Ocio y cultura

Cela: "Me cago en mi padre, pero eres la mujer más perfecta de la tierra"

El hijo del Premio Nobel publica 'Cela, piel adentro', un libro que se nutre de las cartas cruzadas entre su padres, Charo Conde y Camilo José Cela

Camilo José Cela Conde, hijo de Camilio José Cela, durante la presentación de su libro "Cela, piel adentro" / J. J. Guillén EFE

Madrid

Cuando muere Charo Conde, primera mujer de Camilo José Cela, su hijo recupera unos arcones de cartón en los que su madre había ido guardando carpetas llenas de papeles y manuscritos del Premio Nobel, además de poemas inéditos, artículos y un par de obras de teatro inacabadas. Y Camilo José Cela Conde se encuentra con las cartas que se intercambiaron sus padres durante años. Mil cartas. Cartas que, aunque no tienen una prosa formalmente tan cuidada como la de sus obras, están "cojonudamente bien escritas", según su hijo, que cree que el Nobel "no bajaba nunca la guardia".

En 2015, la editorial Destino propone al hijo de Cela que revise y actualice su libro 'Cela, mi padre', para su publicación con motivo del centenario de su nacimiento. Y Cela Conde decide pasar ese libro, escrito en 1989, "por el tamiz de las cartas que se cruzaron Camilo José Cela y Charo" y mostrar así una faceta inédita de su padre, "antes de quedar devorado por el personaje que él mismo se creó, aunque en esencia se sentía como un vagabundo rebelde".

Fragmentos de varias de esas cartas alimentan 'Cela, piel adentro', aunque Cela Conde reconoce que no las ha leído todas, y retratan al escritor alejado de esa imagen de hombre que "parecía que se desayunaba un niño crudo todas las mañanas", para enseñar al hombre que en 1943 estuvo a punto de pedir dinero a su tío para montar un bar, un hombre "absolutamente agobiado, temeroso, lleno de altibajos, que pasaba de un extremo eufórico a uno depresivo". Un Camilo José Cela lleno de contradicciones, que el 5 de julio de 1948 escribe: "Hoy, la censura me ha tachado entero el artículo de Informaciones; la broma, como verás, es bastante pesada. En fin, paciencia, porque incomodarse, la verdad, no me merece la pena".

Su hijo se pregunta en este libro cómo es posible que su padre se ofreciera como confidente del régimen en 1938, ejerciera de censor en 1949 y, en medio, escribiera 'La familia de Pascual Duarte', y qué sentido tenía que al censor se le prohibieran dos libros. Cela, censor y censurado. Cela Conde responde que es posible, que "se puede cuando tu cabeza está metida en una espiral de contradicciones, de deseos insatisfechos y de dificultades para salir adelante y te agarras a cualquier clavo ardiendo que aparezca, y esas contradicciones están en la literatura de mi padre".

Un Cela contradictorio pero, sobre todo, un Cela enamorado: "Yo me cago en mi padre, pero soy capaz de matar a quien no reconozca que eres la mujer más perfecta de la tierra. ¡Viva tú!", escribe a Charo, reconociendo que lo hace "con una borrachera que no me lamo". "Te quiere con locura tu marido", "besos muy fuertes y violentos de tu rendido y enamorado marido" o "soy un desgraciado cuando estás lejos de mí" son frases habituales en las cartas que Cela escribe a su mujer. "Mi madre no ganó el Premio Nobel de Literatura, pero quería tanto a mi padre como mi padre quería a Charo y eso se ve muy bien en las cartas", dice su hijo, que añade: "la única diferencia es la que hay entre un gallego y una vasca. Los vascos son más contenidos en todo".

El hijo de Nobel reconoce que algunas cartas han llegado a sobrecogerle de forma especial, sobre todo aquellas en "las que lanza un grito de socorro, en las que dice 'estoy solo, me siento solo y desesperado, abandonado... y, aunque esto pueda parecer ridículo, cuando está en América, con un océano por medio parece que la sensación de lejanía se acentúa". Cela Conde confiesa que le "ha sobrecogido ver ese lamento, que no creía que fuera posible porque yo creía que mi padre estaba en condiciones de salir adelante como fuera y al final resulta que el lema de su escudo nobiliario -el que resiste, gana- en realidad es una tautología".

El hijo del Nobel niega que tras la lectura de estas cartas se haya reconciliado con su padre, porque "no tenía nada que echarle en cara", pero lo que sí le ha permitido es "acercarme mucho más a él porque yo también soy una persona insegura que levanto un escudo".

El libro solo recoge algunas cartas -todas de Cela, ninguna de Charo Conde- y el resto, ha explicado Cela Conde, estará a disposición de investigadores y se irán publicando próximamente en prensa.

 
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