Iñaki Gabilondo: “En España no ha habido televisión pública; era la tele privada de Suárez, de González, de Aznar…”
Iñaki Gabilondo habla sobre la televisión tras su vuelta al medio con nuevo programa en #0
Madrid
Iñaki Gabilondo bromea con el nombre de su nuevo programa que, sin duda, a más de uno le provocaría cierta aprensión: 'Cuando ya no esté. El mundo dentro de 25 años'. El estar más o menos, no es algo que le preocupe a este periodista vasco: "Nunca me ha dado miedo la muerte, ni cuando tenía 15 años ni 20, ni 40. A mucha gente que me conoce le llama la atención", confiesa a un grupo de cuatro periodistas que le entrevistan tras la presentación de este nuevo proyecto.
Se trata de uno de esos espacios que son un rara avis en la televisión de hoy en día; con mucho de periodismo, de televisión pública y que solo tienen cabida en determinados canales de pago. Movistar+ ha confiado en Gabilondo para mirar en el horizonte, para indagar en la incertidumbre del futuro. "Tengo una curiosidad relacionada con el día de mañana, que es tan nuevo para ti como para mí. Está tan lleno de enigmas para mí como para ti. El hecho de que yo haya vivido muchos años ya, no me da ningún dato respecto al día de mañana. Tengo una curiosidad renovada cada día", explica el periodista de 73 años.
Ha estrenado sus dos primeras emisiones en esta semana -miércoles y jueves-; en ellas, Iñaki ha conversado en profundidad con el físico J. I. Cirac, con el paleoantroplólogo Juan Luis Arsuaga, la bióloga Cristina Garmendia y el filósofo Javier Gomá. Aunque el titular más impactante de estas dos primeras entregas lo ha dejado José Luís Cordeiro, profesor fundador de la Singularity University, que ha afirmado que se llegará a producir la muerte de la muerte: el hombre alcanzará la inmortalidad.
'Cuando ya no esté' no tendrá un carácter periódico, se emitirán como especiales, unas doce entregas que se distribuirán a lo largo de todo el año y de las que, de momento, solo se han grabado las dos que se han emitido. Programa sencillo en el que, como si fuera la radio, cada palabra pesa y deja un poso en el espectador que la escucha. Aunque no por ello se ha descuidado la imagen: "Tiene un componente visual con el que yo estoy especialmente complacido. Es una entrevista, pero está realizada con una factura extraordinaria. La Caña Brothers [la productora] está haciendo una producción muy cuidadosa, de mucha calidad. No hay reportajes, no hay vídeos… solo la conversación, pero está muy bien realizada", opina Gabilondo sobre su nuevo programa.
Medio en broma, medio en serio, Iñaki se refiere a él como su penúltimo proyecto, satisfecho con tener la ocasión de poder seguir trabajando haciendo aquello que le gusta: "En este oficio uno no se jubila nunca, depende de las ofertas que te hagan: trabajamos en la medida en que nos ofrezcan un micrófono, una cámara o una página de periódico. Por tanto, no podemos decidir por nuestra sola cuenta lo que vamos a hacer. Yo estoy teniendo la oportunidad de recibir ofertas y me siento muy halagado y privilegiado".
Habrá quien prefiriera ver a Iñaki en televisión con un programa que mirase menos al futuro y más al presente político; él lo explica: "No es que esté cansado de hacer entrevistas políticas, pero he hecho muchas. Pero ya soy consciente de que estoy en mi penúltima jugada y me gustaría moverme en un campo en el que avizorar el horizonte más que pasear por las zonas por las que ya he paseado".
Preguntado sobre la televisión como medio informativo y si muchos programas que, en teoría, son de actualidad, de análisis político, no caen con frecuencia en el show: "El carácter de espectáculo de la televisión se ha apoderado de toda la televisión. Es natural, forma parte de su esencia. La televisión es espectáculo y se rige por las reglas y el código del espectáculo. Suele entrar en colisión en los espacios informativos donde la lógica del espectáculo tiene que jugar un pulso con la lógica de la información que no siempre es la misma", afirma.
Y si el papel de la televisión como medio de información da para debatir largo y tendido con esa difusa frontera entre lo que es periodismo y lo que se adentra en el espectáculo, Gabilondo tiene menos dudas cuando se le pregunta sobre las televisiones públicas y el sentimiento que impera entre los ciudadanos de que no son más que meros instrumentos de propaganda al servicio del gobierno de turno. "En España no ha habido televisión pública como tal. Ha habido muchos programas de televisión pública y grandes profesionales; pero la televisión pública como tal no ha existido mucho tiempo. Hemos tenido la televisión privada de Suárez, la televisión privada de González, la televisión privada de Aznar… porque con la victoria electoral era como que te regalaban una televisión y una caja de ahorros. Ese es un pensamiento que se ha metido en la sociedad y que forma parte del disco duro de los gobiernos", opina.
No solo los ciudadanos de a pie muestran el convencimiento de que los Entes públicos -tanto en el ámbito de la televisión estatal como en la autonómica- se han corrompido y politizado al servicio de los diferentes gobiernos que los han controlado; sino que, cada vez más, se suman a ese discurso políticos de uno y otro bando que, generalizando, admiten que en España no se han hecho las cosas bien con la televisión pública: "Naturalmente, [los políticos] no lo defienden porque saben que es indefendible. Saben, además, que ha habido un rechazo creciente. Ha habido experiencias interesantes, en la época de Fran Llorente en TVE, que demuestran que es muy posible hacer una televisión pública, pero se juega con resistencia. Todavía sigue existiendo esa especie de pensamiento enfermizo que consiste en que: he ganado las elecciones, tengo un derecho añadido sobre la televisión", apunta Gabilondo que ocupó la dirección de Informativos de TVE en 1981 y que, posteriormente, ha llegado a conducir o participar en programas de Televisión Española y de alguna autonómica. Es Iñaki un hombre de radio que conoce muy bien la televisión.
En ella, en su penúltimo proyecto -como le gusta definirlo- mira al frente, al futuro. Lo hace con esperanza más que con optimismo. La esperanza de que todo lo bueno que se está fraguando ahora se imponga a todo lo malo que parece que puede venir. De cualquier modo, los ciudadanos de dentro de 25 años, como los de hoy, tendrán que lidiar con el mundo que les toque: "La gente joven nos mira a nosotros y nos dice: 'vaya mierda de mundo que nos habéis dejado'. Cuando yo era joven, miraba al país que me habían dejado mis padres y era una dictadura, con un país partido en dos… Cada uno torea en la plaza que le toca. Desde luego, hay algunas cosas de las que no estamos orgullosos".