Las semifinales son para el Atlético

Madrid

Simeone no se cansa de hacer historia con el Atlético y vuelve a poner a su equipo en las semifinales de la Champions, la competición que quita el sueño a muchos aficionados rojiblancos, tras un partido de vuelta en el que por primera vez le ganó la partida a Luis Enrique con su libreto de siempre, el del trabajo, el orden, la concentración... y la ilusión.

El comienzo del partido solo echó de menos a un protagonista: Fernando Torres. Pero el delantero colchonero tuvo en Carrasco a un sustituto que cumplió más que de sobra. Con él se completó un dúo de planteles a la altura de esta vuelta de los cuartos de final de la Champions en la que el Atlético se plantó sin especular.

Tiró primero a puerta, controló el juego, no dejó espacios al tridente y logró el objetivo de abrir el marcador antes del descanso. El Barcelona fue un equipo difícilmente reconocible en la primera mitad. La posesión no tuvo consecuencias, no hubo desmarques, el tridente no apareció…

El carácter y la concentración de los rojiblancos pudo con la calidad sobrehumana de los de Luis Enrique. Y ese control del partido se tradujo en ocasiones para los locales. Gabi tiró por encima del marco nada más arrancar el choque. Luego avisó Carrasco y Griezmann se sumó peinando un balón que atajó Ter Stegen.

El alemán tuvo mucho más trabajo que Oblak, al que en la primera parte casi ni le tiraron. Lo intentó Messi en un libre directo que no cogió portería. Y luego Neymar con un disparo colocado a la escuadra pero que no tuvo la potencia suficiente como amenazar al esloveno.

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Cabezazo de Griezmann

Para cuando disparó el brasileño el Atlético ya se había adelantado en el marcador. Lo hizo en una jugada en la que el Barça lo hizo todo mal. Porque Alba perdió la pelota en una zona donde está prohibido hacerlo. Saúl aprovechó el regalo para meter el balón al área a un Griezman al que los centrales de Luis Enrique dejaron vía libre para rematar. Su cabezazo fue el 1-0, el resultado que todo el Calderón firmaba en ese minuto y en el 90.

Y aunque el Barcelona pareció querer algo más, el Atlético no se sintió demasiado presionado. El campeón de la Champions llegó al descanso contra las cuerdas, necesitado de un gol para darle la vuelta a la situación pero con la sensación de que lograrlo iba a ser más difícil que en otras ocasiones dada la falta de fluidez del equipo y la escasa participación de sus hombres más determinantes.

En el regreso de los vestuarios el Atlético volvió a asustar al Barcelona con un balón al larguero de Saúl. Sin embargo, los azulgranas reaccionaron y empezaron a jugar mucho más cerca del área contraria, llegando incluso a poner a Piqué en busca de cualquier remate cuando la ocasión lo requería. A punto estuvo de lograr el empate el central, pero Gabi impidió su remate gracias a su capacidad de anticipación.

Arreón azulgrana

A falta de media hora el Barça confirmó que, por fin, estaba dispuesto a todo por un puesto en las semifinales de la Champions. Eso sí, a veces dejando espacios para contras tan peligrosas como la que terminó con una parada de Ter Stegen a disparo de Griezmann.

Luis Enrique probó con dos nuevos ingredientes. Entraron Sergi Roberto y Arda Turan (recibido con pitos por sus antiguos aficionados) por Alves y Rakitic. Cambió poco las cosas, porque el equipo catalán ya estaba decidido a morir por la causa.

Luis Suárez apareció protegiendo bien la bola y disparando a las manos de Oblak. Luego cabeceó otra bola que atajó sin problemas el esloveno pero en la que Godín se llevó un importante codazo que le costó la cartulina amarilla.

No pararon de buscar al delantero tanto Messi como Iniesta. El Atlético ya no tenía más remedio que tapar todos los espacios y correr a la contra si tocaba. Pero eso es algo que los rojiblancos saben hacer mejor que nadie.

Sin embargo, el Atlético sufrió más que nunca y Oblak tuvo que emplearse a fondo. Pero una contra sirvió para rematar la eliminatoria. Condujo Filipe Luis hasta que su último centro lo cortó Iniesta con la mano en su área. Griezmann se dirigió al punto de penalti para hacer el 2-0 y meter al Atlético en el sorteo de semifinales del viernes.

Ayudó en parte que el colegiado se equivocó cuando pitó fuera del área una clara mano de Gabi. Era penalti y segunda amarilla para el jugador rojiblanco. Pero Rizzoli se equivocó y privó al Barcelona de una ocasión inmejorable para conquistar la prórroga.

Esta vez Simeone le ganó la partida a Luis Enrique. Cuando más lo necesitaba, cuando más lo deseaba el Calderón, un campo que volverá a apoyar a su equipo en busca de una nueva final de la Champions en la que saldar la enorme deuda que esta competición tiene con los rojiblancos.