El Atlético da un paso de gigante a Milán

Madrid

El Atlético es coraje, es corazón, es garra, es lucha y es el favorito de su serie. Ganó al Bayern de Múnich, a la máquina alemana creada por Guardiola para ganar la Champions y que deberá remontar en el Allianz ante los muchachos del Cholo, que parten con ventaja en el viaje a Milán, sede de la final.

Sobre el papel el Atlético de Madrid tiene uno, quizá dos, jugadores de su plantilla en el top 20 de jugadores del mundo, sobre el papel Fernando Torres ya pasó su mejor época o Saúl es solo un canterano. Pero sobre el césped el Atlético fue mejor y está más cerca de la final que cualquier otro de los cuatro semifinalistas.

¿Cómo? Esto es fútbol. Y es maravilloso. Un deporte que consigue que 55.000 personas griten a una sola voz para darle impulso al Atlético, un impulso que sirvió a Saúl Ñíguez, que agarró un balón y empezó a regatear jugadores. Uno, dos, tres, amago y disparo pegado al poste. Gol. Golazo. Un tanto que llevó el éxtasis al Vicente Calderón.

El gol a los diez minutos fue clave en el partido. El Atlético logró lo más difícil cuando aún el Bayern estaba despertándose. Y sí, el Bayern despertó. Y de qué manera.

La segunda parte fue un vendaval sobre la portería de un segurísimo Oblak. Alaba disparó al larguero, Javi Martínez remató de cabeza y obligó a Oblak a un paradón, Douglas costa se pasó unos centímetros por encima del travesaño... acoso y derribo de un Guardiola que dio entrada a Ribéry y a Müller en busca del gol.

Pero no, Augusto dijo que no, que todos los balones se quedarían en sus pies. Y Giménez y Savic, que despejaron todo lo que llegó.

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El Atlético sufrió muchísimo, es el Atlético, ¿alguien esperaba otra cosa? Aún así estuvo muy cerca de irse con dos goles de ventaja a Alemania. A quince minutos para el final el Atlético encontró su ocasión. Griezmann robó un balón, corrió todo el campo y habilitó a Torres, que hizo un recorte perfecto y disparó. El balón se fue al poste. Hubiera sido el 2-0, hubiera sido perfecto, no hubiera sido el Atlético del Cholo. Múnich vuelve a ser, 42 años después, el lugar donde sufrirán los colchoneros, el lugar donde soñarán con una nueva final de Champions.