Elecciones 23 de julio

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¿Cuál será la estrategia de campaña de Alberto Garzón?

IU mantendrá su programa y señas de identidad para no perder a sus votantes pero buscará aparcar las diferencias en el relato común con Podemos para presentar la confluencia como única garantía de cambio frente al PP

Alberto Garzón -en una foto de archivo- tendrá su propia caravana electoral / Fernando Alvarado (EFE)

Alberto Garzón -en una foto de archivo- tendrá su propia caravana electoral

Madrid

Tantas veces víctima del voto útil, y fruto de su alianza con Podemos, Izquierda Unida salta esta vez a la arena electoral como parte de una alternativa real al gobierno de la derecha, la única oferta electoral novedosa que puede romper el bloqueo y alterar el resultado del 20D, "la única que puede asegurar al 100%" que no pactará ni por acción ni por omisión con el PP, la única que tiene claras sus alianzas postelectorales, la única garantía de cambio, en definitiva, frente a la gran coalición".

Así figura en el borrador del Plan de Campaña, elaborado por IU, y al que ha tenido acceso la Cadena SER. Una estrategia "a la ofensiva", que confronta directamente con el PP como rival electoral por el Gobierno y que pivota sobre dos ejes, el de la unidad y la diversidad. Un enfoque que se traducirá en una doble campaña: una caravana propia de Alberto Garzón, con el objetivo de movilizar a las bases y no perder por el camino votantes críticos con el acuerdo con Podemos, y actos conjuntos con la formación morada y las confluencias, en una estrategia coral que aúne actores diferentes para "sumar todos los votos de ruptura" en el intento definitivo de romper el bipartidismo.

Los respectivos responsables de campaña de Podemos e IU, Iñigo Errejón y Clara Alonso, mantuvieron ayer martes su primera reunión para trabajar en la coordinación de la campaña de la coalición electoral. Aunque no hay un calendario definitivo, la intención de IU es poder cerrar entre cuatro y cinco grandes mítines corales con la presencia de Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Ada Colau, Mónica Oltra y José Manuel Beiras, además de los alcaldes del cambio.

Paralelamente IU tendrá su propia campaña diferenciada, liderada por Alberto Garzón en la que se incidirá en hacer pedagogía para "explicar bien el acuerdo", en un intento de amarrar los votos del 20D para que la confluencia sume y multiplique, neutralizando la desafección de quienes temen una campaña descafeinada de una IU rendida a Podemos. Esa campaña mantendrá el programa electoral con el que la coalición concurrió a las urnas el 20D y que incluye algunas de las señas de identidad históricas de IU y que a su vez marcan distancias con Podemos: la defensa del sistema republicano, el no a la OTAN, o la nacionalización de las empresas energéticas. Pese a ello, el plan de campaña remarca que "el relato común debe aparcar las diferencias de enfoque del pasado reciente". Dicho de otro modo, se hará hincapié en  todo aquello que une a ambas fuerzas, reflejado en el acuerdo de 50 puntos de mínimos programáticos pactados con Podemos. 

Un encaje no exento de dificultades, el propio documento de IU admite que "pueden surgir problemas y contradicciones" pero apuesta por generar dinámicas de trabajo comunes que permitan "perder el mínimo de energías en conflictos", poniendo la diversidad de planteamientos como un valor y no como un problema. De hecho, ese será uno de los puntos que defenderá la candidatura, la voluntad de acordar para lograr un propósito común superior, defender el interés de la mayoría presentándose como la única alternativa real al PP.

"La estrategia del miedo del PP y la crisis del PSOE"

El plan de campaña de IU se detiene también en analizar las estrategias de los rivales electorales y las respuestas a los mensajes que ya han empezado a cruzarse las distintas fuerzas políticas.

La coalición asume como un hecho que se convertirá en diana de ataques agresivos por parte del PP que pretenden demonizar la confluencia como una opción radical y extremista, resucitando el fantasma del comunismo como quintaesencia de todos los males, y , sobre todo, presentándola como una amenaza a la estabilidad, seguridad y unidad de España.

Frente al mensaje del miedo, IU propone responder en positivo, "con humor y alegría revolucionaria" sin victimismo,  ni denuncias de campañas orquestadas, recordando que el PP es el partido de la corrupción y los recortes, además del que no puede pactar con nadie. Y frente a los mensajes de inestabilidad, uno de responsabilidad y compromiso con la mayoría: "el país no se va a desmoronar" si gobierna Unidos Podemos.

Del PSOE, la estrategia de campaña remarcará que se trata de un partido en crisis con un líder, Pedro Sánchez, defenestrado internamente de antemano si no gana y debilitado entre el electorado de izquierdas por su acuerdo con Ciudadanos.

Del partido de Albert Rivera se destaca sus dificultades para seguir vendiéndose como "lo nuevo" cuando ha actuado como sostén del viejo bipartidismo, al tiempo que se señala que puede ser víctima del "voto útil" que podría recibir el PP en su intento por frenar a Unidos Podemos.

 IU apuesta por un tono de campaña basado en la ilusión y el optimismo, alejado de la prepotencia, que ponga en valor el diálogo y las alianzas en la defensa de un giro radical de las políticas económicas y una apuesta inequívoca por la regeneración democrática. Se trata de reforzar la idea de "juntos sí se puede". Para ello, el plan de campaña apuesta por un tercer eje, extra-político, que permita implicar "al mundo de la cultura, el activismo social o el sindicalismo". También remarca la necesidad de trasladar la imagen de que esta confluencia no se plantea como una necesidad de las organizaciones que la integran sino que persigue beneficiar a la mayoría. Un intento de neutralizar las acusaciones de "matrimonio de conveniencia" rubricado a toda prisa y por mero tacticismo, después de los desencuentros del pasado reciente entre Podemos e IU.

Por primera vez, Izquierda Unida no recurrirá a un préstamo bancario para financiar la campaña y pedirá aportaciones voluntarias a sus bases y cargos públicos de entre 200 y 1000 euros, que se reintegrarán después con cargo a las subvenciones por resultados electorales. El presupuesto global no llegará al millón de euros, casi una tercera parte de lo gastado en diciembre (entonces el presupuesto fue de cerca de 2,5 millones). En cuanto a los debates y presencia en medios públicos y privados, la coalición quiere que esa representación sea proporcional al acuerdo estatal firmado con Podemos.

 
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