Tribunales

La infanta Cristina marca distancias

La infanta y Urdangarin han entrado por separado a la sala donde se celebra el juicio del caso Nóos. Pocos gestos de acercamiento y mucho interés de la sala cuando se ha mostrado el correo no admitido dirigido al rey Juan Carlos

Imagen tomada de la pantalla de la sala de prensa de la Escuela Balear de la Administración Pública en el juicio del caso Nóos / CATI CLADERA EFE

Palma de Mallorca

Si la medida del interés del juicio la da la presencia del público, este jueves se han presentado casi 20 personas, entre ellas los dos hermanos de Urdangarin, Clara y Mikel, que en todo momento le han acompañado cuando no estaba siendo interrogado. Cercanía y acompañamiento que contrasta con las distancias que este jueves han mantenido Cristina de Borbón y su marido. Durante el interrogatorio al referirse a ella la llamaba "mi señora" y "Doña Cristina", mientras que en los correos exhibidos se dirigía a ella por “my kid".

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Mirando a la acusación

Este jueves la infanta también ha cambiado la postura. Ya no está tan hierática. Se mueve más y, aunque sigue el interrogatorio por una pantalla que da la espalda a la acusación, en varios momentos se la ha visto girarse hacia el estrado donde está la acusación con mirada incisiva y a veces desafiante hacia la abogada de Manos Limpias, Virginia López Negrete, y con expresión de "frotarse las manos" cuando le han echado la reprimenda a la letrada por exhibir el correo no admitido dirigido al rey Juan Carlos.

Los gestos y las anécdotas

Carraspea, se humedece los labios y bebe agua. Son los gestos repetitivos que acompañan la expresión de la infanta. Hoy, más tensa y sin apenas maquillar, con evidentes ojeras. A la hora del inicio del juicio ya daba síntomas de fatiga y su compañero de banquillo, Salvador Trinxet, le ha ofrecido un analgésico. En ella solo hemos anotado un bostezo y mucho interés en el momento que salían a relucir sus gastos y la Casa Real. Con sus compañeros de banquillo no habla demasiado. Nunca inicia la conversación pero sí responde a Trinxet, el único capaz de sacarle una sonrisa a Mercedes Coghen de la que ha aceptado también "un caramelo", o el preso Miguel Ángel Bonet, con el que se ha cruzado un saludo muy cariñoso.

Entre el público, hoy también, un escolta camuflado o personal de confianza de la infanta y Urdangarin, que en los tiempos muertos hace la pertinente cola en las máquinas de bebida y comida para llevarles las provisiones a la sala que ellos comparten junto al resto de los acusados y las defensas. Hasta ahora, ellos nunca han salido fuera a comer.

 
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