De patadas, tiros y otras sesiones de investidura

Pedro Sánchez aspira a convertirse desde este martes en el séptimo presidente de la democracia. Será la primera vez que lo intente el líder de un partido que no ganó las elecciones generales y, a menos que cambie mucho el tablero, será también la primera ocasión en que no sirva ni la primera ni la segunda votación. La diferencia de esta con las demás legislaturas es que se desconoce cuándo habrá presidente del Gobierno e incluso si lo habrá, porque si el 2 de mayo no hay acuerdo se disolverán las Cámaras y se convocarán elecciones.

De manera que la primera sesión de investidura en el reinado de Felipe VI será también la más incierta, aunque otras hubo que tuvieron también sus giros imprevistos. Ninguna como la de Calvo Sotelo, interrumpida el 23 de febrero de 1981 por un intento de golpe de Estado del que el Congreso se rehizo apenas dos días después. En la primera, que llevó a Adolfo Suárez al Gobierno en 1979, el presidente del Congreso, Landelino Lavilla, impidió que se debatiera antes de votar. La oposición se quejó de la imposición -"autoritarismo" en palabras de Santiago Carrillo- y las protestas de los diputados, que empezaron con abucheos y pateos, se volvieron un estruendo que se alargó varios minutos.

Los gobiernos de la UCD dejaron paso a dos mayorías absolutas del PSOE, que afrontó sin problemas la investidura. A Felipe González, sin embargo, se le fue reduciendo el crédito de los votantes. Se lo advirtió en 1989 José María Aznar, recién elegido líder del PP, y se lo volvió a decir cuatro años después, con una victoria más ajustada de los socialistas, acosados ya por los casos de corrupción. El apoyo de CiU y PNV que aseguró el último Ejecutivo de González fue el apoyo que llevó a Aznar a la Moncloa en el 96. Hubo una foto de aquel acuerdo, que se tomó en el Majestic de Barcelona y que persiguió durante años más a CiU que al PP. Se la reprochó, para empezar, Rodríguez Zapatero, cuando requirió en 2008 del apoyo de los nacionalistas para escándalo del PP, liderado entonces por Mariano Rajoy.

Zapatero se convirtió ese año en el único que superaba la investidura con mayoría simple porque, hasta la fecha, todos los presidentes lo fueron por mayoría absoluta en la sesión en que tomaron posesión. Aunque tuvieran menos de 176 escaños, fuera en primera o en segunda votación, consiguieron que otros partidos les dieran suficientes apoyos como para superar la investidura con amplia mayoría. Lo hizo el propio Zapatero en 2004, al asumir el cargo en un pleno conmovido aún por los atentados de Atocha del 11 de Marzo y en el que tuvo los apoyos de ERC, IU, BNG, CC y Chunta. A Zapatero le sucedió Mariano Rajoy que, con más votos de los que tuvo Aznar, afrontó una investidura tranquila. Han pasado solo cuatro años y parece que haya pasado ya un mundo.