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Movilización en Francia contra una reforma laboral aguada

Las protestas realizadas en las últimas semanas llevaron al primer ministro a suavizarlo, por lo que ya se parece muy poco al inicial, inspirado en la reforma española

Numerosas personas participan en una manifestación en París contra la reforma laboral de Valls / IAN LANGSDON (EFE)

Numerosas personas participan en una manifestación en París contra la reforma laboral de Valls

París

La cuarta movilización contra la reforma laboral que ha presentado el Gobierno de Manuel Valls tiene incidencia sobre todo en los transportes: aeropuertos, tráfico aéreo y ferrocarril. Y atascos un poco más largos en las autopistas de entrada a la capital. Pero el metro de París, circula con regularidad casi absoluta y otros servicios no han notado el seguimiento. Los piquetes en liceos y los enfrentamientos violentos de algunos manifestantes con la policía, logran en cambio los titulares de la jornada.

Los sindicatos convocantes no han logrado ni de lejos bloquear París. Pero han sacado a la calle 1,2 millones de personas en todo el país, según los sindicatos, y a solo 200.000, según la policía. Uno de cada 10 liceos (colegios de secundaria) ha cerrado sus puertas.

Los franceses protestan por la reforma laboral, cuyo proyecto presentó el Gobierno de Manuel Valls la semana pasada y entrará para su trámite en la Asamblea Nacional el 5 de abril. Las protestas realizadas en las últimas semanas llevaron al primer ministro a suavizarlo, por lo que ya se parece muy poco al inicial, inspirado en la reforma española. Sindicatos más moderados como la CFDT ( de inspiración socialista) se descolgó de la movilización.

Se ha eliminado del texto legal el tope inicialmente fijado para las indemnizaciones por despido abusivo; Se mantienen las 35 horas legales de tiempo de trabajo semanal, y las 48 de “tiempo máximo legal”, ambos símbolos para la izquierda francesa. Con la nueva norma será posible esquivar esa semana laboral más fácilmente mediante acuerdos entre los asalariados. En general la ley proporciona más poder a la negociación colectiva a nivel empresarial, en detrimento de la sindical.

El punto más conflictivo de la nueva ley si llega a ver la luz, es el de la flexibilización de las causas de despido económico cuando las sociedades declaren pérdidas. El texto señala ese mínimo de cuatro trimestres de pérdidas, algo que incluso no contenta a las patronales, pues consideran ese período demasiado largo para las Pymes. La responsable de Trabajo, Myriam El Khomri, tendrá que hacer de equilibrista para defender la ley en el Parlamento.

El proyecto de ley no toca tampoco las indemnizaciones de paro, que son más altas que las medias de su entorno (Alemania, Italia Reino Unido y España); tienen un límite muy alto (4.500 euros) y sobre todo son más largas .

Con lo único que está todo el mundo de acuerdo en Francia es con la inoportunidad para presentar la reforma. A sólo doce meses de nuevas elecciones parlamentarias y presidenciales. Y con un presidente y Gobiernos muy impopulares, que hasta ahora no han podido presentar ningún éxito económico. Economistas como Thomas Piketty creen que sólo provocará más precarización en el empleo. El recién Nobel francés de Economía, Jean Tirol y una docena de economistas exigen ir todavía más allá: rebajar el coste de despido, reducir los costes empresariales, crear un bonus-malus para las empresas para fomentar el empleo e invertir y mejorar en formación.

Francia contaba al terminar 2015 con una tasa de paro del 10,2%. En febrero volvió a subir el desempleo, por séptimo trimestre consecutivo, dato que muestra que Francia es uno de los países de la UE donde la situación laboral se resiste a mejorar. Desde que Hollande llegó al poder en 2012 el número de parados ha aumentado en más de 600.000, para pasar la barrera de 3,5 millones, mientras 2 millones tiene un empleo parcial o precario.

 
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