"De Siria me traje un bote lleno de canicas"
Maher tiene 13 años en su carnet de identidad pero hace vida de adulto. La suya es una de las historias de los más de 8 millones de niños afectados por la guerra en Siria
Campo de Zaatari (Jordania)
Llevo todo el día pensando y meditando sobre la acogida y la generosidad de los sirios. No escatiman ni en sus gestos ni en sus obras. Nos regalan pasteles, nos cantan canciones, nos regalan dibujos, nos hablan de su vida y de sus recuerdos de Siria. Y pienso en Europa con sus puertas bien cerradas, sus muros bien construidos y sus alambradas perfectamente instaladas.
Maher tiene 13 años en su carnet de identidad pero hace vida de adulto. Trabaja recogiendo piedra en su carretilla y vendiéndola después en Al Za'atari. Por las tardes, va a Makani ('mi sitio' en árabe) un centro en el que niños como él reciben formación, apoyo y donde juegan entre sí. Hay 12 centros Makani en el campo de refugiados apoyados por UNICEF, fundamentales para que los niños, a pesar de tener que trabajar para apoyar a sus padres que carecen de permiso de trabajo, no pierdan el hilo de los estudios y más adelante, esperamos que no muy tarde, puedan tener una vida digna y acorde a su edad.
"De Siria me traje un bote lleno de canicas", nos cuenta Maher. Cruzó la frontera hace dos años. Fueron 5 kilómetros a pie, "había muchas piedras, era difícil caminar". Nos cuenta entre risas que su familia llevó una caja de yogures y que dieron tantas vueltas y los agitaron tanto que se convirtieron "en otra cosa, ya no era yogur".
Maher iba al colegio en Siria. Hay 8,4 millones niños afectados por el conflicto en Siria. 2,8 millones de ellos han tenido que interrumpir sus estudios a causa de la violencia y de la guerra. Han bombardeado sus escuelas y sus vidas.
Solo en 2015 UNICEF ha proporcionado material escolar a 1,8 millones de niños y ha apoyado a 730.000 para que puedan continuar con sus estudios. La escuela es un lugar seguro, una rutina necesaria para todos los niños, el entorno en el que pueden desarrollar su potencial.
"Si la situación en Siria se calma, me gustaría volver. Si no, me quedaré aquí". Han pasado ya cinco años desde que comenzó el conflicto. Todos llevamos mucho tiempo escuchando hablar de esta guerra. Aunque no veamos salida, aunque sintamos cierto cansancio y desesperanza, no es momento de abandonar a estos millones de niños.