Los "desagradables" SMS de Rita Barberá
En el PP algunos consideran que sus mensajes son “amenazas”, otros piensan que ejerce “una enorme presión”, mientras hay quien la defiende recordando su “fuerte carácter”. La exalcaldesa “utiliza todas sus armas” y ahora dice que, si la expulsan, llevará a los tribunales a su partido
Madrid
En el PP tienen un problema con los SMS y últimamente, con Rita Barberá, más aún. En las filas populares cuentan que la exalcadesa de Valencia manda mensajes “muy desagradables”. “Cuidado con lo que dices”, “te has pasado mucho”, “eso se paga”, son sólo algunos de los comentarios que sus compañeros de partido dicen haber recibido.
Algunos conservadores consideran que son todo “amenazas”. Pero otros, los que la conocen bien, creen que no se debe elevar a esa categoría. “Es la forma de ser de Rita”, comentan. A su juicio, se está exagerando mucho. Recuerdan que tiene un “carácter muy fuerte” y la justifican, incidiendo en que atraviesa un mal momento. “Está acostumbrada a mandar, a serlo todo y ahora es: o estás conmigo o estás contra mí”, explica un alto cargo del PP.
Pero no todos son tan comprensivos y dicen que no tienen por qué soportar el tono con el que se dirige a ellos. También con llamadas. Hay quien se confiesa completamente “harto” de sus recados. Algunos se sienten “agobiados” y otros hablan de “enorme presión”. Diferentes formas de describir la asfixia que les provoca. Varios dirigentes cuentan a la Cadena SER que les bombardea. “Manda muchísimos mensajes y a todo el mundo”.
Además, la exalcaldesa lanza ahora entre sus advertencias que, si la expulsan, llevará a su partido a los tribunales. Se acoge a los Estatutos del PP. En el artículo 18.8 a) figura que “desde el momento en que se tenga conocimiento de la existencia de una imputación judicial a un afiliado se procederá a la apertura de un expediente disciplinario en el momento el que se produzca el señalamiento del juicio oral del procedimiento”. A eso se aferra ella para que no la puedan suspender de militancia. El juez le ofreció la posibilidad de declarar voluntariamente y en su comparecencia dijo que colaboraría pero sin especificar si acudirá o, si para evitar la foto, enviará un escrito de alegación.
En el PP valenciano también cuentan que Barberá se ve cada vez más sola en el partido y, por eso, “utiliza sus armas”. “Ahora está apretando a los concejales, que pensaban irse en cuanto se levantara el secreto de sumario. Les pide que no se vayan, que no pasen al Grupo Mixto ni renuncien al acta. Les ha vendido que se van a defender todos juntos, haciendo piña, porque sabe que si no su situación se complica”, indica en el PP valenciano.
El pasado martes, cuando fue al Senado, Barberá avisó a algunos senadores para comer juntos. Fuentes del PP sostienen que entró triunfal y se fue derrotada. Venía de dar una rueda de prensa y ya había hablado con Rajoy y Cospedal. Pero cuando se conocieron las declaraciones de Maroto y Casado, se le torció el gesto. Los que hablaron con ella, entonces, cuentan que los criticó duramente. “Vino a decir que los vicesecretarios son unos impresentables”, comenta alguien que la saludó.
Pero aún quedaba tarde por delante. Llegó la noticia de que se le abría un expediente informativo y cada vez estaba “más alterada”. “Le tocó la moral porque, aunque con ese paso no haya sanción ni deje de ser afiliada, ella sólo se queda con que la gente lee que su partido le ha abierto una investigación”, explican dentro del PPCV. El Pleno duró hasta pasada la media noche y, por eso mismo, fue allí donde vio la primera del diario La Razón con la captura de su móvil. Algo que la dejó “tremendamente preocupada”. Pedía que la defendiesen y cargaba contra Isabel Bonig, la presidenta de la formación regional. No era la primera vez. A esta ya le había enviado unos cuantos avisos.
En el PP dicen que tuvo suerte de que en la portada del periódico no apareciera ningún mensaje comprometido. Y cuando se marchó de la Cámara Alta, los que estaban con ella, comentan que la vieron irse “encendida”. Pero, a pesar de la foto, Barberá no desistió y, según cuentan en la dirección del PP, en los días posteriores lejos de cesar, redobló sus arremetidas.
En el comité de dirección sostienen que no le tienen ningún miedo. Aseguran que ella nunca ha mandado un mensaje de extorsión, del tipo “voy a hablar si no me ayudáis…” y no piensan que vaya a llegar tan lejos. Aunque algunos no se fían después de lo vivido con Luis Bárcenas o con Pedro Gómez de la Serna.
Algunos no olvidan cómo en su día el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, le paró los pies. “Que amenace lo que quiera… Pero para tener un mensaje amenazante habrá que tener algo con lo que se pueda amenazar y aquí no hay ninguna amenaza que se pueda hacer", respondió en una rueda de prensa a finales de febrero cuando le preguntaron por todo este tema. Una comparecencia en la que terminó señalando a Barberá el camino a seguir: “Hay vida fuera de la política". Eso es lo que la mayoría en el PP quiere. Les gustaría que se fuera, pero ella se aferra a su escaño.