Internacional
PROTESTA CONTRA LA REFORMA LABORAL EN FRANCIA

Las protestas en Francia se extienden a las centrales nucleares y a las carreteras

Varios sectores permanecen en huelga mientras el Gobierno de Manuel Valls asegura que “se hará todo lo necesario” para garantizar los servicios públicos y la actividad económica

Los franceses bloquean puentes y carreteras además de plantas de energía

Continúan las protestas en Francia contra la reforma laboral

París

Un túnel bloqueado en Marsella, un puente en Normandía, los accesos a Perpiñán y una caravana de feriantes entorpece la entrada este a la capital francesa. Son imágenes de mucho alboroto con el que se han desayunado los franceses. Con relativamente pocos manifestantes en puntos muy estratégicos de Francia, la protesta de la Confederación General de Trabajadores (CGT) contra la reforma laboral prosigue su marcha, con gran eco en los medios. Este jueves los sindicalistas han conseguido de nuevo interrumpir la distribución de los mayores periódicos del país, al haberse negado estos a publicar una tribuna del presidente de la CGT, Philippe Martínez. “Nuestros lectores son las víctimas de un conflicto estrictamente político que enfrenta al a CGT y al Gobierno", ha denunciado el sindicato de la prensa diaria nacional (SPQN).

Según el ministerio de Transportes, la situación en las refinerías y depósitos de petróleo había mejorado este jueves y muchas gasolineras habían logrado ser abastecidas. En cambio los paros habían alcanzado a la mayor eléctrica del país, EDF que controla las 19 plantas nucleares con 58 reactores. Hasta ahora los piquetes no han logrado bloquear las plantas atómicas y ni siquiera han influido en la producción de energía. El primer ministro Manuel Valls ha reiterado en BFMTV que “el Gobierno seguirá liberando las plantas bloqueadas (en jornadas anteriores fueron las refinerías y depósitos de petróleo). “No descartamos ninguna posibilidad para hacer cumplir la ley que y garantizar el derecho de suministro de los franceses”.

Al tiempo Valls ha apelado a la “responsabilidad de los trabajadores” en industrias claves como las eléctricas, justo cuando la economía se acelera (el PIB crece al 1,5%) y comienza a mejorar el mercado laboral (por segundo mes consecutivo se ha reducido el número de desempleados).

Valls ha vuelto a denunciar que la CGT, “un sindicato minoritario”, está chantajeando a los franceses y al Gobierno. En efecto esta organización sindical histórica solo representa al 3% de los trabajadores, pero sigue siendo mayoritaria en delegados. En los últimos años, debido a su radicalización, ha perdido el control en grandes empresas del país a favor del CFDT, y otros sindicatos reformistas.

Los ferroviarios hacen huelga este jueves también, con menor intensidad que en el pasado. Su protesta tiene que ver con la liberalización del sector que exige la UE y no con la reforma laboral aprobada por decreto, pero que ha sido suavizada en el trámite parlamentario.

Valls repitió este jueves que el Ejecutivo “no cambiará la filosofía” de la ley, que prioriza los acuerdos dentro de las empresas en detrimento de los sectoriales, lo que más duele a la CGT. El proyecto aumenta los derechos de los jóvenes (el Estado pagará la mutua a los estudiantes y un salario puente entre el diploma y primer empleo). Y también el de los trabajadores en general al crear la llamada “cuenta personal de actividad”, una especie de mochila donde los franceses podrán acumular sus derechos, independientemente del contrato y sector en el que desarrollen su actividad. El proyecto facilitaba el despido en las empresas que justifiquen problemas económicos, pero este apartado ha sido modificado y nadie sabe cuál será su contenido final.

 
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