Ferraz retrasa el congreso del PSOE tras constatar el "consenso" en el partido
Este escenario era el preferido por el PSOE andaluz que, pese a lanzar el mensaje de que Susana Díaz estaba dispuesta a presentarse al congreso, prefería que la presidenta no tuviera que renunciar a la Junta para comparecer en unas hipotéticas elecciones generales el 26 de junio
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Madrid
El periodo congresual del PSOE arrancaba en dos semanas con la gobernabilidad de España aún pendiente y con la amenaza de unas nuevas elecciones en dos meses. Éste es el motivo por el que Ferraz ha decidido retrasar el cónclave, pero buscando que esa decisión pueda ser apuntada como una maniobra de Pedro Sánchez y asegurando que es fruto del consenso del partido. También en el PSOE-A preferían aplazar el choque, aunque evitan confesarlo públicamente para no dar muestras de debilidad ante los seguidores de Susana Díaz. La dirección federal ha comunicado la decisión este lunes a las federaciones tras sopesar la decisión en un ambiente de tensión interna, contradicciones y medias verdades que rodea desde hace meses la celebración del 39º Congreso Federal del PSOE en el que inevitablemente medirán sus fuerzas el líder socialista y sus detractores, aglutinados en torno a la figura de Susana Díaz.
Este cónclave ha sido el caballo de batalla desde el día después de las elecciones. Tras conocer las intenciones iniciales de Ferraz de retrasarlo, en el comité federal del 28 de diciembre, el primero tras los comicios, los secretarios generales críticos defendieron que había que celebrar ese cónclave "cuando toca", más allá de las fechas de la gobernabilidad que esgrimía en aquel momento Pedro Sánchez, que quería aire para poder negociar una posible investidura. Fruto de esa presión, Ferraz convocó otro comité federal para fijar el congreso, que finalmente quedó convocado para la fecha que los dirigentes críticos forzaron en oposición al planteamiento inicial de la dirección federal. La propuesta que salió adelante hacía arrancar el proceso interno el próximo 11 de abril (con margen aún para evitar elecciones hasta el 3 de mayo) para que los militantes del PSOE puedan votar al secretario general el 8 de mayo en unas primarias internas.
La fecha que se aprobó fue la que impulsaron Andalucía y el resto de federaciones críticas que, según admiten fuentes de este sector, no contaban entonces con que Pedro Sánchez siguiese teniendo oxígeno tras dos votaciones de investidura fallida. El escenario ha cambiado y de ahí que haya secretarios generales como Javier Lambán o Guillermo Fernández Vara que públicamente ya hayan pedido su retraso, mientras la dirigente a la que apuntan todas las miradas, Susana Díaz, ha guardado silencio oficial.
Fuentes socialistas andaluzas y del entorno de Díaz han trasladado en privado en estos días que la líder del PSOE-A estaba dispuesta a dar el paso, fuera en la fecha que fuera el cónclave, intensificando ese mensaje cada vez que alguien de Ferraz daba muestras de querer mantener el calendario aprobado. Argumentaban esas fuentes que no se podía ir a un congreso "de trámite" con la situación interna que tiene el PSOE. Dado que la gobernabilidad de España sigue pendiente, también los socialsitas andaluces prefería el aplazamiento, aunque la federación andaluza haya evitado deliberadamente pronunciarse públicamente para no cargar con el desgaste de desdecirse de su propuesta. De cualquier forma, fuentes de la dirección regional han venido defendiendo que sería "lo lógico", que nadie entendería que Ferraz antepusiera los intereses del partido y, en este caso, los del secretario general a los tiempos de la gobernabilidad (el mismo argumento que en diciembre utilizaba la cúpula federal pero ahora en boca de sus críticos).
En público sí que hay secretarios generales que han defendido el retraso de ese cónclave, entre otras cosas, porque es el mejor de los escenarios para Susana Díaz, que evitaría así tener que presentarse al proceso interno en mayo e inmediatamente después, con bastante probabilidad, a unas primarias abiertas para ser candidata a las elecciones generales, el 26 de junio. Según fuentes del PSOE-A, para Díaz es mejor poder hacer compatible el liderazgo del partido con la Presidencia de la Junta de Andalucía, dejando en ese caso vía libre a Pedro Sánchez para ser candidato si se abren las urnas de nuevo.
Pese a ello, en Ferraz no han querido ceder hasta ahora. Han mantenido el pulso porque daban por hecho que nadie disputaría el liderazgo a Pedro Sánchez en este momento. Contaban con que, después de la consulta a la militancia y de que líder del PSOE no haya roto ninguna de las condiciones impuestas por los críticos en la negociación, a Susana Díaz le faltaba un relato fuerte para plantarle cara en un congreso. De ahí que hubiera sectores de Ferraz, sobre todo el secretario de Organización, César Luena, que defendieran que había que mantener el calendario que está en vigor, contando con que si Díaz no planta cara ahora quedaría neutralizada como opositora interna en el futuro. En cualquier caso, el propio secretario general ya había dicho públicamente que su prioridad serán los intereses de España y que la decisión que se tome será por consenso.
Antes de anunciar su decisión, Ferraz ha querido que se retraten algunas federaciones críticas, dejando en evidencia las contradicciones de su discurso en una clara estrategia de desgaste del contrario, intentando que las aspiraciones de los opositores de Sánchez sean identificadas como una mera lucha de poder. Una vez desplegada esa estrategia, Ferraz propone "por consenso" retrasar el Congreso hasta que haya un Gobierno en España.
Será en el Comité Federal del PSOE del 2 de abril en el que se tome la decisión definitiva. Lo previsible que ambos sectores peleen, en privado, por acentuar las debilidades del contrario: Ferraz pondrá el acento en que la fecha se cambia porque así lo han pedido quienes decidieron que el congreso tenía que adelantarse y desde el entorno de Susana Díaz habrá quien defienda que si Pedro Sánchez no se atreve a celebrar el cónclave ahora es porque no tiene la fuerza suficiente para ganarle a la presidenta andaluza.