. “No lo comprendería nuestra militancia”, aseguran. Están convencidos de que, con ello, se desintegraría la formación conservadora.

El equipo de Mariano Rajoy no se cansa de recordar que fue él quien ganó las elecciones con más de siete millones de votos. Por eso defienden que votarán en contra de cualquier alternativa en la que el PP no esté a la cabeza. Un ministro destaca, además, que su jefe se impuso a pesar de los recortes y la corrupción. A su juicio, el único elemento distorsionador fue Ciudadanos, que se llevó los escaños que ahora les faltan. Por todas estas razones sostiene que ahora no se puede “regalar” un Ejecutivo. "Es surrealista. Es como si al Barça le piden que no juegue cuatro partidos para ver si el Madrid consigue remontar. Eso no va a suceder", señaló ayer Rafael Hernando portavoz del Grupo Popular en el Congreso.

Sin embargo, cada vez son más las voces conservadoras que se preguntan si in extremis habría que dar ese paso. El debate va aumentando dentro de las filas conservadoras. Muchos creen que, a medida que pasen los días, la presión será mayor y que se deberá reconsiderar la posición que el PP mantiene porque esta podría ser la única salida para evitar unas nuevas elecciones o un gobierno en el que esté Podemos.

Algunos lo ven “como un mal menor”, ante los escenarios que se contemplan. Ninguno parece muy halagüeño para los intereses populares. Por un lado, no creen que unas nuevas elecciones sean la panacea. No piensan que vayan a cosechar un resultado mejor. Y que si a lo mejor el candidato socialista es otro, aún lo pueden tener más complicado. Hay quien argumenta que sería como una segunda vuelta al estilo de las elecciones francesas en las que la gente ajustaría cuentas porque ahora todas las cartas están sobre la mesa y los conservadores dan por hecho que los escándalos del PP de Madrid y de Valencia les pasarían factura.

Pero también hay quien considera que a lo mejor el PP debe abstenerse no por un interés partidista sino por “responsabilidad de Estado”. Se oye hablar de “sacrificio y patriotismo por España” para evitar que Podemos llegue a la Moncloa. Ven a Pedro Sánchez capaz de pactar con Pablo Iglesias y concediéndole todo lo que pida con tal de hacerse con las riendas. Piensan que esa coalición sería un peligro y que, en ese caso, convendría facilitar un gobierno moderado. “Antes de que asuma el poder esa morralla”, así es como califica a la suma de PSOE, Podemos y otras formaciones un alto cargo regional del PP.

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Algunos ponen de ejemplo lo que ocurrió en Baleares tras las municipales y autonómicas de 2015. La socialista Francina Armengol rechazó en varias ocasiones el pacto de estabilidad que le ofrecía José Ramón Bauzá, antes incluso de que hubiera elecciones. En un momento dado este le pidió que formara un gobierno en minoría con el apoyo puntual del PP pero también se negó. Y al final salió investida presidenta con los votos de PSIB-PSOE, los econacionalistas de MÉS y los diputados de Podemos, que finalmente no forman parte del ejecutivo autonómico de izquierdas. Los colaboradores de Rajoy no contemplan ofrecer a Sánchez esa fórmula.

Otro sistema fue el que planteó Esperanza Aguirre, quien intentó a toda costa que Manuela Carmena no estuviera al frente del Ayuntamiento de Madrid y, para ello, llamó a las puertas del PSOE y Ciudadanos, con la idea poner al frente a la dirigente de la formación naranja, Begoña Villacís. No resultó y los socialistas apoyaron a la candidata de Ahora Madrid. Pero este sistema también lo rechaza el núcleo duro del PP. Nada de dejarlo todo en manos de otra persona y menos aún en las de Albert Rivera como solución salomónica.

Desde Ciudadanos tienen claro que si llegan a un acuerdo con el líder socialista, pedirán al PP que se abstenga. En el PP saben que les van a apretar tanto por ese lado como por el del Ibex. Aunque dentro del Gobierno todos niegan haber recibido llamadas en ese sentido. Lo que comentan es que muchas empresas han congelado sus planes de inversión porque temen que PSOE con Podemos echen abajo la reforma laboral.

A día de hoy los que rodean a Rajoy consideran que la abstención es “inviable”. “Tendría que estar loco para hacer eso”, dicen desde el Congreso. Además, varios cargos del PP ya van diciendo que no se le dé la vuelta al tema y se les achaque a ellos lo que es una decisión exclusiva del líder socialista. “Sólo faltaría que encima nos echarán a nosotros la culpa de su pacto con Podemos”, explica una persona muy cercana al presidente en funciones.

Pero dentro del Partido Popular hay quienes, desde distintos sectores, no ven tan descabellado lo de la abstención. De hecho creen que se podría explicar bien: “Porque en el Congreso las fuerzas estarían más o menos repartidas. Nosotros con 122 escaños (sin Gómez de la Serna) y ellos sumarían 130”. Afirman que, de ese modo, la situación estaría compensada y no sería difícil que arrancara la legislatura porque aunque no existiera una gran coalición, para muchos, esta sería ‘de facto’. El Gobierno de Sánchez no podría hacer prácticamente nada sin la aquiescencia del PP.

Pero en la Moncloa sólo contemplan un escenario en el que Sánchez fracasa. “Ahora está envuelto en un ceremonial de fotos y ruedas de prensa, que tal vez sólo le sirva para salvar su cabeza”, señala un alto cargo conservador. Pero los que rodean a Rajoy están convencidos de que, con el paso del tiempo, será otro el resultado. Mantienen que ahora no se puede pero que tal vez para julio, las cosas hayan cambiado, el PSOE haya agotado todas sus vías, tengan otra persona al frente y entonces ya se pueda explicar que el PP no es un partido maldito y se alcance un pacto a la alemana. A eso lo fían todo. Y así es cómo explican que Rajoy no tire la toalla. No quiere pasar de ser el presidente que ganó por una mayoría absoluta aplastante en 2011 al que perdió el trono en tan sólo cuatro años. Desea pasar a la historia como la persona que evitó el rescate para España y no como el que hundió por completo a su partido.

 
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