Sociedad

Guía básica para un consumo sostenible

Una vez más, Salvados lo consiguió. El programa dedicado a la explotación en el mundo textil sirvió para despertar conciencias y este lunes muchos se preguntan cómo combatir estas prácticas desde el otro lado del mundo

La primera pregunta que debemos hacernos es si, eso que vamos a comprar, lo necesitamos / GETTY IMAGES

Madrid

Uno de los momentos más impactantes del programa de Jordi Évole de este domingo fue la respuesta de Dy Sreim, una de las trabajadoras de una fábrica de Camboya que cobraba al mes lo mismo que cuestan en la tienda cuatro jerséis de los que ella hace. “¿Qué les dirías a los que compran esta ropa?”, preguntaba Évole. “Les diría que compren mucho, así podré tener trabajo”, respondía ella, después de contar que a veces que, tras más de 12 horas de trabajo, hay compañeras que se desmayan.

Las dos caras de una moneda que en la cabeza de María Almazán un día explotaron al comprobar que unos adolescentes cosían a un lado del mundo para que compraran otros chavales de la misma edad en occidente. Eso fue lo que le hizo dejar su trabajo en una empresa con este modelo y emprender un negocio a partir de “prendas producidas pensando en las personas y el medio ambiente”, como se puede leer en su página web.

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Cada vez hay más empresas como la de María, que apuestan por esta forma de producción, principalmente porque cada vez hay más gente que apuesta por esta forma de consumo. No vamos a dar un listado de tiendas y productores, internet está lleno. Simplemente, unas pautas de buenos hábitos a la hora de ir a comprar:

¿Lo necesitamos? Es la primera pregunta que nos tenemos que hacer. La tendencia indica que cada vez compramos más impulsivamente arrastrados por los bajos precios. La ropa puede venderse a cantidades a veces irrisorias gracias a la producción masiva y los bajos salarios pero… ¿realmente necesitamos estrenar ropa a ese ritmo?

Caro no siempre es sinónimo de sostenible. Precisamente por lo anterior, mucha gente piensa que gastando más dinero, las condiciones de los trabajadores de las fábricas son mejores pero esa regla no siempre se cumple. De hecho, casi nunca.

Made in. Puede que incluso te cueste encontrar la procedencia y tampoco tiene por qué ser totalmente concluyente. El testimonio de las trabajadoras gallegas de Salvados dejaba claro que en España también puede haber explotación en el sector textil. Si hablamos de condiciones laborales, en principio, las fábricas que estén dentro de la Unión Europea sí deben cumplir la normativa y no se utilizarán productos nocivos para los trabajadores ni instrumentación peligrosa. No olvidemos tampoco que cuanto más próximo, menos huella ecológica.

Materiales. Si el dinero no nos ayuda a detectar quién ha trabajado detrás de ese producto y la procedencia tampoco, quizá los materiales sí. Productos hechos con materias primas cultivadas sin pesticidas ni agentes químicos, como el algodón orgánico, el cáñamo o el lino, pueden ser una buena pista. Además, los tejidos naturales son mucho más fáciles de reciclar y menos contaminantes que los sintéticos.

Segunda vida. Evita tirar la ropa a la basura. Organiza un intercambio de ropa con amigos, que alguien apañado con las agujas te eche una mano con un descosido, llévala a la ONG más cercana. Lo que sea pero no lo tires a la basura sin pararte a pensar si esa prenda puede tener una segunda vida. Además, un principio que sí se suele cumplir es que la ropa de mejor calidad, dura más.

Compra directa. Cada vez hay más mercadillos de artesanías donde hay oportunidad de comprar la ropa directamente a su diseñador. Así, todos ganan: el creador se lleva el 100% y el comprador se ahora los gastos de los intermediarios que siempre son los que encarecen. Recopila también un listado de tiendas que compran directamente a los productores.

Elisa Muñoz

Elisa Muñoz

Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...

 
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